Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/049/10
México, D. F., a 6 de mayo de 2010.
- La presidenta de la AMC se reunió con los jóvenes ganadores de la medalla de oro en el certamen iGEM, del Instituto Tecnológico de Massachussets
- Ofreció al equipo conformado por estudiantes de licenciatura de la UNAM y el IPN el apoyo de la AMC para garantizar que México participe cada año en esta competencia
- El proyecto multidisciplinario, señaló, es un ejemplo de cómo tiene que hacerse la ciencia hoy en día
- La presidenta de la AMC se reunió con los jóvenes ganadores de la medalla de oro en el certamen iGEM, del Instituto Tecnológico de Massachussets.
Foto: AMC
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Ahora que se está promoviendo cada vez más el desarrollo tecnológico con base científica es necesario romper el tabú de que formar emprendedores interesados en aplicar el conocimiento científico desvirtúa a la ciencia, por el contrario, es un camino invaluable para servir a México, manifestó Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Al recibir a estudiantes que obtuvieron medalla de oro en la competencia International Genetically Engineered Machine (iGEM) 2009, la presidenta de la AMC ofreció el apoyo de esta institución para garantizar que estudiantes mexicanos continúen participando en el certamen organizado por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés).
En 2009, el equipo conformado por estudiantes de licenciatura de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional, obtuvo la presea dorada en la categoría de Investigación Básica en Biología Sintética con su proyecto Turing meets synthetic biology: Self-emerging patterns in an activator-inhibitor network.
Después de felicitar a 10 de los 11 integrantes del equipo y a tres de sus asesores, Ruiz Gutiérrez destacó que su trabajo es un ejemplo porque ha logrado la interacción no sólo entre diferentes áreas y departamentos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, sino también del CINVESTAV, lo cual es un buen modelo de forma de trabajo. “Así es como se hace la ciencia hoy en día”, aseveró.
Por ello, consideró indispensable promover en las escuelas y facultades la movilidad estudiantil, incrementar las materias optativas y permitir que los alumnos cursen alguna o algunas materias de su carrera en otras universidades, nacionales o extranjeras.
Formar a los universitarios de manera interdisciplinaria desde la licenciatura, señaló, requeriría definir bien qué es lo fundamental en cada carrera, para cursarse en los primeros semestres, y después dar total libertad al estudiante para que elija su especialidad. Por otro lado, Rosaura Ruiz, se pronunció por promover el posgrado entre los jóvenes, porque, aseveró, México necesita recursos humanos y “hoy en día una licenciatura no es suficiente”.
En su oportunidad, los asesores del proyecto, Francisco Hernández Quiroz y Elias Samra Hassan, del Departamento de Matemáticas, y Fabiola Ramírez Corona, del Departamento de Biología Evolutiva, ambos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, señalaron que el proyecto surgió por el interés de aplicar métodos formales en la biología de sistemas.
Partimos de un proyecto de biología sintética y lo adaptamos para que reuniera los requisitos de la competencia, en el 2006 obtuvimos una mención honorífica, señalaron.
Por su parte, los alumnos explicaron que la competencia además del premio al gran ganador, otorga tres medallas, de oro, plata y bronce, de acuerdo con la calidad de los trabajos. El equipo conformado por estudiantes de la UNAM y el IPN obtuvo medalla de oro.
El proyecto, dijeron, nació en el grupo de Biología Sintética de la Facultad de Ciencias de la UNAM, como una aproximación teórica de la morfogénesis. Algunas ideas fueron planteadas y desarrolladas teóricamente en competencias previas de la iGEM desde 2006.
Inspirados en el trabajo de Alan Turing, matemático inglés, sobre la morfogénesis, el equipo presentó una red sintética que emula a un sistema activador-inhibidor. El propósito es demostrar que las estructuras espacio-temporales pueden ser generadas por el comportamiento de una red regulatoria genética. Hasta ahora, el avance experimental ha dado algunas ideas sobre cómo se debe corroborar la propuesta de Turing de 1952 sobre la morfogénesis.
“Estamos muy satisfechos del trabajo que hicimos, porque durante su desarrollo los matemáticos trabajaron con células y los biólogos aprendimos las suficientes matemáticas para comprender cabalmente lo que los matemáticos estaban trabajando, hemos funcionado muy bien como equipo multidisciplinario”, comentaron.
En la reunión con la presidenta de la AMC, los estudiantes de licenciatura y de posgrado mencionaron que para ellos fue muy grato saber que el equipo mexicano era considerado un grupo fuerte dentro de la competencia, lo cual a muchos sorprendía por tratarse de una selección latinoamericana entre equipos favoritos provenientes del mundo desarrollado.
Igualmente, señalaron que en la competencia se reconoció al grupo de México por hacer un buen desarrollo de modelos matemáticos del proyecto, con poco uso de software comercial. “En el tema de modelado a otros equipos se les presentaron problemas que nosotros resolvimos hace mucho tiempo”, expresaron.
Por otra parte, los alumnos de licenciatura y posgrado indicaron que el equipo estableció los compromisos de buscar que la ciencia básica pueda tener aplicaciones en beneficio del país, así como de no realizar experimentos con seres vivos.
Sobre la dificultad de la competencia, comentaron que los trabajos presentados por equipos de otras universidades de todo el mundo tenían aplicaciones en salud, medio ambiente, energía, alimentos y en ciencia básica. El gran ganador de la competencia, la Universidad de Cambridge, Inglaterra, presentó un desarrollo industrial y con aplicaciones en el diagnóstico médico, prácticamente listo para comercializarse.
El equipo mexicano de estudiantes estuvo integrado por Luis de Jesús Martínez Lomelí, de la carrera de Matemáticas, y por Gilberto Gómez Correa y José Martínez Lomelí, de la carrera de Física, todos ellos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, así como por Francisco Javier Razo Hernández, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional, Unidad Irapuato.
Asimismo, formaron parte de la selección: Jesús Pérez Juárez, Cristian J. Delgado G., Ileana de la Fuente Colmenares, Alín Acuña Alonso, Román Alfonso Acosta Díaz y Eniak Hernández, todos ellos estudiantes de la carrera de Biología de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y Daniel Isui Aguilar Salvador, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Elias Samra-Hassan, del Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la UNAM y Alexander de Luna Fors, del Departamento de Biología Molecular del LANGEBIO, fungieron a su vez como asesores del proyecto.
El equipo académico también estuvo conformado por: Pablo Padilla Longoria, del Departamento de Matemáticas y Mecánica del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la UNAM (coordinador); Fabiola Ramírez Corona y Arturo Carlos II Becerra Bracho, del Departamento de Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y Francisco Hernández Quiroz, del Departamento de Matemáticas de la misma facultad.
La International Genetically Engineered Machine (iGEM) es una competencia sobre Biología Sintética organizada por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), que convoca a estudiantes de licenciatura de instituciones de todo el mundo.
Para cumplir con uno de los propósitos, que es construir un sistema biológico simple y operarlo en células vivas, la iGEM provee a los participantes de una librería de partes estandarizadas (llamada partes biológicas estandarizadas BioBrick) y les solicita diseñar y construir máquinas genéticas con ellas.
Los proyectos exitosos producen células que exhiben propiedades nuevas e inusuales, al ensamblar juegos de genes múltiples junto con mecanismos para regular su expresión.