Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/044/10
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a 29 de abril de 2010.
- Participantes en el primer panel del Seminario La Mujer y el Desarrollo Social coincidieron en que las universidades pueden incidir para garantizar el derecho de las mujeres a la educación
- Invertir en las mujeres genera beneficios en lo social y en lo económico: Judith Zubieta, investigadora del IIS-UNAM e integrante de la AMC
- En el panel Mujeres y Educación participaron René Estrada Arévalo, rector de la UNACH, y Claudia Patricia Toro, vice rectora de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria de la UNAD
- La presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias moderó el panel Mujeres y Educación, y dio a conocer algunas cifras que señalan la inequidad de género en nuestro país. Con ella, Judith Zubieta, coordinadora del encuentro.
Foto: AMC
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Una sociedad no puede alcanzar su desarrollo si la mitad de sus habitantes, las mujeres, no acceden a los beneficios del conocimiento y de las nuevas tecnologías, afirmó Judith Zubieta García, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La coordinadora del Seminario la Mujer y el Desarrollo Social, cuyos trabajos se llevan a cabo en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), señaló que la educación es la condición sin la cual América Latina no podrá participar en el concierto de las naciones, y que la mejor forma de impulsar el desarrollo es garantizando el acceso a la educación para todos y todas.
Al participar en el panel de trabajo Mujeres y Educación, Zubieta García indicó que existe una gran brecha entre los países generadores de conocimiento y tecnología y las naciones en desarrollo, que gastan grandes cantidades en pagos por el uso de patentes generadas en el Primer Mundo o importan enormes volúmenes de productos tecnológicos.
El rezago, consideró, se debe principalmente a una falta de interés de los gobiernos de la región por invertir en el sector de ciencia y tecnología, y especialmente en la formación de recursos humanos.
Al respecto, exigió a los gobiernos la implementación de políticas que permitan la transformación del conocimiento en riqueza. La sociedad del conocimiento se alcanzará llevando educación y ciencia a toda la población, y no solamente a la mitad de ella, enfatizó, haciendo alusión al rezago educativo que se observa especialmente en el caso de las mujeres.
La investigadora consideró que las brechas de género limitan el desarrollo de la nación, especialmente las relacionadas con educación, empleo remunerado y tecnologías. “Únicamente superando estas inequidades se podrá incrementar la competitividad de la nación”, planteó.
En otro tema, Judith Zubieta aseguró que invertir en la educación de las mujeres, tiene en el mediano y largo plazo beneficios económicos y sociales, entre otras razones, porque incide positivamente en la educación de toda su familia.
Lamentablemente, las mujeres, aún cuando constituyen la mitad de la población, no ocupan la mitad de las curules en los congresos, ni el 50 por ciento de la población económicamente activa, ni mucho menos el mismo porcentaje de los puestos de dirección, lo cual es una evidencia de la inequidad que enfrenta la población femenina, puntualizó.
Además, en México, el 57 por ciento de las mujeres calificadas no se integran al mercado de trabajo, lo cual constituye un derroche que repercute negativamente en la competitividad del país, concluyó.
En la misma mesa, que moderó Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la AMC, Claudia Patricia Toro, vice rectora de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria de la Universidad Nacional a Distancia (UNAD) de Colombia, compartió algunas experiencias de su país en cuanto a educación de las mujeres.
Tras exponer de qué manera funciona la UNAD en Colombia, incorporando las nuevas tecnologías a la educación para llegar a todas las comunidades, señaló que, a lo largo sus 29 años de historia, la universidad ha alfabetizado a 15 mil personas, de las cuales el 82 por ciento son mujeres.
La socióloga colombiana dijo que al trabajar con mujeres es importante reconocer que las diferencias sociales, raciales y étnicas se traducen más tarde en desigualdades, inequidades y subordinaciones, que al final dan como resultado violencia para las mujeres.
Patricia Toro destacó que un tema fundamental es el derecho a la educación, por ser la llave de entrada a todos los demás derechos. En este sentido, aseveró que la educación debe ser accesible, asequible, permanente, adaptable y de calidad, condiciones que no cumple la educación estandarizada.
Sobre el mismo tema, consideró que las universidades son actores sociales, con capacidad y responsabilidad para incidir en el derecho a la educación de las mujeres, por lo que deberían unirse a las organizaciones sociales para atender el rezago educativo.
En su oportunidad, el rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), René Estrada Arévalo, señaló que en esta institución se ha incorporado el enfoque de género en las diferentes dependencias, escuelas y facultades. Como parte esta política institucional de la universidad de equidad de género, dijo, se han impartido talleres sobre temas como noviazgo sin violencia y salud sexual.
El rector de la UNACH explicó que a través de las Unidades de Vinculación Docente, proyecto implementado en los 18 municipios de mayor pobreza en Chiapas, se trabaja con las comunidades en temas como la educación, la igualdad de género y la salud reproductiva.
Asimismo, destacó el trabajo social que los universitarios chiapanecos llevan a cabo en comunidades rurales del municipio de Zinacantán, con proyectos como la captación de agua, producción de frutales y elaboración de conservas.
Los trabajos continuarán por la tarde con el panel Mujeres en la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que será moderada por Eduardo Martínez García, asesor de la División de Política de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNESCO.
El Seminario La Mujer y el Desarrollo Social es organizado por la Academia Mexicana de Ciencias, la UNESCO, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Chiapas, y participan especialistas de México, Colombia, Chile, Brasil, Venezuela y Argentina, así como representantes de organismos no gubernamentales dedicados a la promoción de los derechos de las mujeres.