GENERACIONES DE NIÑOS JORNALEROS CONDENADAS A VIVIR EN LA PRECARIEDAD: SARA MARÍA LARA FLORES


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Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/076/09
México, D. F., 11 de junio de 2009.

  • Mañana se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil
  • La socióloga integrante de la AMC afirmó que si bien el trabajo de los niños jornaleros agrícolas es ocultado por las empresas, se estima que aportan hasta el 25 por ciento de la fuerza de trabajo
  • La mayoría de los niños jornaleros desertaron de la escuela o tienen un rezago educativo muy alto, advirtió
Niña jornalera.
Niña jornalera.
Foto: AMC
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Tras afirmar que los niños jornaleros carecen de los mínimos derechos humanos, Sara María Lara Flores, investigadora miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), afirmó que éstos constituyen generaciones que están condenadas a vivir en la precariedad.

Entrevistada en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, denunció que los niños mexicanos que se emplean como jornaleros carecen de acceso a la educación y a la salud, derechos básicos de los niños.

Muchos de ellos no van a la escuela o tienen un grave rezago educativo, apuntó, “trabajan de sol a sol desde los 6 años, recogiendo calabazas y jitomates y en el futuro serán jóvenes sin educación, que no sabrán leer ni escribir”, advirtió.

La socióloga explicó que los niños jornaleros son aquellos que alquilan su trabajo para beneficio de otros, a diferencia de los niños campesinos que trabajan la propiedad de su familia, para beneficio de la misma.

Al hablar sobre el trabajo de los niños jornaleros, aclaró que si bien las empresas agrícolas no contratan directamente niños, emplean a familias completas que los incluyen como parte de la fuerza laboral.

En ese sentido, dijo que normalmente las familias de jornaleros migran de sus lugares de origen para incorporarse al trabajo en las cosechas de productos, especialmente hortalizas, como la calabaza, el jitomate, chile o ejote.

Los empresarios argumentan que el tamaño de los niños es adecuado para la cosecha de productos que crecen en plantas de poca altura; sin embargo, en realidad obtienen provecho de la mano de obra barata, expresó.

La problemática, señaló, se acentúa en el caso de las niñas, pues además de las jornadas de trabajo, se agregan las labores domésticas en las que deben colaborar y que las privan de otros derechos de los niños, como el derecho al juego.

Al tocar el tema de la ilegalidad del trabajo infantil, la especialista enfatizó que si bien la ley permite a los niños trabajar a partir de los 12 años, se han encontrado niños desde 6 años trabajando en el campo, lo cual claramente es ilegal.

Sara María Lara precisó que aún cuando las empresas se benefician de esta mano de obra barata, los padres de familia tienen una participación importante en el hecho de que se permita a los niños trabajar como jornaleros agrícolas.

La experta, cuyas investigaciones se realizan en torno a los trabajadores agrícolas, opinó que este fenómeno se explica por los sueldos tan bajos que se pagan a los jornaleros y que no alcanzan para el sustento de una familia completa.

Al hablar sobre las cifras de este fenómeno, la investigadora señaló que el trabajo infantil es siempre ocultado por las empresas, no obstante, informó que entrevistas realizadas en hogares de jornaleros agrícolas, han revelado que hasta el 25 por ciento de la fuerza de trabajo es aportada por niños.

Subrayó que incluso las autoridades carecen de cifras sobre el número de jornaleros agrícolas que existen en el país, precisamente por su condición de migrantes, situación que hace muy complicado calcular el número de niños dedicados a esta actividad.

La también maestra en ciencias antropológicas puntualizó que a raíz de las nuevas normas de regulación de mercado impuestas por Estados Unidos, las cuales incluyen no sólo reglas de sanidad, sino también normas de responsabilidad social, muchas empresas se niegan a contratar niños jornaleros con el fin de obtener certificaciones que les mantengan abiertas las puertas al mercado norteamericano.

Desafortunadamente, apuntó, el mercado nacional no opera con estas reglas de mercado, y es precisamente ahí donde se ha observado que prevalece el trabajo infantil.

Finalmente, consideró que muchas políticas migratorias señalan y denuncian las condiciones precarias las que viven los mexicanos en Estados Unidos, pero olvidan las condiciones en las que tienen que vivir y trabajar los jornaleros migrantes aquí en México.

Cabe destacar que en 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, entre los que se encuentra el derecho a la protección contra el trabajo infantil.


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