Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/070/09
México, D. F., 2 de junio de 2009.
- El rector de la UNAM impartió la conferencia magistral “La desigualdad en México: un reto para la ciencia y la educación”, con lo que dio inicio del 50 Año Académico de la Academia Mexicana de Ciencias
- Sin inversión no hay desarrollo científico, hacerlo cuesta, pero nos está costando más no invertir mejor y una mayor cantidad en ciencia, aseveró
- Precisó que uno de cada 11 mexicanos de más de 15 años no sabe leer ni escribir y que de 100 estudiantes que ingresan a la primaria, sólo 10 obtienen título de licenciatura
- En el Auditorio Galileo Galilei, José Narro Robles, rector de la UNAM, dictó la conferencia inaugural del 50 Año Académico de la AMC.
Foto: AMC
Tras asegurar que la pobreza, la injusticia y los enormes contrastes sociales en nuestro país no se resolverán con medidas menores y se requiere una cirugía mayor, cambios profundos, y más inversión en el sector educativo, en particular en educación superior e investigación, el rector de la UNAM, José Narro Robles, afirmó que “no puede haber un buen desarrollo científico si no hay inversión, hacerlo cuesta, pero nos está costando más no invertir mejor y una mayor cantidad en ciencia”.
Al dictar la conferencia magistral “La desigualdad en México: un reto para la ciencia y la educación”, con la que dio inicio el 50 Año Académico de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), subrayó que la desigualdad en nuestro país no puede existir y que sólo con educación y ciencia se contribuirá a cerrar las brechas sociales.
“Si no se toman las decisiones correctas, si no se invierte más en educación, y si no hacemos lo necesario para generar empleos de verdad, vamos a cometer un error histórico que las próximas generaciones reclamarán”, advirtió ante la membresía e invitados especiales reunidos en el Auditorio Galileo Galilei de la AMC.
Narro Robles informó que de los 107 millones de mexicanos que somos, 24 millones viven en comunidades rurales, “pero en México ruralidad quiere decir pobreza, ignorancia, enfermedad, falta de ingreso e, incluso, exclusión”. Además, existen 33 millones de connacionales en condiciones de rezago educativo, seis millones de ellos, es decir, uno de cada 11 mexicanos de más de 15 años, no sabe leer ni escribir, añadió.
El rector de la UNAM reconoció que, de 1960 a la fecha, ha habido una reducción del analfabetismo en el Distrito Federal y Nuevo León, entre otros, a diferencia de estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, “pero no nos podemos conformar con esta situación, éticamente es imposible de aceptar”, afirmó. “En rendimiento, de 100 estudiantes que ingresan a la primaria, sólo 10 de ellos se titulan de licenciatura, lo que quiere decir que perdemos en el camino a 90”, lamentó José Narro.
En educación superior en 1990 se reportaron un millón de licenciaturas y 45 mil posgrados, mientras que en 2006-2007 la matrícula fue de dos millones en licenciatura y 162 mil en posgrado, lo que implica un aumento de más del doble; sin embargo, estas cifras nos ubican abajo del promedio de América Latina, por dos puntos, pero muy lejos de países como Estados Unidos, Canadá o Finlandia, donde nueve de cada 10 jóvenes en edad de ir a la universidad puede hacerlo.
Narro Robles subrayó la necesidad de invertir en áreas donde habrá rendición de cuentas transparentes y se resolverán problemas. Las instituciones públicas nacionales tienen enorme calidad, “fortalezcámoslas, no las combatamos” y, por supuesto en las universidades, porque “son los centros donde se realiza la mayor parte de la ciencia en el país”.
En el mundo entero es claro que la vinculación entre las universidades, y los sectores público y privado dan buenos resultados en el corto y en el largo plazo, pero hay que hacer el esfuerzo de inversión, “hay que atender el fondo del problema y no sólo la epidermis”, enfatizó.
Necesitamos dirigir programas de investigación específicamente focalizados a la atención y a la solución de algunos de los graves problemas que tenemos, añadió. Apostémosle de manera decidida y definitiva a las instituciones públicas establecidas, y “rompamos con este mito de que lo privado es mejor que lo público”.
“Un país que no invierte en la generación de nuevo conocimiento y en su transformación para la solución de problemas, es un país que pierde soberanía”, concluyó.