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Boletín AMC/153/09
México, D. F., 1 de noviembre de 2009.
- Fue resultado de una negociación forzada por la búsqueda de acuerdos de intereses contrapuestos, concluyeron los participantes en el II Foro de Energía
- Después de dos días de debate, especialistas coincidieron en que la reforma derivó en una legislación contradictoria, paralizante, con indefiniciones
- Si nos alcanzó el futuro en materia petrolera, a los ritmos actuales también nos alcanzará en materia de transición energética: Rafael Loyola
- Rafael Loyola Díaz, coordinador de la sección de Ciencias Sociales de la AMC, hizo una recapitulación al término del II Foro de Energía Reforma Energética para un Futuro Sustentable.
Foto: AMC
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La reforma energética es insatisfactoria, tanto para los actores involucrados como para los requerimientos del país, por lo que es obligado un cambio de paradigma, que considere sustentabilidad, transición y seguridad energética, concluyeron los participantes en el II Foro de Energía Reforma Energética para un Futuro Sustentable, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias, la Universidad Nacional Autónoma de México, el gobierno de Tabasco y la Academia de Ingeniería.
Después de dos días de debate, especialistas de distintas áreas coincidieron en que la instrumentación de la reforma energética es lenta y con obstáculos difíciles de superar, debido a sus mismos términos y que urgen nuevas visiones de largo plazo y voluntad para impulsar el desarrollo energético hacia nuevos rumbos.
Al hacer una recapitulación, Rafael Loyola Díaz, coordinador de la sección de Ciencias Sociales de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), afirmó que, en este sector, estamos muy lejos de lo que se requiere e indicó que si nos alcanzó el futuro en materia petrolera, a los ritmos actuales también nos alcanzará en materia de transición energética.
Aun cuando el petróleo todavía es un factor determinante de la identidad nacional y elemento estratégico para su desarrollo, comentó, además de fuente significativa de recursos públicos, estamos en la fase de declinación de la era del petróleo y las energías fósiles, tanto por la disminución de las reservas de hidrocarburos y su creciente costo de exploración y extracción, como por su impacto ambiental en el calentamiento global.
El también investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que el mundo se encamina hacia una era de producción costosa del petróleo y a un uso más racionalizado de los recursos aún disponibles, lo cual plantea una perspectiva favorable para la diversificación energética, por lo que México está obligado a fortalecer e impulsar los combustibles renovables y alternativos, y hasta a retomar e impulsar la energía nuclear, afirmó.
En el Auditorio Galileo Galilei de la AMC, Loyola Díaz, resumió las opiniones de los expertos, quienes coincidieron en que la reforma energética fue resultado de una negociación forzada por la búsqueda de acuerdos de intereses contrapuestos, derivando en una legislación contradictoria, paralizante, con indefiniciones en las atribuciones de los nuevos actores, y con falta de reglas de operación, mecanismos de fiscalización desconectados y con ausencias de definición sobre quién ostenta la autoridad y la relación de la empresa con el Ejecutivo.
Además, sin condiciones para otorgar una verdadera autonomía de gestión, ni capacidad de decisión, a la Dirección General de Pemex, en la medida en que se refrendó el monopolio de la empresa en el sector y se mantuvo la atadura al concepto de soberanía, sin apostar al de seguridad energética y sustentabilidad.
Enfatizó que, siendo una reforma limitada y contradictoria, solamente abrió el espacio al fortalecimiento del contratismo, con el agravante de que ha ido en beneficio de empresas y consultores trasnacionales, manteniendo una fuerte dependencia de tecnología desarrollada en el extranjero, lo que va en demérito de la investigación y formación de recursos humanos.
Asimismo, advirtió que, entre sus méritos, la reforma de Pemex sitúa la posibilidad de mejorar su administración y transparencia, para lo cual sería positiva la presencia de consejeros independientes y la creación de nuevos órganos de regulación y supervisión.
No obstante, indicó el miembro de la AMC, sigue preocupando lo contradictorio de la reglamentación, la falta de definición de los nuevos actores, la limitada reglamentación para la operación y la fragilidad de los mecanismos de contrabalanza y fiscalización.
Al concluir, Rafael Loyola, reconoció que, por primera vez en la historia del país, se abrió la puerta a las energías renovables con una legislación más ad hoc; sin embargo, los fondos previstos para su financiamiento son escasos, además de que siguen sin delinearse metas de largo plazo, ni se avizoran los requerimientos en materia de investigación.
Se reconoce que, al menos, ya se habla del tema, existen actores sociales interesados y empiezan a perfilarse las políticas públicas necesarias, aunque todavía se está retrasado, concluyó.