O COMPETIMOS O NOS MORIMOS: ARTURO MENCHACA, PRESIDENTE DE LA AMC

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/092/09
México, D. F., a 7 de octubre de 2010

  • Reportaje publicado el día de hoy en Campus Milenio
En el terreno de la ciencia y la tecnología, las cosas se hacen bien en cada terreno, por muchas razones,
En el terreno de la ciencia y la tecnología, las cosas se hacen bien en cada terreno, por muchas razones,»pero los terrenos en sí no estan vínculados», afirma Arturo Menchaca Rocha.
Foto: AMC

En México estamos consumiendo más tecnología extranjera como resultado de esa competitividad enorme que existe en el terreno tecnológico y, hay que decirlo, también como resultado del poco interés que hemos tenido como país en hacer del conocimiento un modo de vida, asegura el titular de la Academia Mexicana de Ciencias

Jorge Medina Viedas
jorge.medina@milenio.com
Entrevistas

Compartir RecomendarAnte la ruda competencia tecnológica y comercial, en un mundo globalizado, “o competimos o nos morimos”, afirma ni más ni menos que el actual presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), doctor por la Universidad de Oxford, Arturo Menchaca Rocha.

En México no se ha entendido que la ciencia es una cuestión de supervivencia y no se ha hecho mucho por vincular a la ciencia con el aparato productivo del país. Por ello, cada día hay más tecnología extranjera en el país y, en general, hay un retraso respecto de otros países como Brasil, que sí tuvieron la visión de impulsar la ciencia y la tecnología.

Todo ello, a pesar de que en México se hace ciencia y hay científicos y tecnólogos con un nivel igual que los de cualquier país desarrollado, afirma Menchaca Rocha, quien en la actualidad lleva a cabo, entre otros trabajos científicos, una investigación pionera en la pirámide del Sol de Teotihuacan, donde se buscan cavidades por medio de rayos cósmicos, que permitan saber si en el interior puede haber restos mortales de los monarcas aztecas.

En tono mesurado, sin matiz ideológico alguno, Menchaca habla para Campus en su cubículo del Instituto de Física. El actual presidente de la AMC, la organización que reúne a los más prestigiados científicos del país, explica con claridad lo que ha ocurrido en México.

Señala que hace unas semanas se anunció la compra de crudo en México, lo que significa que ya no sólo se consume el dinero que gana el país en la compra de petróleo y gasolina, “sino que ahora estamos empezando a importar crudo”.

Ésta es la evidencia más marcada de no haber tomado decisiones a tiempo. Menchaca Rocha afirma que hace mucho tiempo, “cuando tuvimos que haber tomado la decisión de hacer refinerías, de extraer el crudo, de especializarnos en ello y en todo lo demás, no lo hicimos y el tiempo nos está alcanzando y lo estamos viendo”.

En México, dice, de manera muy creciente, según las estadísticas, “estamos consumiendo más tecnología extranjera como resultado de esa competitividad enorme que existe en el terreno tecnológico y, hay que decirlo, también resultado del poco interés que hemos tenido como país en hacer del conocimiento un modo de vida”, asevera.

La falta de vinculación, el problema
Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004, Menchaca afirma que el problema no está en la ciencia mexicana. Explica que, en general, México es un país rico en recursos naturales y humanos. “Aquí hay que tener claro que entre la ciencia y el usuario final —dentro de la ciencia está la tecnología, la innovación, el desarrollo y el usuario final—, cuando hablamos de los científicos aquí no es una inhabilidad de los científicos mexicanos el que estemos en este problema, yo más bien siento que México tiene científicos, tecnólogos y tiene una industria, lo que pasa es que no están vinculados”.

Las cosas se hacen bien en cada terreno, por muchas razones, “pero los terrenos en sí no están vinculados”, reitera.

En esencia, para Menchaca Rocha en México falta una estrategia científica. Pone de ejemplo el hecho de que “no hacer aviones y que compañías mexicanas vuelen en aviones extranjeros puede ser un buen ejemplo de una falta de estrategia científica y la falta de vinculación entre los científicos, el gobierno y la industria”.

Y esto no es un asunto de la UNAM o de alguna institución científica. A éstas les corresponde tener el conocimiento y lo tienen, pero la iniciativa es parte de una estrategia, manifiesta: “Brasil tiene una estrategia y tiene una visión de país, y entonces sabe qué recursos tienen y los que les falta, los forma y luego integra proyectos que van a todos lados de lo académico; nosotros hemos sido ineficientes para integrar ese tipo de proyectos. No es que no se den, hay proyectos en los cuales no nos hemos integrado”.

El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) recuerda que México ha tenido una ingeniería notable, “yo le llamo ingeniería macroscópica: en México se hacen carreteras, se hacen puentes, se hacen presas; México tiene grandes empresarios, grandes empresas mexicanas que son transnacionales y que van a ser carreteras y puentes y presas en otros países de América Latina y a otras partes”.

