La investigación en secuenciación de genomas es vital para comprender la Biodiversidad: Luis Herrera Estrella


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Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/014/09
México, D. F., 4 de febrero de 2009

  • México cuenta con infraestructura física y humana para participar en proyectos de secuenciación de genomas de gran envergadura, afirmó el director del LANGEBIO
  • El Laboratorio concluyó la secuenciación del genoma codificante del maíz palomero toluqueño y del Bacillus coahuilensis, bacteria que vive en las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila
Al obtener el genoma de un organismo determinado, se abren nuevas líneas de investigación que permiten analizar el funcionamiento de la biodiversidad nacional, dijo Luis Herrera Estrella, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO).
Al obtener el genoma de un organismo determinado, se abren nuevas líneas de investigación que permiten analizar el funcionamiento de la biodiversidad nacional, dijo Luis Herrera Estrella, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO).
Foto: AMC
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Tras señalar que México es uno de los cinco países con mayor diversidad biológica del mundo, Luis Herrera Estrella, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV), Unidad Irapuato, afirmó que esta institución cuenta con infraestructura física y humana, única en Latinoamérica, para participar en proyectos de secuenciación de genomas de gran envergadura.

El también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO), dependiente del CINVESTAV, señaló que al obtener el genoma de un organismo determinado, se abren nuevas líneas de investigación que permiten analizar el funcionamiento de la biodiversidad nacional y conocer sus usos potenciales en agricultura, industria y medicina.

Herrera Estrella indicó que el LANGEBIO ofrece el servicio de secuenciación a todas las instituciones nacionales que tengan interés en secuenciar genomas microbianos, animales o vegetales e, incluso, en diseñar “chips” de genes que permitan estudiar cómo cambia su expresión al exponerlos a diferentes condiciones ambientales –presencia o carencia de nutrimientos, distintas temperaturas o disponibilidad de agua–.

En el caso de la secuenciación del genoma del maíz, explicó el biotecnólogo, se puede desarrollar toda una plataforma de marcadores moleculares para establecer programas de mejoramiento genético de nuevas variedades de maíz y comparar su genoma con otros granos, cereales o vegetales.

Precisó que el Langebio concluyó la secuenciación del genoma codificante del maíz a través de un proyecto que tardó tres años en desarrollarse, y por medio del cual fueron secuenciados alrededor de 7 mil millones de pares de bases.

La raza de maíz seleccionada fue el palomero toluqueño, que en comparación con otras 150 razas de maíz, tiene el genoma más diminuto: 30 por ciento más pequeño que todas las razas comerciales usadas en Estados Unidos.

Luis Herrera resaltó que el maíz palomero toluqueño es considerado como el origen de todas las demás razas y maíces criollos que existen en la actualidad, tanto en México como en Estados Unidos.

A diferencia de los países desarrollados, donde el maíz se cultiva principalmente para consumo animal y uso industrial, en México la cultura del maíz se relaciona principalmente con la alimentación humana, apuntó.

Por otro lado, el especialista dio a conocer que LANGEBIO también realizó la secuenciación del genoma del Bacillus coahuilensis, una bacteria que vive en las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila.

Se encontró que las pozas tienen concentraciones de nutrientes de las más bajas en el mundo, en particular de fósforo, lo que representa una oportunidad única para estudiar organismos originarios de un mar muy primitivo y que ahora viven dentro de pozas continentales que han permanecido asiladas durante muchos millones de años, explicó.

Herrera Estrella indicó que actualmente investigadores del Cinvestav, Unidad Irapuato, y del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudian de manera global los microorganismos que viven en las pozas de Cuatro Ciénegas, con el propósito de analizar qué tan diversos son y qué tanto intercambian información genética.

El Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad se ubica en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Unidad Irapuato, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

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