Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/256/17
Ciudad de México, 17 de noviembre de 2017
- “Estoy orgulloso, feliz por ser ‘mitad’ mexicano ahora y quiero continuar con la fructífera colaboración científica con mis colegas del país”: Robert Huber.
- El bioquímico se convierte en el miembro correspondiente número 108 y en el duodécimo Premio Nobel que forma parte de la Academia Mexicana de Ciencias, resaltó José Antonio de la Peña, expresidente de la AMC.
- El científico alemán Robert Huber muestra el diploma que lo acredita como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias. Lo acompañan Alicia Ortega, investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM, y José Antonio de la Peña, expresidente de la AMC.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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El científico Robert Huber, Premio Nobel de Química en 1988, ingresó hoy a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) como miembro correspondiente, en una ceremonia realizada en El Colegio Nacional.
“Es un gran honor ser elegido miembro correspondiente de la Academia”, dijo Huber. “He tenido desde hace mucho tiempo contacto con científicos mexicanos, colegas y estudiantes. Mi último estudiante de doctorado es mexicano, se llama Marcelino Arciniega y actualmente es colaborador mío. Estoy orgulloso, estoy feliz por ser ‘mitad’ mexicano ahora y quiero continuar con la fructífera colaboración científica con mis colegas del país”.
El alemán dio este breve mensaje luego que José Antonio de la Peña, expresidente de la AMC y miembro de El Colegio Nacional, hiciera entrega del diploma y fistol que le acreditan como integrante de la asociación científica.
De la Peña indicó que la figura de miembro correspondiente es un reconocimiento a la trayectoria de investigadores muy distinguidos radicados fuera de México, que han contribuido a desarrollar la ciencia en nuestro país. “Al día de hoy, 108 miembros son correspondientes, entre los que se cuentan 12 Premios Nobel, incluido el doctor Huber”.
Añadió que Alicia Ortega Aguilar, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue una de las proponentes y gestionó el ingreso del investigador. Ortega señaló que conoce a Huber desde hace 15 años, tiempo en el que el Premio Nobel ha visitado México en siete ocasiones, en las que se han celebrado encuentros con la comunidad académica y estudiantes.
Resaltó las contribuciones del bioquímico al estudio de las proteínas, campo por el que fue galardonado junto con Joahnn Deisenhofer y Hartmut Michel en 1988 con el Premio Nobel de Química, por obtener el cristal de la primera proteína de membrana, que tiene que ver con el centro reactivo fotosintético de cianobacterias.
“Huber ha estudiado las proteasas y sus inhibidores naturales sintéticos como las metaloproteasas dependientes del cobre, molibdeno, fierro y níquel. Ha estudiado proteínas del sistema inmune, tanto anticuerpos como receptores para los anticuerpos, hormonas de naturaleza proteica, también proteínas involucradas en la síntesis de aminoácidos, otras que tienen como factores algunas vitaminas y proteínas involucradas en el transporte de electrones”, indicó la también integrante de la AMC.
Al hacer uso de métodos cristalográficos a través de rayos X, los galardonados determinaron la posición exacta de 10 mil átomos que componen a esa proteína. Lograron crear una imagen tridimensional de esta. Su trabajo ayudó a comprender los procesos fotosintéticos de plantas y bacterias y a comprender en mayor medida al proteosoma, un complejo macromolecular protéico.
Después del acto protocolario, Robert Huber dictó la conferencia “New ways of vision: Protein structures in translational medicine and business development, my experience”, en el marco del congreso “Doscientos años después de la descripción de Parkinson. Mal plegamiento de proteínas y Enfermedades Neurodegenerativas”, en la que relató brevemente la historia de la cristalografía de proteínas y sus primeras investigaciones en la década de 1970 sobre las enzimas proteólicas y su control.
Cuando iniciaba su carrera, con el apoyo de W. Hoppe y M. Perutz, había muy pocos biólogos estructurales, pero hoy se cuentan por miles. “Este campo ha crecido exitosamente porque estudia la estructura de los genes y su mecanismo básico de regulación, el funcionamiento de las enzimas, la diversidad inmune y los mecanismos de producción de energía en las células mediante fotosíntesis, así como su conversión en compuestos ricos en energía y material orgánico”, comentó Huber.
Apoyo de la comunidad académica
El ingreso del doctor Huber a la Academia tuvo el apoyo de diversos investigadores miembros de la AMC, entre ellos, José Antonio de la Peña, quien consideró que la aportación del científico alemán sirvió a los estudios sobre ubicuitinación que dieron el Premio Nobel de Química en 2004 a Aarón Ciechanover, Irwin Rose, Avram Hershko.
Jaime Mas Oliva, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, destacó los trabajos recientes del Premio Nobel en los que ha determinado la estructura de proteínas de membrana por cristalografía, así como la estructura y función del proteosoma, el complejo proteico encargado de la degradación de proteínas intracelulares.
Fidel Ramón Romero, de la Facultad de Medicina de la UNAM, añadió que el doctor en bioquímica ha estudiado sistemas como las proteasas, metaloenzimas y proteínas del sistema inmune, para lo cual desarrolló métodos de cristalografía, de determinación de estructuras por resonancia magnética nuclear, grupos de metales ricos en electrones y otros.
Trayectoria científica
Robert Huber nació el 20 de febrero de 1937 en Múnich, Alemania. Estudió química en la Universidad Tecnológica de Múnich y el doctorado en bioquímica en la misma institución. Fue director del Departamento de Investigaciones de Estructura de Proteínas del Instituto Max Planck de Bioquímica en Múnich de 1972 a 2005, y actualmente es su director emérito. Es profesor honorario de varias universidades, incluida la Facultad de Medicina de la UNAM desde 2007.
Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS), entre otras. Ha recibido distinciones tales como las medallas “Linus Pauling”, “Otto-Warburg”, “Emil von Behring”, “Sir Hans Krebs” y el Premio Max Tishler. Ha sido nombrado profesor honorario y doctor honoris causa en muy diversas universidades del mundo. Sus aportaciones le llevaron a ser de los fundadores de la compañía Proteros y SuppreMol, donde se diseñan moléculas de interés farmacológico.
En la Universidad Técnica de Múnich recibió como estudiante de doctorado al mexicano Marcelino Arciniega, quien tuvo la oportunidad de realizar ahí su posdoctorado, mismo que concluyó en 2015. Ahora, es investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
Luz Olivia Badillo.