Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/425/13
México, D.F., 2 de diciembre de 2013
- Food and Chemical Toxicology que hace un año publicó el artículo de Séralini, decidió retractarse del mismo después de un análisis de los datos originales y una nueva revisión realizada por un panel de expertos
- Los responsables de la campaña mediática en contra de los organismos genéticamente modificados, ya cumplieron con el objetivo de dañar de manera irreversible la opinión pública: López Munguía
- A. Wallace Hayes, editor en jefe de la revista Food and Chemical Toxicology.
Foto: Pleine-vie.com
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A un año de que se diera a conocer públicamente el controversial estudio liderado por el investigador francés Gilles E. Séralini en el que se mostraba que una variedad de maíz transgénico resistente a un tipo de herbicida, provocaban la muerte prematura y una alta incidencia de cáncer en ratas (en particular, la aparición de grandes tumores); la revista donde éste se publicó, Food and Chemical Toxicology, se retractó del mismo a través de un comunicado publicado el pasado 28 de noviembre de 2013.
De acuerdo con la declaración, los resultados del estudio no son concluyentes “aunque no son incorrectos” y por lo tanto no alcanzan sus estándares de publicación. “La retractación se produce después de un análisis profundo que ocupó mucho tiempo del artículo publicado y de los datos que reporta, junto con una investigación realizada por pares”, señala el escrito.
El editor en jefe de la revista A. Wallace Hayes pidió a Séralini meses atrás que le proporcionara los datos en crudo de sus experimentos para revisarlos, a lo cual el investigador francés accedió. Una vez hechos los análisis, se le solicitó, a través de una carta fechada el 19 de noviembre, que retirara voluntariamente el artículo, pero en esta ocasión, Séralini no dio respuesta. Así fue como la revista decidió retractarse.
“De manera inequívoca, el editor en jefe no encontró evidencia de fraude o de tergiversación intencional de los datos. Sin embargo, existe causa legítima de preocupación con respecto al número de animales utilizados en cada estudio y la cepa particular seleccionada”, se lee en el comunicado.
La declaración añade que el reducido tamaño de las muestras empleada no permite llegar a conclusiones definitivas respecto a la mortalidad y a la incidencia de tumores en las poblaciones de roedores. Asimismo, señala que la variedad de ratas empleada (Sprague-Dawley) presenta en condiciones normales una alta incidencia de tumores.
Un primer aspecto que habría que señalar respecto a este punto, señaló Agustín López Munguía, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), tiene que ver con lo que está pasando en el ámbito de las revistas especializadas pues, afirmó, hay estudios recientes que demuestran que ha ido aumentando el descuido y la falta de rigurosidad en el proceso de evaluación de los artículos científicos.
“Lo que yo encuentro es que los argumentos que está esgrimiendo la revista para retirar el artículo son los argumentos que debieron aparecer en un proceso de revisión rigurosa […] Todas las críticas que se hicieron en relación con la publicación tienen que ver con el trabajo que hace un comité revisor”, afirmó López Munguía, quien ya había hecho las mismas observaciones en torno al tema (Comunicado de la AMC del 9 de octubre, 2012).
“Esa es la primera situación que debemos de lamentar, no solo en términos de la publicación per se, sino en general del daño que le hace a la ciencia el tener una revisión light sobre asuntos de esta naturaleza”, agregó.
Otro asunto aún más lamentable radica en la manera en se dieron a conocer los resultados del estudio: “Se trató de toda una manipulación mediática casi sin precedentes en la ciencia y con un objetivo muy claro, que era generar o contribuir a esta percepción negativa global en la que se ha venido trabajando sobre la opinión pública”.
En cambio, las numerosas críticas que surgieron principalmente del ámbito académico en distintas partes del mundo no tuvieron la misma difusión y mucho menos fueron cabeza de noticia en los medios, sostuvo. “De ninguna manera se dieron a conocer todos los argumentos que cuestionaban la validez de los resultados”.
Tampoco han ocupado las primeras planas los beneficios que generan los organismos genéticamente modificados (OGM); por ejemplo en Brasil, donde se tiene un frijol resistente a un virus que ha resuelto un problema muy grave de plagas, o incluso en nuestro propio país por las ventajas que se han tenido en la producción de algodón, afirmó.
Tomando lo anterior como referencia, a López Munguía le preocupa que la retractación no se vea como parte de un proceso científico natural generado por el hallazgo de errores en una publicación, y se le perciba como si la comunidad científica tratase de ocultar información ante la opinión pública no bien informada.
“Lo cual es absurdo; esas son las cosas que nos tienen distraídos, que nos tienen debatiendo sobre una tecnología que puede, como cualquier otra, generar ciertos riesgos pero que tiene un potencial desperdiciado”.
Debido a esta campaña mediática negativa contra el uso de la biotecnología para producir alimentos, afirmó, “Es muy difícil tener el debate cuando atrás, en el inconsciente de la opinión pública, están estas imágenes de ratas llenas de tumores por consumir alimentos transgénicos”.
Los responsables de dicha campaña, agregó, ya cumplieron con su objetivo de dañar de manera irreversible la opinión pública. “Por lo tanto, el trabajo que tenemos que hacer quienes estamos convencidos de que esta (la biotecnología) puede ser una extraordinaria herramienta para resolver muchos otros problemas se vuelve mucho más complicado”.
López aseguró que llevamos años de retraso tratando de que los OGM se convirtieran en una herramienta útil, ya con todos los elementos de seguridad y vigilancia puestos para certificar su inocuidad. “Ya deberíamos estar trabajando en qué aspectos sí y en qué no necesitamos utilizar esta tecnología en el país”.
Para López Munguía, la biotecnología es una herramienta que no debemos de desechar pues “es la más importante para combinarla con todo lo que sabemos de agricultura sostenible, con las necesidades de conservación de la biodiversidad y para dar una solución al problema de la producción de alimentos en México y en el mundo”.
Alejandra Monsiváis Molina