Comenta que México tiene un importante nivel en la producción de cemento, es una potencia internacional y tiene algunos otros productos. “Pero lo que le trato de decir es que no es culpa de la ciencia, es un problema estructural que revela la falta de una estrategia para enfrentar este problema de la tecnología: cuando México tuvo los recursos en la posguerra, fue un tiempo de oportunidad económica, porque los otros países estaban reconstruyéndose y requerían muchos recursos que México y otros países de América podían proveer. Hubo mucho dinero y uno ve que en esas épocas del fin de la guerra para acá, se construyó Ciudad Universitaria. Ningún otro campus de este nivel se ha construido desde entonces; se han hecho universidades aquí y allá, pero empresas de este tamaño no se han vuelto a construir. En esas épocas, por mencionarle algo que a mí me es cercano, se creó el Centro Nuclear de México, que en su momento fue el proyecto científico más importante, costó mucho dinero, había un reactor, un acelerador, teníamos muchas cosas; luego se compró el único generador nuclear que tenemos, Laguna Verde. Todas estas cosas eran producto de un tiempo en el que había recursos económicos y de alguna manera había visión por ir construyendo”.

Y revela: “esas oportunidades se pierden poco a poco porque México crece. En el pasado había muchos productos mexicanos, refrescos, comida, autos, cuyos armados se hacían en México”.

Para el presidente de la AMC, con la apertura económica, muchas de estas empresas han sido compradas o absorbidas por firmas extranjeras. En general, la gente ignora que en México muchas de las cosas que antes se hacían eran muy importantes para la vida de los mexicanos. Cita el ejemplo de alto desarrollo en química en la industria farmacéutica que llevó a cabo una de las contribuciones más importantes en la ciencia mexicana a la humanidad, la píldora: “la liberación femenina está muy relacionada con la píldora, la cual se produjo en Sintex, laboratorio mexicano”.

Hoy, sin embargo, 90 por ciento de las empresas químicas, o sea de farmacia, en México, son extranjeras. Esto prueba, afirma, que México es un buen mercado y el capital extranjero ha ido adquiriendo a las empresas mexicanas, “por la buena o por la mala”.

Apunta Menchaca: “al final de cuentas, la competencia tecnológica y comercial, en un mundo globalizado, es muy ruda: o competimos o nos morimos. Y lo que no se ha dado cuenta la gente es que si no hacemos algo, estamos perdiendo la soberanía, eso es realmente lo que estamos perdiendo”.

Científicos: personas de carne y hueso
Ya no es una novedad, pero hay que explicarlo de nuevo para fijar bien el papel del científico: no viven en una torre de marfil, son seres de carne y hueso, y su labor se relaciona con el bienestar y con el progreso tecnológico de la sociedad.

El comentario anterior surge en la conversación —como si fuera obligada, de una pregunta primeriza— con el acreditado científico mexicano. Las palabras del investigador del Instituto de Física de la UNAM empiezan abordando lo básico, durante el desarrollo de la entrevista realizada en un cubículo que ni es torre ni es de marfil, donde él habla en un lenguaje sencillo, comprensible y con evidente buena lógica.

La ciencia ha estado siempre vinculada con la sociedad, dice, que desde sus orígenes ha buscado conocer a la naturaleza y, de alguna manera, predecir los fenómenos para poder proteger su vida. La ciencia, desde sus orígenes, “es una cuestión de supervivencia”, afirma en respuesta a la intención de la pregunta en el contexto del debate permanente de la importancia que se le brinda a la ciencia en México.

Menchaca Rocha continúa con la explicación de la trascendencia social de la ciencia en el presente: “así se descubrieron las cosas más simples como herramientas para cortar la carne o para matar a los animales, y todos esos desarrollos tecnológicos muy sofisticados; la ciencia ha estado siempre ligada a la sociedad”.

“Actualmente, la ciencia y la tecnología son como una cadena. La tecnología, por su gran desarrollo, se ha distanciado. Uno no la ve. A uno le pasan productos, como su grabadora, por ejemplo con la que me está grabando, que uno realmente oprime un botón y no importa saber cómo funciona; el chiste es que esta cosa puede grabar una cantidad enorme de sonidos y, hoy por hoy, usted no tiene por qué saber cómo funcionan una computadora, los celulares, y la gente las usa todos los días, y van de la mano de manera casi natural.

“Se ha hecho el propósito de hacer muy simple el uso de la tecnología al usuario. Éste ya no se da cuenta que detrás de cada uno de estos instrumentos hay un enorme cantidad de ciencia. Para desarrollar un instrumento de este tamaño y que tenga esta capacidad se han tenido que hacer estudios de microelectrónica, estado sólido, algunos de estos instrumentos han pasado por un acelerador de partículas para implantar el silicio que forman los circuitos cerrados; en fin, es una serie enorme de resultados de investigaciones científicas que van encontrando su camino en aplicaciones y que eventualmente se integran en un aparato así”, explica el doctor en Física Nuclear por la Universidad de Oxford.

Al usuario final del producto ya no le importa, ya no sabe de qué es, no sabe de dónde viene y, sin embargo, hay todo este desarrollo y una fuerte vinculación entre la ciencia y lo que es parte de su vida cotidiana.

