LA INVESTIGACIÓN SOBRE PREVENCIÓN DE DESASTRES, UNA DE LAS INVERSIONES MÁS REDITUABLES QUE PUEDE HACER UN PAÍS


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Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/136/09
México, D. F., 13 de octubre de 2009.

  • El investigador Servando de la Cruz advirtió que el estudio de los fenómenos naturales permite reducir el costo e impacto de los desastres
  • Por cada peso que se invierte en protección, se evita el costo de mas de 100 pesos en un desastre, precisó
  • Señaló que en México la mayoría de la población vive en zonas volcánicas, debido a que ahí se encuentran los suelos más fértiles para la agricultura
  • El 14 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales
El vulcanólogo Servando de la Cruz advirtió que el estudio de los fenómenos naturales permite reducir el costo e impacto de los desastres.
El vulcanólogo Servando de la Cruz advirtió que el estudio de los fenómenos naturales permite reducir el costo e impacto de los desastres.
Foto: AMC
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La investigación sobre prevención de desastres es una de las inversiones más redituables que puede hacer un país, señaló Servando de la Cruz Reyna, investigador miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien afirmó que por cada peso que se invierte en protección, se evita el costo de mas de 100 pesos en un desastre.

Entrevistado en el marco del Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, el investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México dijo que hay una confusión entre los fenómenos naturales y los desastres, en virtud de que estos últimos son fenómenos sociales.

Al respecto, De la Cruz explicó que el estudio de los fenómenos naturales permite sentar las bases para la prevención del desastre, de modo que si se consigue prevenir el desastre planteando a los desastres mismos y a sus medidas de prevención como objetos de estudio de la ciencia, se pueden lograr avances importantes y reducir en gran medida el costo de estos fenómenos sociales.

Servando de la Cruz Reyna informó que existen varios miles de estructuras volcánicas en nuestro país, entre las cuales muchas se consideran extintas y otras son de tipo monogénico, lo que significa que no volverán a hacer erupción, pero que en esa región pueden nacer otras, como el caso del Volcán Paricutín, ubicado en el estado de Michoacán.
Finalmente, refirió, se encuentran los volcanes poligenéticos, que han hecho erupción en el pasado y existe la posibilidad de que en el futuro repitan dicha actividad. Cada una de las estructuras volcánicas mencionadas requiere un tipo de análisis diferente, indicó.

El especialista en riesgos volcánicos subrayó que en nuestro país la mayoría de la población del país se concentra en las zonas volcánicas debido a que los productos volcánicos generan los suelos más fértiles. Esta situación se debe tener presente, aseveró, para que la población pueda aprovechar al máximo las manifestaciones positivas de la actividad volcánica, al tiempo que se reduce al máximo el riesgo que la misma representa.

Sobre el fenómeno volcánico, dijo que el riesgo se compone de dos factores que son el peligro entendido como la posibilidad de que se dé una erupción volcánica con determinadas características y manifestaciones de carácter destructivo, y la vulnerabilidad de la población, los asentamientos y la infraestructura alrededor del volcán que pudiera ser alcanzada en el momento de ocurrencia del fenómeno.

El especialista indicó que la primera etapa de su trabajo busca analizar la historia eruptiva de cada uno de los volcanes de México, para poder conocer la probabilidad de ocurrencia.

Si conocemos la probabilidad de que ocurra cierta manifestación eruptiva, detalló, lo que sigue es ver qué precursores tiene. Esto se debe a que una erupción requiere de una gran acumulación de energía bajo el volcán, esa acumulación puede llegar a producir ciertos síntomas en la superficie que son sutiles, pero detectables. La identificación de esos precursores es uno de los objetivos de la vulcanología actual, expresó.

El pronóstico de la erupción mediante el uso de la tecnología de detección de precursores hace posible evacuar a la población vulnerable con mucha anticipación, como ya sucedió en el caso del volcán Popocatépetl en el año 2000, donde la evacuación inició un día antes de que se desarrollara la actividad volcánica.

El vulcanólogo consideró que el monitoreo es un procedimiento de renovación constante y que a medida que la tecnología va mejorando, la identificación de los precursores se va haciendo más precisa y cada vez hay que ir actualizando el equipo y las metodologías para mantenerse al paso con estos avances.

La investigación en esta área, continuó, tiene muchas vertientes: desde el reconocimiento de los precursores; la modelación de los procesos internos de los volcanes para poder reproducir, en teoría, los precursores; los estudios asociados a la termodinámica y la petrología de los magmas.

Otras áreas de estudio son las interacciones entre los magmas y la corteza y cómo éstos pueden producir señales sísmicas de formaciones, o si pueden afectar la riología de la corteza, relacionarse con la actividad tectónica o los posibles acoplamientos entre la actividad tectónica y la actividad volcánica.

Toda esta investigación, apuntó, debe ser aplicada, además de trabajar en la implementación de los sistemas de monitoreo y el desarrollo de nuevos sistemas para este fin, así como la metodología de procesamiento y interpretación de los datos que se obtengan para finalmente traducirlos en escenarios de riesgo.


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