Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/012/17
Ciudad de México, 18 de enero de 2017
- Los estudios interdisciplinarios contribuyeron a resolver diferentes preguntas en torno a esta cultura, entre ellas cómo era el ambiente en el que vivían los olmecas, así como a precisar aspectos del intercambio con sus vecinos cercanos y distantes.
- Cabeza colosal: retrato de un gobernante olmeca.
Imagen: cortesía doctora Ann Marie Cyphers Tomic.
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Desde 1990 la historiadora Ann Marie Cyphers Tomic dirige el Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán, cuyo principal objetivo es el de generar información acerca de diversos aspectos de la primera civilización de Mesoamérica: la Olmeca.
Los conocimientos obtenidos durante la investigación provienen de varios campos científicos además de la arqueología, explicó la investigadora durante la conferencia “Estudios interdisciplinarios en la investigación del mundo olmeca”, que ofreció durante la Reunión General de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) Ciencia y Humanismo II.
El diseño del estudio responde a una serie de preguntas que la doctora y su equipo de trabajo han formulado y que versan sobre temas como el patrón de asentamiento regional, paleoambiente, subsistencia, arquitectura, escultura monumental, paleodemografía, transporte, desigualdad social, intercambio, identidad y paleopaisaje. Se estudian los materiales importados y las áreas productivas existentes en el sitio para entender el intercambio de tipo regional e interregional en el que San Lorenzo participaba, así como la distribución de estos bienes dentro del sitio y la forma en la que eran producidos.
El desarrollo de la cultura Olmeca tuvo lugar entre el 1800 y el 400 a.C. Los olmecas tenían un territorio geográfico y político establecido, desarrollaron redes de intercambio regional y de larga distancia, su sociedad estaba estratificada, destacando sus sistemas políticos centralizados –respaldados por la religión– con gobernantes hereditarios que contaban con el apoyo de la fuerza armada, dijo Ann Cyphers, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM e integrante de la AMC.
El estilo artístico de los olmecas tenía como temas principales al gobierno y al cosmos, y fue el estudio de este aspecto lo que dio a los investigadores los primeros indicios de que esta cultura prehispánica contaba con una organización social encabezada por la elite y un gobierno hereditario.
Las llanuras costeras de la costa sur de Golfo de México albergaban las capitales olmecas y a la mayor parte de su población, aunque la sierra de los Tuxtlas también estaba habitada. Se pueden identificar dos capitales principales, la primera y más antigua es San Lorenzo, y la segunda La Venta.
El sitio arqueológico de San Lorenzo se encuentra ubicado a 2.5 kilómetros de la comunidad de Tenochtitlán, del municipio de Texistepec en el actual estado de Veracruz, en la cuenca baja del río Coatzacoalcos. En 1945 Matthew Stirling fue la primera persona en llevar a cabo exploraciones arqueológicas en este sitio con el patrocinio de la Smithsonian Institution y la National Geographic Society, y fue seguido por varios arqueólogos distinguidos, entre ellos Michael D. Coe, Francisco Beverido y Jürgen Brüggeman.
Una de las preguntas que la doctora y sus colaboradores trataron de resolver es: cómo era el ambiente en el que vivían los olmecas. Los especialistas en geomorfología detectaron cambios hidrológicos del lugar y el levantamiento tectónico de la sierra de los Tuxtlas, los cuales han producido en la actualidad un entorno un tanto diferente al que conocían los olmecas.
Actualmente se sabe que San Lorenzo ocupaba una isla rodeada por antiguos cauces, ahora extintos. Al igual que muchas capitales antiguas, dominaba un lugar estratégico dentro del ambiente, lo que permitió el desarrollo de sistemas de transporte terrestre y acuático. De hecho, en la punta sur de la isla se ha excavado un antiguo puerto con infraestructura para atracar las canoas que venían desde río arriba.
Además, especialistas en botánica llevaron a cabo estudios del polen y de los fitolitos (partículas que se producen en el organismo vegetal como consecuencia de un proceso de mineralización) colectados en las excavaciones, lo que les indicó cuál fue el ambiente del sitio en el pasado. Se obtuvo evidencia que la isla estaba cubierta con una selva tropical húmeda y había vegetación pantanosa asociada a agua dulce estancada.
Intercambio de materiales
Los estudios interdisciplinarios también ayudan a precisar aspectos del intercambio de los olmecas con sus vecinos cercanos y distantes. La obsidiana era de las materias primas que los olmecas utilizaban para fabricar sus herramientas, por lo cual Ann Cyphers y su grupo de trabajo clasificaron las formas y las tecnologías de estos instrumentos y observaron que algunas de las navajas de obsidiana que encontraron fueron hechas en el sitio y otras no.
Para saber de dónde venía la obsidiana los científicos realizaron análisis de fluorescencia de rayos X y activación neutrónica. “Tras determinar los elementos presentes en las muestras que tomamos y compararlos con el material de diversos yacimientos de obsidiana, pudimos determinar su origen y concluir que los olmecas aprovecharon los yacimientos ubicados desde Michoacán hasta Guatemala”.
Otro material de intercambio en San Lorenzo fue el mineral llamado ilmenita. Se importaron bloques prismáticos pequeños hechos de ilmenita para usarlos como soportes de los taladros en los talleres en donde se perforaban diferentes artefactos y ornamentos hechos de basalto, piedra verde, mineral ferroso, mica, madera, hueso y concha. A través del análisis mineralógico y fisicoquímico, el grupo de colaboradores de la doctora Ann Marie Cyphers detectó que el yacimiento de dónde provenía este mineral está en Oaxaca.
Noemí Rodríguez González.