- Foto: Archivo AMC.
Nuestro país ha vivido momentos recientes de suma emergencia por los desastres naturales, que desafortunadamente han costado muchas vidas y han lesionado de muchas maneras nuestro entorno. Estamos ante una situación trágica, muy compleja y delicada, que requerirá, como lo ha señalado el Presidente Peña Nieto, de la colaboración de todos y la coordinación adecuada de los esfuerzos para reducir los tiempos de recuperación, buscando mitigar los daños.
Hay que tener conciencia –y esta desgracia es prueba de esto- de que nuestra nación es parte de un planeta con grandes necesidades y desafíos regionales y globales en escala sin precedentes. Por ello, es fundamental, esencial, diseñar políticas públicas con visión de futuro y contexto de las grandes problemáticas que enfrentamos, como lo que estamos viviendo de desastres naturales, resultante en buena medida del cambio climático y de la falta de una cultura de resiliencia, para reducir los daños, los riesgos y la vulnerabilidad de nuestro país.
Los países avanzados invierten sostenidamente en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), muchos de ellos como parte de una política de Estado. Las naciones que han alcanzado un verdadero bienestar son las que más invierten en CTI y en educación. Por la extraordinaria riqueza de nuestro país, con sus grandes recursos, incluyendo los más de 115 millones de mexicanos, por la dimensión de su economía, México debe ser uno de los actores globales importantes.
Las reformas estructurales que ha promovido el Presidente Peña Nieto en Educación y en otros sectores, buscan una mejor nación. Nos estimula el compromiso del Presidente para tener un México con Educación de Calidad y en el cual la CTI se convierta en verdadera palanca de desarrollo económico y social sustentable. Por ello, el monto propuesto por el Presidente Peña en el presupuesto del ramo para 2014 que pasa de 70,300 a cerca de 82 mil millones –con un incremento de 20% para el Conacyt- conforme a su compromiso, va a fortalecer importantemente el sistema de CTI. Incrementos similares en años siguientes, facilitarían alcanzar el 1% del PIB para CTI, con una inversión equivalente a la de los países desarrollados. Lo anterior permitirá incrementar y consolidar el proceso de generación de conocimiento científico de frontera en nuestro país. No olvidar que el proceso inquisitivo de la investigación científica es intrínseco del espíritu y la mente humana, que persigue conocer y comprender nuestro entorno, incluyendo al propio individuo y a las sociedades humanas. También es indispensable involucrar este conocimiento así como la tecnología y la innovación que de él derivan, en el análisis y propuestas de mitigación y solución de muchas de las grandes necesidades, demandas y problemas nacionales, incluyendo la contaminación atmosférica y la destrucción de grandes espacios en el planeta y en nuestro país, en particular las selvas y la biodiversidad para producir alimento, energía y otros satisfactores. Y la problemática muy compleja del cambio climático de la cual somos testigos en estos días y que nos afectará permanentemente. En este sentido nos alientan y estimulan los esfuerzos recientes del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para apoyar proyectos relacionados con la atención a problemas nacionales, mediante una convocatoria inédita, así como al compromiso -por instrucción presidencial- de coordinar más eficientemente los esfuerzos en CTI con las Secretarías de Estado para atender problemáticas nacionales. Es fundamental para la soberanía del país, que las políticas públicas que se diseñen para contender con estas grandes catástrofes y necesidades consideren el conocimiento científico sólido, la tecnología y la innovación como elementos y estrategia para sustentar las decisiones del gobierno en todos sus niveles.
Tenemos en México grandes y excelentes instituciones públicas como la UNAM, el IPN, la UAM, el Conacyt y sus Centros Públicos de Investigación, los Institutos Nacionales de Salud y El Colegio Nacional (ECN), entre muchas otras y organizaciones como la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y la Academia Nacional de Medicina. Además contamos con expertos en lo individual en diferentes áreas, para orientar y apoyar al Presidente de la República en la toma de las muy difíciles decisiones que día a día y más en situaciones como la actual, debe ir asumiendo. Las instituciones académicas y de cultura, así como los integrantes de las mismas, especialmente hoy los miembros de ECN, estamos atentos, interesados y comprometidos para apoyar en estos esfuerzos.
