Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/256/15
México, D.F., 28 de octubre de 2015
- Va más allá de las explosiones, tiene lugar dentro de nosotros y de cualquier ser vivo, es compleja y puede ocurrir lentamente, como es el caso del envejecimiento, o muy rápido para que la podamos apreciar, como sucede con los procesos que realizan las enzimas dentro de nuestro organismo: Roald Hoffmann.
- Doctor Roald Hoffmann, Premio Nobel de Química 1981, profesor e investigador en la Universidad Cornell, en Nueva York, y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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La química es un arte, un oficio y un negocio, y esto ha sido así desde antes de que fuera una ciencia en la que se estudian las sustancias y sus transformaciones o cambios. “Los seres humanos pueden transformar las cosas para bien o para mal, las personas pueden cambiar la naturaleza, y lo han hechoidesde antes de que la química existiera como una ciencia”, sostuvo Roald Hoffmann, Premio Nobel de Química 1981, profesor e investigador en la Universidad Cornell, en Nueva York.
La fórmula que la mayoría de las personas hemos visto (A+B= C o D), es el corazón de la química, ya que esas letras representan a las sustancias y sus cambios, y un ejemplo de estas transformaciones está en el pasado, en el llamado pigmento “azul egipcio”, que fue el resultado del dominio tecnológico egipcio sobre el vidrio y el esmalte. Básicamente este pigmento es un vidrio, mezcla de sílice, arena y carbonato de sodio, que se ponía a calentar a altas temperaturas y se mezcla con un poco de un pigmento de cobre, para finalmente triturarlo, el polvo resultante se utilizaba en las pinturas egipcias y era un artículo de comercio en el medio oriente.
Los químicos existían antes de la creación de las universidades; es decir, algunas personas se dedicaban a elaborar este tipo de sustancias, como los pigmentos, y su conocimiento pasaba de generación en generación, dijo el doctor Hoffmann, ganador del Nobel por sus trabajos de interpretación teórica de los resultados experimentales en reacciones, durante la conferencia titulada Chemistry´s essential tensions: Three views of a science in culture, que presentó en el Museo de las Ciencias Universum.
Cuando se mezcla bromuro y aluminio obtenemos flamas, luz, algo de sonido, humo y un olor desagradable, y al final de esta reacción química queda algo diferente a los elementos iniciales: bromuro de aluminio. Y aunque pueda pensarse que las explosiones y la química son dos conceptos relacionados, la química no son solo explosiones, porque estas no son una buena manera de generar dinero, porque se desperdicia energía y material; con las explosiones no se logran procesos químicos controlados.
La química va más allá de las explosiones, tiene lugar dentro de nosotros y de cualquier ser vivo, es compleja y puede ocurrir lentamente, como es el caso del envejecimiento, o muy rápido para que la podamos apreciar, tal como sucede con los procesos que realizan las enzimas dentro de nuestro organismo.
La química es la ciencia del cambio en las sustancias, y aunque podemos ver las consecuencias de esas transformaciones, como sucede con el bromuro de aluminio, hemos pasado de las sustancias, a nivel macro, a saber lo que sucede en el interior de estas sustancias cuando están pasando por un cambio químico, ya que a nivel microscópico existen átomos y agrupamientos persistentes de átomos que se interconectan, lo que los químicos llaman uniones químicas y que constituyen las moléculas, señaló el científico.
Tensiones en la química
Algunas ideas que las personas tienen de la química es que puede curarnos, pero no podemos dejar de lado que las industrias farmacéuticas generan residuos; es una relación de daño-beneficio, mientras mejoramos nuestras condiciones de vida, también ensuciamos el lugar en el que vivimos, lo anterior es, por decirlo, una de las tensiones o dualidades de la química. “La morfina es otro ejemplo del daño-beneficio, ya que esta molécula puede ser utilizada para aliviar el dolor, pero también puede provocar adicción, es la misma molécula, su estructura no varía, pero puede provocarnos un bien y un mal al mismo tiempo”.
Otra de estas tensiones se da con la idea de lo natural y lo no natural, se piensa, indicó Roald Hoffmann, que las plantas son la representación de lo natural y las ciudades de lo contrario, pero las cosas no son tan simples, una planta de ajo es natural, pero un campo de ajo no es natural, es el resultado de la acción humana.
La sal, el azúcar, la penicilina y la tetrodotoxina (neurotoxina mortal aislada de un pez), son cristales que a simple vista parecen iguales, pero en su estructura interna los átomos están arreglados de manera diferente. Y aunque este puede parecer un tema puramente químico, está relacionado con la identidad, con el hecho de parecernos pero ser distintos, que es otra de las tensiones, la de ser igual-ser diferente, explicó el investigador, miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La química y la inspiración
Cuando pensamos en la creatividad creemos que depende de la inspiración, la cual relacionamos con los poetas. “Creemos que los poetas no hacen nada y que con excepción de caminar y tras haber sido inspirados, sacan una libreta y plasman un poema, sin ensayos o bocetos. Sin embargo, para escribir su poema ´El tigre´, William Blake hizo un borrador, en el que tachó palabras y escribió otras”.
La tabla periódica, que puede ser considerada la obra maestra de la química, fue propuesta por el químico ruso Dmitri Mendeléyev, quien se basó en las propiedades de los elementos. Para ello, escribió en tarjetas las propiedades de cada elemento y su nombre, en un primer intento las acomodó por el peso atómico, después por sus propiedades. También hizo una lista de los elementos que quería ordenar y los fue tachando conforme las colocaba en la tabla.
“Al ver una obra, ya sea artística o de ciencia, es importante preguntarse cómo se hizo, en este caso, por qué los científicos hicieron lo que hicieron. Y aunque suele pensarse que el arte no tiene relación con la ciencia, tienen puntos en común: son actividades de los seres humanos que tratan de entender, ya sea el mundo de los elementos o el poder del tigre, y que tachan las cosas y cometen errores”, dijo Hoffmann, quien además de dedicarse a la investigación científica escribe poemas.
Noemí Rodríguez González.