Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/293/13
México, D.F., 18 de agosto de 2013
- El doctor Mauro Loyo Varela es el primer latinoamericano en obtener esta distinción
- El doctor Loyo Varela, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, recibirá el Premio en el marco del décimo quinto Congreso Mundial de la WFNS, que se celebrará en Seúl, Corea.
Foto: clarinveracruzano.com
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La Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía (WFNS, por sus siglas en inglés), reconocerá por primera vez en su historia a un neurocirujano latinoamericano con la más alta distinción que concede: el Premio Scoville, que será entregado el próximo 8 de septiembre al mexicano Mauro Loyo Varela, por los logros alcanzados durante su trayectoria.
La entrega del Premio será en el marco del décimo quinto Congreso Mundial de la WFNS, que se celebrará en Seúl, Corea del Sur, y junto con el mexicano también será reconocido el italiano Giovanni Broggi.
Loyo Varela es un neurocirujano de prestigio a nivel internacional por el diseño y creación de 53 instrumentos quirúrgicos -es autor del término instrumentos maleables-, así como de tres técnicas quirúrgicas originales en neurocirugía: abordaje combinado supra-infra selar en un solo tiempo para tumores gigantes de la hipófisis; abordaje sublabial ampliado por vía sublabial para los tumores de base de cráneo o el seno cavernoso; y aplicación de técnicas neuroquirúrgicas con instrumentos maleables en la cirugía trans-esfenoidal de hipófisis.
“Es el premio más importante que pueda tener un neurocirujano durante su actuación y el más relevante que entrega la Federación al arte y las ciencias por alguien que haya hecho algo durante su vida para mejorar la neurocirugía mundial a favor de los pacientes y de los neurocirujanos”, dice Loyo Varela, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Loyo narra que empezó a diseñar los instrumentos en 1977 de forma rudimentaria cuando fue jefe de Servicios de Neurocirugía del Centro Médico del Seguro Social. “De ahí tuve que recorrer diferentes casas comerciales para que me permitieran trabajar y hacer los modelos experimentales y fue en Alemania donde la encontré. El primer grupo de instrumentos salió en 1982, y a partir de ese momento se comercializaron en todo el mundo. La patente ya se terminó pero se mantiene su utilidad mundial”.
Menciona que de las aportaciones que ha hecho a la ciencia la que más satisfacciones le ha dado es justamente la creación de instrumentos quirúrgicos, pues lo considera una innovación que ahora se usa en la endoscopia. La última de sus creaciones, hace 12 años, fue una pinza flexible de aneurismas, y ahora trabaja en el diseño de un nuevo endoscopio.
Sobre la aparición de novedosas técnicas en neurocirugía que hicieron necesaria la creación de nuevos instrumentos, el doctor Loyo Varela comenta que “a partir de la década de los 60 del siglo XX la neurocirugía comenzó a cambiar cuando se introdujeron técnicas microquirúrgicas que en esa misma década se convirtieron en rutinarias en Europa y Estados Unidos, condición que se alcanzó en México a finales de los años 70 y en los 80 la práctica se generalizó. Hoy, la microcirugía es parte cotidiana de la cirugía, no creo que haya lugar donde no se utilice esa técnica porque ha ayudado a reducir de manera importante la morbimortalidad que llegó a ser del 50% en algunos padecimientos, hasta reducirse a 1.7%. En la actualidad, la muerte por neurocirugía es más baja que la cirugía de corazón o la misma cirugía general”.
Añade, que tanto la mejora de las técnicas de neurocirugía y la aparición de nueva y mejor instrumentación han ayudado a la evolución de la especialidad porque ha permitido disminuir los tiempos quirúrgicos y el tipo de secuelas en los pacientes.
Loyo Varela se especializó en neurocirugía en Europa, Canadá y Estados Unidos donde realizó estudios de tiempo completo y de alta especialidad en hospitales de Londres, Zúrich, Bonn, Estocolmo, Montreal y New York; ha publicado más de 150 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y es miembro de cerca de 40 sociedades en México y el exterior. Realizó asimismo, numerosas intervenciones quirúrgicas en Honduras, Guatemala, El Salvador y Chile.
Entre los neurocirujanos que ha sido distinguidos con el Premio Scoville se encuentran el holandés Henk Verbiest, por sus investigaciones pioneras y desarrolladas en la neuro-ortopedia, especialidad en la que confluyen las neurociencias, la biomecánica y la ortopedia en el estudio de la fisiología humana de la postura, el movimiento y sus transtornos.
También pertenece a este selecto grupo el estadounidense Patrick Kelly, considerado una autoridad en los campos de la cirugía de tumor cerebral y de la neurocirugía estereotáctica, técnica pionera que desarrolló durante más de 20 años antes de utilizarla y que permite construir una imagen tridimensional del tumor cerebral con la que se puede decidir la mejor manera de realizar una cirugía. Esta idea de Kelly, por la que es llamado el “padre de la neurocirugía por ordenador”, surgió a partir de la tecnología de los aviones F-16 de combate.
Michael Apuzzo, de Estados Unidos, un líder de la neurocirugía a nivel mundial en la que ha trabajado en el refinamiento de las técnicas de la cirugía cerebral, en las aplicaciones de la gama de energía física para el manejo del tumor, en la introducción de innovadores adyuvantes de alta tecnología a la neurocirugía práctica, neurorestauración, y en las técnicas mínimamente invasivas, así como el diseño de la sala de operaciones.
Del porqué optó por la neurocirugía como área de especialización, Mauro Loyo, quien fuera secretario de Salud en Veracruz de 1998 a 2004, periodo en el que el estado alcanzó la cobertura universal, dice que desde su época preuniversitaria le atrajo el estudio del cerebro, incluso su tesis de licenciatura en medicina fue sobre enfermedad cerebrovascular, lo que marcó su tendencia a la neurocirugía, campo del que pensó tenía que evolucionar, en el que había que trabajar para abatir la morbimortalidad y crear nuevas técnicas e instrumental pues entendía que la neurocirugía tendría un futuro importante dentro del ramo de las especialidades médicas.
“Estudiar el cerebro fue y es un reto, los eventos cerebrales siguen siendo los mismos y nos seguimos manejando en las grandes estratificaciones de la neurología (enfermedades degenerativas, parasitarias, vasculares, tumorales, aneurismas, principalmente), pero aún se desconoce una gran cantidad de las funciones del cerebro humano. Por ejemplo, desconocemos muchas cosas en psiquiatría porque ocurren cambios bioquímicos que todavía no logramos encontrar en qué forman nos afectan”, concluye.
Fabiola Trelles Ramírez