Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/220/12
México, D.F., 4 de octubre de 2012
- Alistan «México en la Revolución Ambiental», un esfuerzo para vincular las soluciones científicas con movimientos sociales
- Urge detener la degradación ambiental que sufre nuestro país, dijo el investigador del Instituto de Ecología.
Foto: Universidad Stanford
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Cada día se hace más evidente que en nuestro país aumentan las zonas taladas en áreas en las que antes había bosques, que la gran mayoría de los ríos están contaminados y que cada vez hay un mayor número de especies animales en peligro de extinción.
Ante esta situación, el doctor Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, prepara una iniciativa ciudadana que lleva por nombre “México la Revolución Ambiental”, que tiene como propósito detener la degradación que sufre nuestro país.
“El objetivo es que en el próximo sexenio tengamos objetivos muy claros como ‘cero deforestación’, que todos los municipios tengan un depósito certificado para sus residuos sólidos, minimizar la extinción de especies y que el 12 por ciento del territorio y del litoral sea un área protegida para cuidar las pesquerías y la diversidad biológica, entre otros temas. Es un esfuerzo para vincular las soluciones científicas con movimientos sociales”, explicó Ceballos.
Dijo que los científicos tienen que involucrarse y buscar los mecanismos para que la ciencia que desarrollan tenga un impacto real en una sociedad como la mexicana, en la que se les percibe como gente de visión, sensibles a los problemas y con conciencia social.
Varios grupos de investigadores han realizado importantes esfuerzos por documentar la riqueza del país, como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, lo cual ha permitido –según Ceballos- que México sea un modelo a seguir en muchos sentidos.
Pero aún falta mucho en cuestión de áreas protegidas y de especies en peligro de extinción, pues falta una verdadera protección de la naturaleza vista desde las políticas públicas.
“La iniciativa México Revolución Ambiental apenas se está formando, somos un grupo pequeño de investigadores. Estamos tratando de organizar unos foros en la UNAM con esa idea. Lo que queremos es tener indicadores en agua, biodiversidad, en suelo y el ataque a la pobreza extrema, entre otros”, explicó Ceballos.
Como ejemplo de las acciones que pueden realizarse, el investigador señaló que si el 2 por ciento de lo que se paga en las autopistas del país fuera destinado a un fondo ambiental, cada año se generarían miles de millones de pesos para financiar programas de apoyo a la protección de bosques o conservación de especies entre las personas que actualmente viven de la cacería o la tala.
“No sólo estamos identificando el problema, sino también sus causas y posibilidades para que el gobierno federal pueda actuar a partir del trabajo que realicemos”.
Si ponemos por ejemplo –dijo el investigador- un objetivo para el próximo gobierno federal de llegar a cero deforestación a final del sexenio, aunque no logremos abatir las 400 o 600 mil hectáreas que perdemos cada año, pero si llegamos a las 20 mil o 30 mil haríamos muchísimo. Eso es lo que tenemos que hacer.
Los foros para organizar “México Revolución Ambiental” iniciarán en noviembre próximo y el resultado podría ser presentado en enero del 2013, pues esperan que además de los científicos, todas las personas, independientemente de la labor que desempeñen en su vida diaria, se sumen a la iniciativa para realizar acciones en todo el territorio nacional.
“Requerimos una visión de liderazgo que se dé cuenta que la base del bienestar social del país proviene de la naturaleza. No hay manera de que pueda haber bienestar si seguimos perdiendo la naturaleza, ¿cómo podemos tener bienestar social si no hay agua, si el aire está contaminado, si ya no hay qué comer?, estableció el biólogo.
Para Gerardo Ceballos la preservación del entorno natural y de la biodiversidad no depende de si el presidente de la República quiere o no, ya que se trata de un movimiento social que va a exigir. “Esta es una demanda social muy grande y vamos a pedir que se haga, ser actores de trabajo y no espectadores”.