Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/171/15
México, D.F., 21 de julio de 2015
- Con este resultado México alcanza una medalla de oro, tres de plata y 21 de bronce en 17 participaciones en este certamen
- Ernesto Miguel Ferruzca, de Querétaro, integrante del equipo mexicano, obtuvo medalla de bronce en la XXVI Olimpiada Internacional de Biología, realizada en Aarhus, Dinamarca.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
Imágenes en alta resolución
A su regreso del viejo continente la madrugada de este lunes, la coordinadora de la Olimpiada Nacional de Biología, María Cristina Revilla Monsalve, quien viajó junto con el equipo mexicano, destacó la presea de Ferruzca, que se ubicó entre los primeros cien alumnos participantes. “Tenemos que decir que es un buen resultado pues se trató de un concurso que convocó a 239 estudiantes de 62 países».
Explicó que cada vez los exámenes que se aplican a los estudiantes son más difíciles y que en está ocasión las evaluaciones incluyeron el uso de mucha tecnología, ya que los “jóvenes tuvieron que resolver sus pruebas utilizando una tableta electrónica, tomar fotografías y subirlas a un sitio en específico, entre otras especificaciones como adaptar una lupa y un microscopio en la tablet, lo que resultó en un proceso complicado».
Agregó que estos desarrollos no se habían usado en años pasados ocasionando esta vez que muchos de los participantes perdieran puntos porque tuvieron dificultades en el manejo de esta tecnología y de las distintas plataformas, lo cual fue un factor que afectó al equipo.
Revilla Monsalve aseguró que varios países se inconformaron ante esta situación porque en su opinión no se evaluaron los conocimientos de biología de los alumnos, pues al final lo que pesó fue el uso de la tecnología y la experiencia de manejar los instrumentos. “Esto ya no se va a repetir, se acordó que no se utilizarán más estos aditamentos en el certamen internacional por la molestia que causó”.
De los cuatro participantes que representaron a México: Katherine Valencia, de Veracruz; Gustavo Casas, del Estado de México; Pablo Rosiles, de Michoacán y Ernesto Ferruzca, de Querétaro, ninguno cuenta con la edad para participar el próximo año en esta competencia, sin embargo, «vamos a seguir preparando a nuestros jóvenes porque aunque cada vez el nivel de evaluación es más difícil, esas son las reglas con las que estamos jugando», manifestó la científica, quien espera alcanzar buenos resultados en la próxima Olimpiada Iberoamericana de Biología.
Por su parte, Ernesto Miguel Ferruzca dijo sentirse muy contento y entusiasmado, «me siento muy bien y feliz por traer una medalla, la experiencia fue impresionante. Dinamarca es un país muy bello, tuvimos oportunidad de hacer algunos paseos y ver cosas maravillosas”.
Comentó que los exámenes teóricos y prácticos fueron difíciles, con un grado de dificultad alto, pero que gracias a la preparación que tuvo junto con su equipo en la Facultad de Ciencias de la UNAM y en la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Metabólicas de Instituto Mexicano del Seguro Social, pudo lograr ese resultado. «En la parte experimental tuvimos que realizar una disección a un pez, también categorizamos ciertos tipos de plantas, aplicamos técnicas moleculares y técnicas de bioquímica».
En tanto, las pruebas teóricas fueron sobre anatomía y fisiología animal, biología celular, biología molecular y microbiología, genética -genética de poblaciones y evolución-, anatomía y fisiología vegetal, ecología, etología y biosistemática.
«La parte más complicada fue la disección del pez aunque tengo que decir que fue muy interesante. Luego de esta experiencia y de mi participación en la Olimpiada, decidí estudiar la licenciatura de químico-farmacéutico-biólogo, ese será el primer paso porque mi meta es seguir una carrera como científico», dijo.
Ferruzca agregó que su gusto por la investigación nació por haber participado en la Olimpiada Nacional de Biología, certamen que organiza la Academia Mexicana de Ciencias, por lo que envió un mensaje a todos los jóvenes del país, «para que se informen y se acerquen a concursos de este tipo, porque no sólo se aprende mucho, también se abre la mente hacia cosas nuevas que uno no imagina que existen».
Con este testimonio se está en el camino de alcanzar el objetivo central de la Olimpiada Internacional de Biología, que es proporcionar a los jóvenes estudiantes una experiencia educativa, promover su interés por la biología, estimularlos a hacer una carrera en la investigación y ofrecerles la oportunidad de conformar redes que puedan servir para futuras colaboraciones.
Elizabeth Ruiz Jaimes.