Este desconocimiento ha tenido como consecuencia que el ciudadano normal, que no ve esa vinculación, se imagina que los científicos son una serie de gentes que están más relacionadas con la cultura, que con nuestro bienestar y con nuestro progreso tecnológico, señaló Menchaca.

Y lo cierto, apunta, es que los científicos nacionales tienen un nivel tan sofisticado como los científicos extranjeros, de alguna manera los científicos mexicanos son pocos, pero el nivel es bastante bueno, asegura el doctor Menchaca.

“Si se corresponde el desarrollo de nuestra tecnología con nuestra ciencia, o el desarrollo o el uso que hacemos de ella, la tecnología es un terreno muy difícil y mucho más competido que el terreno de la ciencia, y esto dicho por un científico”, advierte.

El presidente de la AMC confirma que en la ciencia hay reglas claras: “hacemos un descubrimiento y parte del proceso es que lo escribimos en un documento y lo anunciamos; y esto son como pequeños ladrillos que van constituyendo lo que es la ciencia. En la tecnología, se hace mal en anunciar los detalles de un descubrimiento, porque los detalles del descubrimiento es lo que uno quiere vender; digamos, de la tecnología que nosotros consumimos vemos el resultado final, pero el contenido científico, exactamente el conocimiento de cómo se hacen las cosas, está necesariamente desvinculado”.

De aviones, todavía no
Por las circunstancias que describe, se vuelva al tema de la construcción de aviones en México. En este momento no es posible, no porque no haya el conocimiento ni una industria aeronáutica importante, que las hay, señala. Éstas son decisiones de Estado que implican recursos, educación, formación de personal, infraestructura, y obtención de los instrumentos necesarios para empezar a hacer los estudios, y poco a poco ir desarrollando el proyecto, señala.

Lo dice enfáticamente: la ciencia no funciona sola, se requiere tecnología y decisión política. Sin embargo, “hoy por hoy a nosotros en este país se nos concibe como parte de la cultura y no como una necesidad de supervivencia”.

Es necesario, insiste, que “la ciencia se perciba como una necesidad de supervivencia, si nosotros no hacemos ciencia y tecnología, estamos perdiendo soberanía”.

En tal sentido, Menchaca Rocha declara que este problema, como muchos otros, ha existido siempre en México, “pero no lo hemos visto como un problema o hemos pensado que tenemos otro problema que resolver más inmediato, y eso revela que no hemos tenido una visión de país”.

Hay salvación
Ante la perspectiva, el presidente de la AMC precisa su visión de la realidad de la ciencia y el entorno de dificultades que enfrenta. “Por el panorama que estoy pintando, da la impresión de que no tenemos salvación, pero eso no es cierto; eso nunca ha sido cierto; una sociedad siempre se puede poner de acuerdo y superarse; siempre, por muy difícil que esté la situación; eso es cuestión de leer historia: ha pasado y los imperios de hoy no necesariamente van a ser los imperios de mañana”, afirma el doctor por la Universidad de Oxford.

“A uno le queda la impresión de que Estados Unidos siempre ha sido el país más rico del mundo, pero no es cierto; esas cuestiones evolucionan y un país se tiene que decidir a funcionar”.

Resalta el fenómeno de la inseguridad en este contexto, problema al que la Academia Mexicana de Ciencias ofreció, sin obtener respuesta, sus oficios, y dijo que todo da la impresión de que vamos mal.

No obstante, Menchaca Rocha considera que “un día va a cambiar esto, pero yo creo que va a empezar a cambiar cuando nos pongamos todos de acuerdo y decidamos invertir en esto, hacernos caso unos a otros y tenernos confianza unos a otros, pero, hoy por hoy, es un gran problema frente al cual se han tomado políticas que son graves, y cuando la gravedad de estas políticas empieza a tener un efecto en la opinión pública, entonces se convoca a hacer un consenso; el problema es que se convoca a un cierto conjunto muy estrecho de interlocutores, que yo siento que no va a resolver la situación”.

“Lo que le puedo asegurar es que ese problema se va a resolver, pero mientras más nos tardemos en tomar las decisiones correctas, peor nos va a ir. O se va a tener que resolver, porque éste es un país grande; los mexicanos nos hemos visto en situaciones muy graves y nos hemos levantado”, afirma contundente Menchaca Rocha.

Inversión, inversión, inversión… en ciencia
Ya ha advertido de la gravedad de los problemas de la ciencia y del país. Ha hablado del papel de la UNAM, de la función social del científico, de la necesidad de una visión y de toma de decisiones firmes que permitan poner en primer lugar la ruta del conocimiento científico. La entrevista tiene que culminar con su apuesta como científico y dirigente de su comunidad: primero está la inversión, afirma Arturo Menchaca Rocha. Hay recomendaciones internacionales obvias que México no está cumpliendo; hay que invertir y se debe vincular a las partes que conforman el mecanismo propiciatorio del desarrollo de una nación: al Estado, a la ciencia y a la industria, afirma.


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