Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/34/05
Cuernavaca, Mor., jueves 14 de abril de 2005
- Los tipos de grano estudiados produjeron una coloración verde o bronce como protección a la radiación, indica Virginia Walbot, quien hoy ingresó como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias
- La científica ha trabajado en Oaxaca identificando el origen de las mutaciones en el maíz en la zona zapoteca
- Es la primera mujer que obtiene este distintivo de la AMC
- Walbot ingresó como miembro correspondiente a la AMC.
Foto: Ileana Mendez/AMC
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Los rayos ultravioleta son temidos por los efectos que produce. En el caso del ser humano tiene relación con el desarrollo de cáncer cutáneo, sin embargo, éstos también repercuten en plantas de cultivo como el maíz, de vital importancia en países como México, comentó Virginia Walbot, de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, durante su ingreso como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La científica, primera mujer que tiene este distintivo de la AMC otorgado a investigadores de alto nivel que trabajan en el extranjero, ha realizado diversos estudios relacionados con el impacto de los rayos UV en las plantas.
Su interés se ha enfocado en los mecanismos implicados en la diversidad genética de plantas. Dicho estudio la llevó a estudiar los genes involucrados en la síntesis de antocianinas (grupo de pigmentos vegetales(, que es un mecanismo por el cual las células vegetales se destoxifican.
Al abordar los mecanismos que las plantas utilizan para generar la diversidad genética (los elementos transponibles o ¡transposones! (, Walbot descubrió, junto con otros grupos de investigación, que los rayos ultravioleta activan naturalmente los transposones, en particular el representativo del genoma de maíz de nombre Mutador.
¡Los tipos de maíz que estudiamos comenzaron a producir una coloración verde o bronce, lo que indicaba que trataban de protegerse de la radiación!, explicó.
Descubrió también que el maíz cultivado en las partes altas resisten mejor a la radiación, en comparación con aquellos cultivados en las zonas bajas. Esto les llevó a pensar que las plantas también tienen capacidad de adaptarse a las condiciones ambientales.
A pesar de ello entre más son expuestas a la radiación solar, van perdiendo esta misma capacidad. ¡Situación sumamente grave y peligrosa para los cultivos!, indica la experta.
De hecho, los estudios de biología molecular revelaron que los rayos UV originan daño celular, sobre todo en el ADN y RNA, al grado que se retarda el tiempo de respuesta y, por ende, la regeneración celular.
El grupo liderado por Walbot ha sido anfitrión de varios investigadores mexicanos que encontraron en ella a una asesora y una maestra. Ha colaborado en la organización de congresos y simposios en el área de biología molecular y genética vegetal, así como en mantener colaboraciones con grupos de diferentes instituciones de investigación del país.
De hecho, en su búsqueda del origen de las mutaciones en el maíz, Walbot descubrió que éste se podía identificar en una variedad de maíz proveniente de la zona zapoteca del estado de Oaxaca.
La variedad llamada zapalote chico contiene estos elementos móviles, pero son fáciles de controlar; sin embargo, cuando se cruzan con otras variedades de maíz se origina la degeneración del cultivo.
¡Antiguas leyendas, que datan de hace varios siglos, amenazaban a los enemigos del pueblo zapoteca con las terribles consecuencias de robarse su maíz sagrado. Hoy día estamos conociendo las causas moleculares de la mitológica maldición!, señala Walbot.
¡Gracias a los descubrimientos de Walbot sabemos que las plantas, a diferencia de los animales, cuentan con un programa de desarrollo indefinido en donde existe actividad continua de células germinales (reproductivas) capaces de mantener programas de diferenciación flexibles y reversibles, que les permiten generar nuevos órganos en cualquier momento ante estímulos particulares!, señaló Alejandra Covarrubias Robles, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
¡Esto la convierte en la científica más distinguida de la comunidad internacional en biología molecular y en la persona que más ha colaborado con el desarrollo en México en esta área, por eso hoy ingresa a la Academia Mexicana de Ciencias!, dijo.
Durante la ceremonia de ingreso a la AMC, Alejandra Covarrubias Robles, discípula de Walbot, destacó el interés que Walbot ha tenido hacia la comunidad científica mexicana en su área.
El diploma que acredita a la Walbot como miembro correspondiente fue entregado en el Auditorio del Instituto de Biotecnología de la UNAM por Francisco Bolívar Zapata, ex Presidente de la AMC, en representación de Octavio Paredes López, presidente de la misma.
En la actualidad la AMC tiene 58 miembros correspondientes, entre ellos nueve premios Nobel.