Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/230/14
México, D.F., 26 de junio de 2014
- En la construcción de la sociedad del conocimiento, la Academia Mexicana de Ciencias representa un pilar indispensable que impulsa y realiza las transformaciones que se requieren: Jaime Urrutia
- Si se mantienen los esfuerzos que vienen realizando los distintos actores en el sector de ciencia, tecnología e innovación, en un corto tiempo México podrá usar a la ciencia como herramienta transformadora, como la base sólida para un desarrollo económico y social innovador y sustentable: José Franco
- Los doctores Jaime Urrutia y José Franco, al finalizar la ceremonia de inicio del LV Año Académico.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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Los doctores Jaime Urrutia y José Franco, presidente y ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), convocaron a los diferentes sectores del país a reforzar las actividades científicas, tecnológicas y de innovación (CTI), pues las consideran motores del desarrollo y la construcción de la sociedad del conocimiento, lo anterior fue expresado durante la ceremonia de inicio del LV Año Académico de la AMC.
De esta manera, refrendaron el compromiso de la Academia con el país y coincidieron en la necesidad de avanzar para que la ciencia reditúe en una sociedad mejor informada, más justa, con mayores expectativas y elementos de desarrollo y crecimiento.
Retos y oportunidades de la AMC
Para el nuevo presidente de la Academia es importante refrendar los valores fundamentales de la ciencia: búsqueda permanente de la verdad, la crítica informada, el proceder sistemático, riguroso e inteligente, porque “el conocimiento sólido constituye un bien público indispensable para todas las sociedades y su acceso es un derecho fundamental”.
Urrutia coincidió con la idea generalizada de que la investigación científica e innovación son los motores del desarrollo, “pero el reto es cómo se logra llegar a ello”. Por lo cual una tarea prioritaria del sector será generar los vínculos y mecanismos para incorporar los conocimientos generados tanto localmente como a nivel internacional dentro de la innovación.
Explicó que las sociedades con bases sólidas de educación, investigación científica, innovación y tecnología han experimentado rápidas transformaciones a diferencia de las sociedades que no las tienen. Por ello “en la construcción de la sociedad del conocimiento, la Academia representa, creemos, el pilar indispensable que impulsa y realiza estas transformaciones”, destacó.
Las transformaciones, según el investigador, se logran con el desarrollo de las ciencias, las ingenierías y las humanidades y en esto las academias de ciencia han tenido un papel importante por más de 400 años.
Al respecto, el geofísico hizo énfasis en la necesidad de que la Academia forme realmente un órgano consultivo del gobierno: “Necesitamos ampliar la capacidad de asesoría a instancias de gobierno en materia de ciencia, innovación y tecnología, en particular, reforzar la colaboración con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Coordinación de CTI de la Oficina de la Presidencia, el Foro Consultivo, el Consejo Consultivo de Ciencias, el poder legislativo, los gobiernos de los estados, las otras academias, las universidades y los centros de investigación”.
“A lo largo de 55 años, la Academia ha trabajado con la comunidad académica, la sociedad y las autoridades del Estado mexicano, con programas, acuerdos, consensos, interacciones y tareas que sientan las bases para esfuerzos aún mayores”, afirmó.
Además de reforzar y ampliar los programas internos de la AMC, se reforzarán las colaboraciones y programas que se tienen con organismos internacionales, como lo es el Panel Inter-Academias, que agrupa alrededor de 115 academias en el mundo. “La AMC representa a la ciencia mexicana en este contexto internacional y debemos aprovechar esta presencia en beneficio tanto de la propia organización como del país”.
Escenario prometedor
En su oportunidad, José Franco, ex presidente de la AMC, sostuvo que “si se mantienen los esfuerzos que vienen realizando los distintos actores en el sector de ciencia, tecnología e innovación, en un corto tiempo México podrá usar a la ciencia como herramienta transformadora, como la base sólida para un desarrollo económico y social innovador y sustentable”.
La meta es lograr que el país alcance el nivel de desarrollo que todos deseamos, “y que este avance se traduzca en una mejor educación, en la reducción de las desigualdades, en una reducción efectiva de la pobreza y en una mayor calidad de vida para toda nuestra población”, destacó.
Franco señaló que el sector científico ha logrado establecer un diálogo con la sociedad y destacó que se han alcanzado acuerdos notables con las instancias que conducen la política científica del país: “Les puedo afirmar que el panorama para la ciencia, la tecnología y la innovación es hoy mucho mejor que cuando asumí la presidencia de nuestra agrupación”.
En opinión del astrofísico, ya se puede decir que se ha entendido que la colaboración es el elemento clave en la construcción de un nuevo horizonte, así como el establecimiento de acuerdos y la búsqueda de consensos entre todos los sectores involucrados en el desarrollo de la CTI: con el gobierno de la República, el Congreso de la Unión, la comunidad científica, el sector privado y con la sociedad civil.
Algunos de los elementos que configuran este nuevo escenario según Franco son la creación de la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación en la Oficina de la Presidencia de la República, al frente de la cual fue nombrado el Francisco Bolívar; el fortalecimiento del Conacyt, que encabeza Enrique Cabrero, ambos miembros de la Academia y quienes han creado una sinergia y empatía con los diferentes actores dentro del sector.
Además, subrayó, en varias entidades federativas se han dado importantes pasos para fortalecer al sector, como lo ejemplifica el establecimiento de las Secretarías de Ciencia, Tecnología e Innovación de los estados de Morelos, Jalisco, y del Distrito Federal.
La “Academia es hoy, una institución sólida y reconocida tanto a nivel nacional como internacional; y no sólo por el trabajo realizado en los últimos años, sino por la labor de varias generaciones de científicos durante más de cinco décadas”, concluyó José Franco.
Alejandra Monsiváis Molina y Elizabeth Ruiz Jaimes.