Reconstruyendo la historia

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/150/19
Ciudad de México, 13 de agosto de 2019

Al rescate del papel de los indígenas como mediadores lingüísticos y culturales durante el prolongado proceso de colonización y conquista de la Sierra del Nayar.

Estatua del Rey Nayar, Mesa del Nayar, Nayarit. Foto: Raquel Güereca.

Investigadora mexicana reconstruye la historia de la conquista de la Sierra del Nayar, poniendo el foco en los actores indígenas. “Para ello, utilicé una cantidad considerable de fuentes inéditas, procedentes de numerosos repositorios documentales, y que hasta ahora habían sido ignoradas por los historiadores”, dijo en entrevista con la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Raquel Eréndira Güereca Durán, adscrita al Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Narró que el empleo de tal variedad de fuentes le permitió sacar a la luz a nuevos actores, y de manera muy particular, mostrar la activa y muy diversa participación de los indígenas en el proceso de conquista: como intérpretes, mensajeros, traductores y escribanos, como auxiliares militares y guías de las fuerzas españolas, en fin, rescató el papel de los indígenas como mediadores lingüísticos y culturales durante el prolongado proceso de colonización y conquista de la Sierra del Nayar.

Con su tesis doctoral titulada “Caciques, ‘lenguas’ y soldados fronterizos: actores indígenas en la conquista de la Sierra del Nayar 1721-1722”, la investigadora logró uno de los Premios a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2018.

La ganadora en el área de humanidades explicó que en términos metodológicos “se trata de un ejercicio de historia regional que sin embargo no pierde de vista los vínculos con otras regiones novohispanas, y muy particularmente realizó una serie de comparaciones que son poco usuales en la historiografía novohispana. Así, planteó que la dinámica social y cultural en diversas regiones fronterizas de la monarquía hispana —la frontera norte novohispana, la frontera del Bío Bío chileno, la frontera con el Gran Chaco sudamericano, la frontera del Nayar— tuvo numerosas coincidencias, no sólo en lo que toca a las estrategias implementadas por la monarquía para incorporarlas a su ámbito de dominio, sino también a las estrategias desarrolladas por quienes habitaron estas fronteras”.

Güereca Durán consideró que entre los principales logros del texto se encuentra el visibilizar las figuras de los mediadores y su papel agentivo en la conquista de la Sierra del Nayar —ámbito que, desde la década de los 90, había conocido pocos avances—.

Analizando las tres categorías de actores de mediación —caciques, milicias e intérpretes— buscó superar la visión tradicional entre conquistadores y conquistados que ha dominado la historiografía sobre las conquistas, y que había dado por hecho que los vínculos interétnicos de tipo horizontal habían sido rotos ante el éxito de la política colonial y su sistema de gobierno en las fronteras.

“En este trabajo señalo la necesidad de analizar el Nayar desde una perspectiva regional más amplia y dinámica que dé cuenta de la complejidad de las relaciones intra e interétnicas, así como las diversas formas con que los distintos grupos que la habitan se han relacionado con los poderes políticos dominantes a lo largo de su historia”, sostuvo.

Recordó que todos los autores que han analizado este proceso lo han hecho con base en una sola fuente, que desde el siglo XVIII circuló en el ámbito europeo convirtiéndose en la “historia oficial” sobre la conquista del Nayar: la obra del jesuita José Ortega, titulada “Maravillosa reducción y conquista de la provincia de San José del Gran Nayar”. Autores como Ignacio Rubio Mañé, Lino Gómez Canedo, Jean Meyer o Laura Magriñá siguen a Ortega cuando abordan, en sus respectivas obras, la conquista de la sierra. Beatriz Rojas incorporó además una segunda fuente: los autos de Juan Flores de San Pedro, el capitán español que comandó la expedición militar de conquista.

Para Güereca Durán, el empleo de este corpus limitado de fuentes llevó a invisibilizar la actuación indígena en el proceso, al tiempo que se dejaba fuera documentación de suma importancia para entender la implantación del dominio colonial en la región del Nayar. Por ello, la autora llevó a cabo una vasta investigación en numerosos repositorios documentales de los distintos niveles de la administración colonial y que incluyeron el Archivo Histórico del Estado de Zacatecas, el Archivo de la Real Audiencia de Nueva Galicia, el Fondo Franciscano de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, el Archivo Franciscano de la Biblioteca Nacional de México, el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, el Archivo General de la Nación, el Archivo General de Simancas y el Archivo General de Indias. 

Los hallazgos

Raquel Eréndira Güereca Durán, adscrita al Instituto Nacional de Antropología e Historia, reconstruye la historia de la conquista de la Sierra del Nayar, poniendo el foco en los actores indígenas. Foto: Elizabeth Ruiz/AMC

La investigadora señaló que, “en el estado actual que guardan los estudios historiográficos resulta ya una obviedad afirmar que los indígenas no fueron sujetos pasivos frente al panorama social y político puesto en marcha por el avance colonizador hispano. No obstante, toca ahora documentar sus acciones, y particularmente, valorar el peso de la acción indígena, tanto individual como colectiva”. Así, tres actores son los protagonistas en su investigación: los caciques coras, los soldados fronterizos y los traductores y mediadores, sin los cuales es imposible, en su opinión, entender el triunfo militar español en 1722.

Para el caso de los caciques coras, documenta la escisión imperante entre los diversos cabezas de las rancherías hacia 1720: aquellos que se mostraban favorables al establecimiento hispano en el Nayar, y los que abiertamente predicaban la resistencia. Esta división fue fundamental, pues algunos de los caciques que veían con buenos ojos la entrada de misioneros y soldados, se convirtieron en importantes aliados de las campañas de conquista una vez que éstas se pusieron en marcha. Sobre los motivos que los llevaron a ello, enumera el interés por resguardar sus bienes materiales, el temor a ser castigados una vez consumada la conquista, pero también la intención de mejorar su posición política en la sierra aliándose con los españoles. Lo mismo puede decirse de los mediadores e intérpretes que también se involucraron activamente en este proceso, cuya actuación resultó fundamental para permitir la comunicación en una región con pluralidad lingüística.

Por lo que toca a las milicias, los llamados “soldados flecheros fronterizos” que se sumaron a la hueste conquistadora hispana, si bien otros estudiosos habían notado ya la presencia de indios procedentes de las fronteras de Colotlán como soldados en la conquista del Nayar, adujeron que se habrían sumado a la conquista por manipulación o presión por parte de la autoridad hispana. Sin embargo, la investigación muestra que los pueblos vecinos a la sierra que decidieron sumarse a las campañas militares de conquista, lo hicieron en función de sus propios intereses y afinidades.

Elizabeth Ruiz Jaimes.


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