Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/197/18
Ciudad de México, 29 de agosto de 2018
- Si no se invierte en impulsar las habilidades digitales de los grupos en desventaja, se perderán tanto la competitividad como el potencial de todos los individuos que no se pueden conectar a Internet y/o utilizar las tecnologías digitales, advierte la directora general de la OCDE.
- Los jóvenes mexicanos entre 16 y 24 años se ubican mejor en cuanto al uso de la Internet, pero solo 25% de las personas entre 55 y 74 años lo utilizan, un dato que para la directora general de la OCDE, Gabriela Ramos Patiño, es un desafío, porque la revolución digital no solo debe ser para las generaciones que vienen, sino para todos los que tienen que estar involucrados y forman parte del campo laboral.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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México es uno de los países que más ha incrementado el acceso a Internet a su población en los últimos años. Hoy la cobertura es de 85%, y de continuar con esta velocidad es probable que llegue a acercarse a los estándares que marca la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); sin embargo, aún mantiene divergencias regionales, entre grupos sociales y de género, reconoció Gabriela Ramos Patiño, directora general de la OCDE.
En lo que se refiere a los grupos de edad, los jóvenes mexicanos entre 16 y 24 años se ubican mejor en cuanto al uso de esta red de comunicación, pero solo 25% de las personas entre 55 y 74 años lo utilizan. “Esto es, sin duda, un desafío porque la revolución digital no es solo para los que vienen (las nuevas generaciones), es para todos los que tienen que estar involucrados y forman parte del campo laboral”, destacó la maestra en políticas públicas por la Universidad de Harvard.
Durante la conferencia “El futuro del trabajo. Visión global OCDE”, que formó parte del Foro Internacional 4T: Trabajo, Tecnología y Transformación para Todos, evento realizado la semana pasada en la Ciudad de México, Ramos Patiño señaló que, en lo referente a la automatización, y de acuerdo con el análisis que han realizado desde la OCDE, “14% de los empleos en el mundo va a desparecer y 35% van a ser completamente modificados, y si lo pensamos esto ya ha pasado, el arquitecto de hace veinte años no es el mismo que el arquitecto de hoy, en la actualidad todo es digital”.
Esta transformación se conoce como alto riesgo o riesgo significativo de automatización, un tema en el que también está presente la desigualdad, ya que los empleos que están en mayor riesgo son aquellos que pueden ser codificados, rutinarios; la directora general de la OCDE precisó que esas ocupaciones no son las de bajas habilidades ni las de grandes aptitudes, sino las que requieren de capacidades medias.
“Hemos concluido que 40% de los trabajos realizados por empleados que cuentan con educación media pueden desaparecer, en comparación del 15% de los trabajos realizados por quienes tienen estudios universitarios. Así que tenemos que reflexionar en cómo conseguir las habilidades necesarias para la era digital, pero también cómo nos aseguramos de que la mayoría de la población pueda alcanzar altos niveles educativos”, indicó Gabriela Ramos.
Agregó que a nivel mundial los jóvenes se están insertando en trabajos en los que pueden ser reemplazados fácilmente y que no proporcionan ninguna seguridad social, pero a la vez se crean empleos que no existían y que son bien pagados, lo que hace necesario que los jóvenes conozcan estos nuevos puestos, como pueden ser: arquitecto de datos, programador en la nube y profesional en marketing digital.
Acerca del tema de la educación en México, Ramos Patiño destacó en su ponencia que la inversión en este rubro ha aumentado y que se cuenta con una buena cobertura educativa en el país, aunque recomendó poner énfasis en la calidad, en tener a los mejores maestros y las mejores tecnologías.
“Si no se invierte en los grupos de bajos ingresos, y no se le da prioridad aquellos que se encuentran en desventaja (entre ellos mujeres y migrantes), definitivamente vamos a ser menos competitivos, ya que estamos perdiendo el potencial de todos los individuos que no se pueden conectar a Internet o utilizar las tecnologías digitales”, estimó la especialista.
Gabriela Ramos comentó que otro de los rubros a explorar es saber qué ocurre a nivel de las empresas, ya que su futuro está vinculado al futuro del trabajo. De acuerdo con la representante de la OCDE existe una alta concentración de patentes y tecnología en unas cuantas empresas, que hace que el resto del mundo se esté quedando atrás. “La investigación y el desarrollo se concentran en pocos países y en pocas empresas: son 250 las que a nivel mundial generan 77% de la investigación y se ubican en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, China y Japón”, expuso.
El informe “Perspectivas de la OCDE sobre Economía Digital 2017” señala que en 2016 95% de las empresas de los países de la OCDE (34 en total) tenían Internet de alta velocidad, contra 86% del año 2010; los mayores incrementos ocurrieron en México, Letonia y Polonia. Sin embargo, hay importantes diferencias entre las empresas grandes y las pequeñas, sobre todo en México, Grecia, Polonia y Turquía, porque las pequeñas también están rezagadas en el uso de herramientas modernas como el análisis de datos masivos y los servicios informáticos en la nube.
El desafío que presenta por tanto la revolución digital no es solo el de poder utilizar las tecnologías, sino ser innovadores y crear tecnologías propias, y ello implica apoyar a las empresas que están rezagadas, dotarlas de la infraestructura digital que requieren para que, tanto como las pequeñas y medianas empresas puedan participar en la economía digital, apuntó Ramos Patiño.
Y el primer paso que se debe dar para alcanzar dicho desarrollo, estimó la directora general de la OCDE, es invertir para impulsar las habilidades digitales de los grupos en desventaja, estimular el dinamismo empresarial con el fin de estimular la productividad, y asegurarse de que existan regulaciones para evitar la competencia desleal y desarrollar un mercado laboral incluyente, entre otros aspectos.
Noemí Rodríguez González.