Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/294/18
Ciudad de México, 28 de diciembre de 2018
- Los materiales orales incluyen cuentos, leyendas, historias de familia, historias personales, canciones y oraciones; además de las manifestaciones asociadas a ellos como son gestos, sonoridad, memoria, corporalidad, ritualidad, expresiones musicales, entre otros.
- En el momento de hacer el registro de estas emisiones lingüísticas del discurso se debe tomar en cuenta los contextos en los que se producen, para lo cual se requiere de protocolos estandarizados.
- El doctor Santiago Cortés Hernández, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores- Unidad Morelia de la UNAM, señala que a partir del estudio de los materiales orales (en los que se incluyen cuentos, leyendas, historias de familia, historias personales, canciones y oraciones, y otras manifestaciones asociadas a estos) se puede obtener información de cómo las personas se comunican, cómo circula la información en la sociedad, entre otros conceptos.
Imagen: tomada de http://noticias.universia.es.
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Los materiales orales, discursos que se producen cuando están presentes el emisor y el receptor en un mismo sitio, lo que se describe como una comunicación cara a cara, son la materia de estudio de diversas disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades, como la antropología, la historia oral, varias áreas de la literatura y de la comunicación, pero no existe una disciplina específica que los estudie y los documente adecuadamente.
El doctor Santiago Cortés Hernández, profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES)-Unidad Morelia de la UNAM, señaló que dentro de los materiales orales se incluyen cuentos, leyendas, historias de familia, historias personales, canciones y oraciones; además de las manifestaciones asociadas a ellos como son gestos, sonoridad, memoria, corporalidad, ritualidad, expresiones musicales, entre otros.
A partir del estudio de estos materiales se puede obtener información de cómo las personas se comunican, cómo circula la información en la sociedad, cómo se conforma el espacio de una comunidad, cómo ésta estructura estéticamente el discurso, su conformación de saberes locales, sus prácticas tradicionales, sus manifestaciones artísticas…
Así, desde el Laboratorio Nacional de Materiales Orales (LANMO), el cual fundó y coordina Cortés Hernández junto con la doctora Berenice Granados Vázquez, se abrió una línea de trabajo para plantear un mejor estudio, documentación y almacenamiento de este tipo de materiales tomando en cuenta sus contextos de producción.
Se necesita tener preservado junto con la documentación de las emisiones lingüísticas del discurso (por ejemplo, en video o audio) los datos de los contextos en los que se producen, dijo en entrevista el ganador de uno de los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2018, en el área de humanidades. Para ello, además de las herramientas técnicas, se requieren de protocolos para saber cuáles son los metadatos que se tienen que registrar sobre la persona que produce el discurso, el contexto en el que sucede, así como los datos de quién está escuchando y documentando.
Sobre la necesidad de tener protocolos para el registro de estos materiales, Santiago Cortés destacó que esto se debe a que cuando los investigadores realizan trabajo de campo, generalmente, lo hacen desde una perspectiva disciplinar y con el objetivo del estudio en mente.
“Al tratarse de un trabajo científico es necesario obtener muestras uniformes. Si contamos con protocolos sistematizados para todas las disciplinas y se establece qué metadatos recuperar (quién lo dice, dónde y cuándo se produjo, quién documentó) durante el trabajo de campo, después podemos almacenar y compartir los materiales de forma más eficiente”, explicó el doctor en literatura por la Universidad de Alcalá, en España.
Hasta el momento, desde LANMO se ha desarrollado un protocolo de trabajo de campo y un protocolo para el procesamiento de materiales orales, por lo que otro de los objetivos que se tienen es establecer un Repositorio Nacional de Materiales Orales en el que se puedan concentrar de manera ordenada y sistemática los resultados de la documentación en campo de los materiales orales en todas lenguas que se hablan en México.
Este repositorio, con una sede física y una interfase de consulta electrónica, permitirá a los especialistas de diferentes disciplinas consultar los materiales, a la vez que se tiene contemplado integrar archivos personales de documentación.
El LANMO está ubicado en la ENES Unidad Morelia, comenzó a funcionar en el 2015 y actualmente como parte de su infraestructura cuenta con tres salas, una de edición, otra para grabación y una más de trabajo; un servidor propio, un aula teórica y un laboratorio móvil que hace rutas de documentación por todo el país.
Este laboratorio, en el que participa la Universidad Autónoma de Querétaro, El Colegio de San Luis, el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social, “es único en su género a nivel mundial, pues hasta el momento no sabemos de la existencia de otro igual, y ha abierto una línea importante de investigación y de innovación”, dijo el especialista enfocado al estudio comparativo de la narrativa oral, tradicional y popular.
El LANMO, considerado el primer laboratorio nacional aprobado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el área de las humanidades, ha tenido diversos impactos, uno de ellos, destacó el investigador, es que el término de materiales orales se ha empezado a utilizar y los protocolos que se han planteado para su documentación están resultando útiles para varios grupos de trabajo en el país y más allá de sus fronteras.
Uno de los proyectos de Conacyt que se llevan a cabo en el laboratorio es el que coordina Cortés Hernández junto con la investigadora Berenice Granados, titulado “Materiales orales de la zona lacustre michoacana: documentación, procesamiento y análisis”, en el cual se busca obtener información de las narrativas que circulan alrededor de esta zona.
“Lo que hemos hecho es aplicar una metodología de investigación abierta que consiste básicamente en entablar conversaciones con los habitantes de los lugares contemplados en el estudio. Trabajamos con diferentes comunidades para tratar de determinar qué les interesa contar, entonces de cada uno de los sitios se está obteniendo un corpus de documentación que se edita y se ordena en un libro y esto va a generar una pequeña colección de narrativa oral de la zona de los lagos en Michoacán”.
Noemí Rodríguez González.