NO ES LO QUE PARECE

Por Luz Elena Cabrera Cuarón

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El doctor Julio Emilio Muñoz Martínez.
Foto: Cinvestav

Cuando me senté a escribir estas líneas, con un estado de ánimo de transmitir a ustedes el otro lado, que no la parte académica de Julio, me vinieron a la cabeza muchas anécdotas y vivencias. Pero sé que todos ustedes algo conocen ya de ese lado de Julio porque han compartido en el día a día, la faceta de Julio de buen comedor, imbatible bebedor -que algunos aquí presentes podrán atestiguar- y antes más que ahora, gran conversador. Así que traigo poco que contar de lo ya sabido a vistas por todos.

Sabemos que Julio siempre ha sido un hombre libre. Esta cualidad seduce o aterra. Yo me cuento del lado de los que hemos sido seducidos, pero me consta que tantos como pueblan las filas de su seducción, otros tantos pueblan las cavernas del infierno en el que Julio, como Dante los ha clasificado cuidadosamente con todo y la definición de sus tormentos.

Empecé diciendo que Julio siempre ha sido un hombre libre y Octavio Paz dijo alguna vez que no hay libertad sin saber y Julio ha sido de origen y de historia, fiel al saber intelectual y moral. En la historia y en el pensamiento también se dan los yerros de la vida que un poco se atemperan con el desarrollo de las capacidades críticas. Yo percibo la crítica de Julio basada en el rigor y en la experimentación, pero se rebozan de algo más que lo define, las pasiones. Pasiones de los sentidos, pasiones regidas desde una amplitud existencial que a veces pareciera un pacto quimérico.

Puedo decir que Julio tuvo las figuras de cinco padres y de tres madres en su infancia, porque tuvo su padre biológico, un combatiente belga de las brigadas internacionales, Emil Bécot que dejó España y que nunca conoció. Tuvo a su abuelo Julio, castellano socialista de pocas palabras y lenguaje abundante que le enseño a leer y a apreciar el lenguaje. Luego estaba el tío Julio, preso en una cárcel en África que representó una figura distante que llegaba en postales exóticas y cartas a él. En Madrid estuvo también el tío Felipe, hermano de Hortensia y luego por cinco años en México, fue Santiago Muñoz, su padre de quien lleva el apellido porque los primeros 11 años Julio fue, Emilio Julio Martínez Chozas, los apellidos de su madre.

Luego estuvieron sus tres madres, su madre real, Hortensia que se iba a trabajar y dejaba a Julio a cargo de la abuela Felipa, cocinera profesional. Julio pasó sus años antes de ir a la escuela, con la abuela Felipa en la cocina, oliendo y viendo cocinar. Hasta la fecha, guarda en la memoria una claro recuerdo de los sabores de aquella cocina. La tercera madre fue la tía Palmira, sólo trece años mayor que Julio, fue su madre hermana, entonces aprendiz de sastra.

Todos estos padres y madres que influyeron en la primera infancia de Julio, llevan un común denominador, el principio de lealtad incorruptible por un ideal. En esta actualidad tan poco poblada de seres firmes y fieles a los inquebrantables principios que los definan como hombres justos y sabios en sociedad de hombres sabios y justos, Julio forma parte de los pocos.

Julio es un hombre generoso y firme que se pierde a veces en sus propios juicios cuando en alguien asoma una debilidad. Pero aunque haya Julio confinado a una persona al más profundo de sus infiernos, si es herido de injusticia, Julio lo sacará del infierno, lo acicalará y a su lado dará la batalla por la justicia. Claro que una vez recuperado el infamado de las injurias, Julio lo regresará cuidadosamente a su anterior espacio en el infierno.

De ahí el título que puse a este mensaje No es lo que parece, parece investigador pero es filósofo, parece filósofo pero es poeta, parece poeta pero es cantante, parece cantante pero es chef, parece chef pero es anarquista, es hombre solidario, amigo sensible y enemigo feroz, pero no es todo esto que parece, es más bien, un manifiesto en vida, un manifiesto de vida por una forma de justicia.

Muchas gracias.

Texto Leído por la autora en el Simposium Homenaje 75 años. Doctor Julio Emilio Muñoz Martínez. Realizado el 12 de septiembre de 2013 en el Auditorio Arturo Rosenblueth del Cinvestav.


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