Como ha sido señalado, una parte importante de los miembros de ECN han sido o somos científicos, incluyendo expertos en ciencias sociales. Entre ellos, mexicanos ejemplares que han generado contribuciones extraordinarias al conocimiento universal y al fortalecimiento de la educación y la Ciencia. Todos ellos son mexicanos notables comprometidos con la comprensión y el análisis de la naturaleza, del planeta y de nuestro país. También involucrados en el estudio de problemas, demandas nacionales, globales, y posibles soluciones. En particular en el área de las ciencias biológicas y de la salud, los miembros de El Colegio que ya fallecieron son Donato Alarcón, Carlos Casas-Campillo, Ignacio Chávez, Ramón de la Fuente, Ignacio González, Manuel Martínez-Báez, Isaac Ochoterena, Arturo Rosenblueth y Manuel Uribe. Los miembros activos en esta área son Jesús Kumate, Adolfo Martínez-Palomo, María Elena Medina-Mora, Ruy Pérez Tamayo, Ranulfo Romo, Pablo Rudomín, José Sarukhán, Guillermo Soberón y un servidor.
Permítaseme insistir sobre la importancia de contar con una estrategia necesaria, adecuada y coordinada de resiliencia frente a desastres a los que habrá que enfrentarse cada vez con mayor frecuencia. El Presidente de la República y sus colaboradores, de manera incansable, han participado en múltiples actividades a lo largo de varias semanas, para conocer los daños, organizar el auxilio y los apoyos. Han hecho una labor ejemplar de liderazgo para orientar y coordinar los esfuerzos encaminados a contender con los desastres. Existe un documento titulado “Desarrollo de la Resiliencia frente a Desastres Naturales y Tecnológicos” elaborado en 2012 por varias Academias de Ciencias del mundo –incluyendo la AMC- para los Mandatarios de las naciones, así como otros análisis de apoyo, que están a disposición para coadyuvar y sumar esfuerzos en estos asuntos, entendiendo la resiliencia como la habilidad que tiene un sistema y sus componentes para anticipar, amortiguar, adaptar o recuperarse de los efectos de un desastre mayor de forma oportuna y eficaz. La capacidad de resiliencia debe desarrollarse en las instituciones, a todos los niveles y sectores de la sociedad.
Existen, como Usted conoce, avances importantes en este sentido coordinados por la ONU, incluyendo la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Marco de Acción de Hyogo, adoptado por 168 países en 2005.
Entre las recomendaciones que señalan las Academias de Ciencias, sugieren que los gobiernos involucren de manera más importante al conocimiento científico y tecnológico, y a la comunidad científica nacional e internacional en estos esfuerzos.
Tenemos estructuras, instrumentos y conocimiento importantes sobre riesgos y desastres. Contamos con el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), el Fondo Nacional para Desastres Naturales –FONDEN- así como instancias como el CENAPRED y la CONAGUA que pueden reforzar sus capacidades. Contamos también con el liderazgo de la Secretaría de Gobernación para coordinar estos esfuerzos que deben consolidarse para avanzar más eficientemente en la atención y prevención de desastres.
Ciertamente hemos avanzado en nuestras capacidades para contender con desastres y prevenir riesgos, pero aún falta mucho por trabajar e invertir.
Sr. Presidente, reitero a usted que cuenta con el apoyo de integrantes comprometidos de la comunidad científica mexicana, en particular de miembros de ECN, para contribuir en el análisis de ésta y otras problemáticas, con el objetivo de sustentar la toma de decisiones en el conocimiento científico sólido, para avanzar hacia una sociedad del conocimiento como parte del México que todos deseamos.
Para finalizar, reitero a usted Sr. Presidente Peña Nieto y a la Secretaría de Educación de Pública nuestro agradecimiento por el apoyo que brindan a El Colegio Nacional.
Libertad por el saber. Larga vida a El Colegio Nacional.
Palabras del doctor Francisco G. Bolívar Zapata, coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia y miembro de El Colegio Nacional en la ceremonia del 70 Aniversario de El Colegio Nacional celebrada el 28 de octubre de 2013. El título es de la redacción.