Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/228/17
Ciudad de México, 19 de octubre de 2017
- La evidencia que resulta de la investigación debe guiar las políticas públicas, discuten especialistas.
- Expertos proporcionaron diversas perspectivas sobre los diferentes mecanismos y modelos que operan en la interfaz de ciencia y política en el Primer Congreso Mexicano sobre Política basada en la Ciencia, en la sala José María Morelos y Pavón de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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Expertos en políticas públicas, titulares de instituciones científicas, académicos, investigadores y diplomáticos mexicanos y extranjeros, entre ellos argentinos, canadienses, estadounidenses, mexicanos y puertorriqueños, se reunieron hoy con el objetivo de proporcionar diversas perspectivas sobre los diferentes mecanismos y modelos de acercamiento entre la ciencia y la política, en el Primer Congreso Mexicano sobre Política basada en la Ciencia. Mejora de la interfaz ciencia-política, en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Agustín García-López, director ejecutivo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), señaló en la inauguración del evento de dos días, que problemas como el cambio climático han mostrado la urgencia de implementar políticas públicas apoyadas por la evidencia que aporta la ciencia, la cual es indispensable para el desarrollo sostenido y para lograr los incentivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Rush D. Holt, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, sus siglas en inglés), comentó que la preparación y respuesta ante las emergencias, los desastres y los cambios naturales requieren de buenas conexiones entre la ciencia y la política en los diferentes niveles.
“Parte de la política de la AAAS es apoyar a nuestros científicos y a quienes son los encargados de plantear las políticas científicas”, indicó Holt. Expuso que para ello “es necesario que se entienda cómo se hace ciencia y asegurarnos que la evidencia que resulta de la investigación guíe las decisiones” y subrayó que “debe quedar claro que la ciencia puede ser poderosa y sin ella las políticas públicas tienen pocas posibilidades de tener éxito”.
El director ejecutivo de la AAAS también destacó que cuando hablamos de la relación de la ciencia y la política se debe priorizar el entendimiento de los asesores científicos y quienes reciben la asesoría. “Los asesores tienen que dejar claro cómo se sabe y adquiere la información acerca de determinado aspecto, y cuál es la evidencia, si recordamos esto en cualquier nivel que se esté dando la asesoría, ya sea local, municipal, regional, nacional o internacional, tendremos políticas más confiables y con mejores procedimientos”.
Rush D. Holt dijo estar confiado en que este primer congreso fortalecerá la comunicación entre los científicos y los políticos, así como aprender de las mejores prácticas de asesoría en las políticas públicas.
La ciencia sí reditúa
Por su parte, Enrique Cabrero, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), sostuvo que el conocimiento científico y tecnológico debe incidir en los sectores gubernamental, productivo y social. «La ciencia sí reditúa en términos de desarrollo y México es un país que intenta inscribirse en esa dinámica internacional».
El responsable de la política científica en el país consideró que las sociedades del conocimiento son aquellas donde las democracias hacen uso de la ciencia en la toma de decisiones, la aceptan como un insumo importante y tienen claro que la ciencia es una palanca generadora de desarrollo, bienestar y competitividad.
Cabrero añadió que los gobiernos han implementado diversas modalidades para asesorarse en diversos temas. Comentó que los arreglos institucionales que se han venido dando en países como Australia, Nueva Zelanda, India, es a través de grupos de asesores científicos; mientras que en Estados Unidos se ha optado por comités asesores para la función legislativa, y en México existen instituciones como el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el Consejo Consultivo de Ciencias y la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia de la República.
En Francia, recordó el director general del Conacyt, hubo un experimento que se prolongó dos o tres años, se trató de la conformación de un consejo científico para la creación de políticas públicas, “no podía haber políticas públicas si no pasaban antes por dicho consejo de ciencia, donde se discutían las iniciativas por expertos en los temas”.
Enrique Cabrero destacó que en México existen diversos mecanismos e instrumentos para asegurar la incidencia del conocimiento en políticas públicas, como el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECiTI), con cinco grandes objetivos: inversión nacional, capital humano, desarrollo regional, vinculación con el sector productivo y fortalecimiento de la infraestructura.
“Hemos avanzado, pero hace falta fortalecer los mecanismos para que el conocimiento informe y asesore la elaboración de políticas públicas en temas estratégicos y globales”, subrayó. Asimismo, reconoció que establecer una política científica de largo plazo, con carácter trans e interdisciplinario, es el mayor reto que tiene el país, por ello, informó que habrá una intensa convocatoria del Conacyt en lo que resta del año “para repensar la política pública y tengamos un proyecto a largo plazo de 20 a 30 años y no sexenal”.
Fomentar la relación científicos-políticos
El coordinador general del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), Arturo Menchaca Rocha, consideró que el Primer Congreso Mexicano sobre Política basada en la Ciencia. Mejora de la interfaz ciencia-política es un evento importante para la ciencia y la diplomacia mexicana, ya que el diálogo entre los científicos y los políticos en México, opinó, no funciona tan fácilmente como ocurre en otros países. “Por ello, esperamos que esta reunión permita plantar la semilla para el desarrollo de la ciencia y lograr que los jóvenes se convertirán en los asesores en el futuro”.
En la parte inaugural del evento también participaron Lorena Navarro en representación de Elías Micha Zaga, Coordinador de la Oficina de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Presidencia, Pablo Valdez, consejero de Energía, Ambiente, Ciencia, Tecnología y Salud de la Embajada de Estados Unidos, Marcos Regis da Silva director de la Instituto Interamericano para la Investigación en Cambio Climático.
Como parte del primer día del congreso que tuvo lugar en la sala José María Morelos y Pavón de la SRE, se llevaron a cabo las sesiones de discusión “Actores y dimensiones del asesoramiento en ciencia: de lo local a lo global”, “La interfaz ciencia-política en México”, “Ciencia y diplomacia en el hemisferio occidental”.
El Premio Nobel de Química Mario Molina ofreció una conferencia magistral en la que habló y reflexionó sobre el papel de la ciencia y su conexión con las políticas públicas, y cambio climático.
Noemí Rodríguez y Elizabeth Ruiz.