Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/306/14
México, D.F., 30 de agosto de 2014
- Además de nuestro país, se practica ya en otras naciones de Latinoamérica, Europa, Asia y África, principalmente en sitios con economías limitadas donde ha sido posible ofrecer este recurso terapéutico imprescindible en la práctica moderna de la medicina
- El método no requiere infraestructura hospitalaria y se puede realizar de manera ambulatoria, pues el índice de complicaciones es menor al 5% en relación con los trasplantes comunes, explicó el doctor Guillermo Ruiz Argüelles investigador del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de las Américas y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: Cortesía del doctor Ruiz Argüelles.
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Cuando uno escucha o lee sobre trasplante de médula ósea, de inmediato viene a la mente una inevitable cirugía y la visita obligatoria al quirófano; sin embargo, existe un método desarrollado por investigadores mexicanos que bien podría considerarse como una “transfusión sanguínea” que es de gran ayuda para pacientes con algunos tipos de cáncer como mieloma, linfoma o leucemia.
El método mexicano para hacer trasplantes de médula ósea (TMO) no requiere infraestructura hospitalaria y se puede realizar de manera ambulatoria, pues el índice de complicaciones es menor al 5% en relación con los trasplantes comunes. Tiene un costo diez veces menor a los trasplantes convencionales; en México es de 15 a 20 mil dólares, mientras que en Estados Unidos es de alrededor de 150 mil dólares.
El método consiste en trasplantar células troncales (o células madre) que se encuentran en la sangre. El primer método desarrollado fue de tipo autólogo, es decir, cuando la sangre donde se encuentran las células madre a trasplantar es la propia sangre del paciente; pero cuando las células madre provienen de la sangre de un familiar se le dice que es un TMO de tipo alogénico.
Los TMO autólogos fueron iniciados hace 20 años por el doctor Guillermo Ruiz Argüelles, del departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de las Américas Puebla. Su propósito fue crear un método para realizar trasplantes de médula ósea que fueran menos invasivos y costosos. “Cuando regresé en 1983 de una estancia posdoctoral realizada en la Clínica Mayo de Estados Unidos a México, específicamente a Puebla, me di cuenta que tratar de reproducir en nuestro país el método que había aprendido allá sobre trasplantes era casi imposible por limitaciones económicas, de equipo y de falta de instituciones equipadas. Durante 10 años realizamos investigaciones bibliográficas para poder desarrollar un método en México que tuviera resultados similares a los europeos”.
El método mexicano, explicó el doctor Ruiz, especialista en hematología y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, consiste en obtener la sangre del mismo paciente o del donador seleccionado y separar los glóbulos blancos del resto de componentes de la sangre a través de una “máquina de aféresis”. La separación de los glóbulos blancos se debe a que estos contienen aproximadamente el 1% de células madre (llamadas CD34). Así, los glóbulos blancos son inyectados al paciente, mientras que la sangre separada, que no contiene glóbulos blancos, vuelve al paciente o al donador. Las células una vez inyectadas, se insertan solas en el interior de los huesos en el lugar donde debe ir (la médula ósea). “Hasta ahora hemos trasplantado a más de 500 pacientes mexicanos”, dijo el investigador.
Aunque existen instrumentos más complicados y especializados que la máquina de aféresis, los cuales separan estrictamente a las células madre de los glóbulos blancos; este procedimiento es mucho más costoso.
Así que para asegurarse de que el paciente tiene las suficientes células madre para recuperarse, utilizan un citómetro de flujo el cual cuenta el tipo de células CD34, pues estas son las células que interesa trasplantar. Se trata de unos linfocitos que tienen en su superficie el antígeno CD34, y contando cuántas células madre de este tipo se obtienen de cada aféresis se puede determinar cuántas aféresis más necesita el paciente.
“Lo ideal es trasplantar un millón de células CD34 por kilo de peso. Por ejemplo, para una persona de 60 kilos idealmente se le trasplantarían 60 millones de células CD34. Hay pacientes que requieren hasta cuatro aféresis pero eso es muy variable”, dijo el especialista.
Otras modificaciones que emplea el método mexicano para hacer TMO, es que se llevan a cabo de manera extra hospitalaria, se requieren menos antibióticos y otros medicamentos, se emplean fármacos accesibles y disponibles en el país. En el caso de los TMO alogénicos, se utiliza un esquema de acondicionamiento de intensidad reducida de quimioterapia.
Los trasplantes autólogos se aplican a pacientes que tienen tumores, enfermedades malignas o sensibles a quimioterapia. “El objetivo del trasplante autólogo es darle al paciente una quimioterapia a dosis muy altas y después regresarle su medula ósea, que no se ha expuesto a radiación, para que el paciente recupere su función hematopoyética (formación de todas las células sanguíneas). Los pacientes que necesitan este tipo de trasplantes autólogos en México son mayormente afectados por mielomas, un tipo de cáncer en los huesos incurable; el resto lo son por linfomas y leucemia”, declaró Ruiz Argüelles.
En el caso de los TMO alogénicos, explicó, el objetivo es reemplazar la médula ósea enferma por una sana e inducir efecto de injerto contra tumor, por ello las indicaciones son la hipoplasia medular, leucemias, linfomas, inmunodeficiencias, etcétera. Los candidatos a este tipo de trasplantes son pacientes declarados como terminales, así que los trasplantes autólogos o alogénicos ofrecen la posibilidad de vivir en un 50-50.
De esta forma, el método simplificado para los TMO significa una posibilidad de vida para pacientes terminales de enfermedades tan agresivas como las antes señaladas, aunque también significa mucho para la hematología mexicana pues a lo largo de estos 20 años el doctor Guillermo Ruiz y sus colaboradores han publicado más de 110 trabajos sobre el tema en revistas especializadas.
“Además de aplicarse en varios sitios de la República Mexicana, el método mexicano para hacer TMO se practica ya en otros países de Latinoamérica, Europa, Asia y África, principalmente en sitios con economías limitadas, donde se ha hecho posible ofrecer este recurso terapéutico imprescindible en la práctica moderna de la medicina”, destacó Ruiz Argüelles, quien reconoció la colaboración para la investigación de varias instituciones, entre ellas, el Centro de Hematología y Medicina Interna de Puebla, el Hospital Universitario de Monterrey, Centro Médico La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto Nacional de Cancerología.
Mariana Dolores