Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/010/16
México, D.F., 15 de enero de 2016
- Hacia dónde va la ciencia en México, su trabajo más importante al frente del Consejo Consultivo de Ciencias.
- Doctor Jorge Flores Valdés, investigador emérito de la UNAM, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: UNAM.
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El doctor Jorge Flores Valdés concluirá la próxima semana su segundo y último periodo al frente de la Coordinación General del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC), en un acto en el que será elegido el nuevo responsable de dirigir el organismo en los próximos tres años.
Desde su creación en el 1994, la responsabilidad de guiar las actividades del CCC ha recaído en cinco renombrados investigadores mexicanos: el químico fisiólogo Guillermo Soberón, su primer coordinador general; el neurofisiólogo Pablo Rudomín Zevnovaty, el fisiólogo Hugo Aréchiga Urtuzuástegui, el patólogo Adolfo Martínez Palomo y el físico Jorge Flores.
De esta su última experiencia, como coordinador del CCC, cargo que se suma a otros más durante su trayectoria, entre ellos haber sido titular de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica en la SEP y de la Dirección del Instituto de Física (IF) de la UNAM, el doctor Flores comparte en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) algunos comentarios acerca del trabajo que realizó en su gestión.
El investigador dice que se despide del Consejo (que reúne únicamente a ganadores de tres de las seis categorías en las que se entrega el Premio Nacional de Ciencias y Artes), satisfecho tras haber entregado recientemente un amplio trabajo de análisis que el CCC coordinó, el cual aborda el estado de la ciencia en nuestro país y en el que se incluyen propuestas sobre las líneas de acción a seguir en las áreas académica, sectorial y tecnológica.
No obstante, comenta que tras ese primer paso, “hay que dar otro y es entender los resultados de este esfuerzo denominado Hacia dónde va la ciencia en México (presentado en 22 libros), que resultó de un convenio conjunto del CCC, el Conacyt y la AMC, y en el que participaron alrededor 1000 personas, entre científicos, tecnólogos y líderes sectoriales, quienes expusieron, debatieron y propusieron a través de casi un centenar de mesas redondas y reuniones nacionales en áreas específicas, para que los tomadores de decisiones de este país diseñen un plan de acción en el sector. Pero eso ya no me toca a mí”.
Añade que entre otras acciones llevadas a cabo también en el CCC en los últimos seis años, está el proyecto con el que se avanza en la creación del Instituto “Alfonso Reyes”, organismo para la defensa del español; la iniciativas – que ya se implementan en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y en algunos gobiernos estatales– para la conservación del arte novohispano; así como propuestas para profundizar en el conocimiento y utilización de las energías renovables. “Todas estas acciones salieron adelante, pero el Consejo también fue muy importante para la elaboración de la Ley de Ciencia y Tecnología, y otras participaciones que ha tenido para la planeación de la ciencia en México”.
La ciencia me divierte
Con 50 años de carrera científica, en la que se inició en el área de la física nuclear teórica, para luego realizar estudios sobre problemas relacionados con la teoría estadística de reacciones nucleares, trabajar en la teoría de matrices aleatorias, así como en la fluctuación del espectro electrónico de partículas metálicas, y más tarde enfocarse en el estado sólido de sistemas desordenados, hoy en día el investigador del IF de la UNAM se dedica al estudio de sistemas clásicos elásticos que son análogos a sistemas cuánticos. “Sí, todos estos temas me han apasionado, han sido cinco décadas haciendo ciencia y me sigue divirtiendo mucho”.
Es en este campo, el de la investigación científica, en el que Flores Valdés le agradaría tener más satisfacciones, expresa que le “gustaría tener una idea que sea de Premio Nobel, ¡eso es lo que realmente me gustaría!… es muy difícil, pero sí tener una idea que sea trascendente. He tenido unas pocas pero no de ese tamaño”.
Comenta que curiosamente las ideas que considera han sido buenas en su carrera “surgieron en una hora, literal, luego tiene que uno que trabajar mucho, pero la idea surge así, ¡puck! La primera idea que tuve y ha sido trascendente fue cuando tenía 29 años de edad, en 1970:
“El two-body random ensemble, es un ensamble, es un conjunto de sistemas aleatorios, sistemas al azar para explicar ciertas propiedades estadísticas que modelan la interacción entre dos partículas. Este trabajo lo hice con un colega y amigo catalán Oriol Bohigas en la Universidad de París, Orsay. Resultó de pronto, en una plática y hubo que trabajar luego muchas horas. La idea fue muy rápida pero el cálculo en cómputo fue de semanas. Es aún un artículo muy citado”
Otra buena idea, recuerda con mucho entusiasmo, estuvo relacionada con la respuesta sísmica del Valle de México. “Esa fue una idea novedosa, importante: Resonancia sísmica en el Valle de México. Si uno observa los daños de los edificios que se vinieron abajo durante el terremoto de 1985, que afectó mayormente a la Ciudad de México, están por grupos. Días después del evento vi un mapa marcado con muchos puntos rojos en el periódico El Universal, mientras lo analizaba pensaba que lo que estaba viendo era un patrón de resonancia que aparece en la física de ondas”.
Jorge Flores inició una colaboración con Octavio Novaro y Thomas Seligman para entender el fenómeno que se había observado durante los sismos de septiembre de 1985. De este trabajo conjunto surgió un modelo de la respuesta sísmica del Valle de México, que permitía entender de forma clara y unificada el tipo de movimiento sísmico. El estudio y sus primeros resultados fueron reconocidos con la publicación del artículo y la portada de Vol. 326 No. 6115 de la revista inglesa Nature, del 29 abril de 1987.
Ante la pregunta de cuál podría ser su próxima actividad cuando concluya su misión al frente del CCC, y después de haber asumido diversas responsabilidades al interior de la UNAM, así como en el ámbito público, movido por su ingenio y creatividad, el investigador emérito de la máxima casa de estudios del país y ex presidente de la AMC no dice nada, solo responde con una inquietante sonrisa.
Fabiola Trelles Ramírez.