Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/436/14
México, D.F., 19 de diciembre de 2014
- El grupo de trabajo encabezado por el doctor José Ramón Hernández Santana evaluó el estado en el que se encontraba el ambiente a nivel nacional en el 2008, y elaboró las tendencias para los años 2012, 2023 y 2033
- Para el escenario del 2023, en el norte del país el estado ambiental se prevé en un rango de categorías entre estable y medianamente estable; mientras que en las entidades de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas, partes de Jalisco (costa del Pacífico), Yucatán y Quintana Roo se concentrarán condiciones de inestable a muy crítico
- La regionalización ambiental a nivel nacional elaborada por los doctores José Ramón Hernández, Manuel Bollo y Ana Patricia Méndez, dio como resultado la delimitación de 145 unidades ambientales biofísicas para poder identificar las áreas que requieren protección, conservación y restauración ambiental.
Imagen: Cortesía de José Ramón Hernández Santana, Manuel Bollo Manent y Ana Patricia Méndez Linares.
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Clasificar y determinar las características del relieve de la superficie terrestre es un elemento básico en los trabajos ecológicos, de regionalización geográfica, de manejo de recursos naturales y de ordenamiento del territorio, este último requiere -para cualquier espacio geográfico, sea continental, insular o marino- la caracterización general y el diagnóstico de sus recursos naturales y socioeconómicos.
El 7 de octubre de 2012 fue decretado y publicado en el Diario Oficial de la Federación el Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio (POEGT), y el doctor José Ramón Hernández Santana, del Instituto de Geografía (IG) de la Universidad Nacional Autónoma de México, participó junto con otros investigadores en la caracterización y el diagnóstico del estado del territorio mexicano y sus recursos naturales, así como en el planteamiento de escenarios futuros y propuestas que ayuden a utilizar los recursos de manera racional y diversificada.
El proceso de ordenamiento ecológico territorial contempla diferentes aspectos como son: caracterización del territorio, diagnóstico integrado del territorio, pronóstico, debate público participativo y propuesta del Modelo de Ordenamiento Ecológico General del Territorio (MOEGT), instrumentación e implementación del mismo.
En la caracterización y el diagnóstico del territorio, se identificaron las regiones del país más vulnerables a procesos y fenómenos naturales considerados peligrosos como el vulcanismo, la sismicidad y los huracanes; además se hizo un reconocimiento de las condiciones, los procesos y los fenómenos naturales del territorio nacional relacionados con la degradación, por ejemplo la disminución de la calidad y la cantidad del agua, la degradación de los suelos, el deterioro de la vegetación y la desertificación.
Así, se estableció una regionalización ambiental a nivel nacional, que dio como resultado la delimitación de 145 unidades ambientales biofísicas (UAB) que incluyen las islas Revillagigedo, los volcanes de Colima, la sierra y los valles de Oaxaca, entre otras regiones, y que sirvió para poder identificar las áreas que requieren protección, conservación y restauración ambiental.
Las UAB están conformadas por los aspectos geológicos, el tipo de relieve, el dominio morfoclimático -el cual se refiere a las áreas en las que predominan determinados agentes y procesos modeladores del relieve debido a las condiciones climáticas-, los tipos de suelo y de vegetación, así como el uso del suelo.
Para la fase de pronóstico se utilizaron 18 indicadores -relacionados con degradación biofísica, modificación de la superficie terrestre a causa de la acción del hombre, situación socioeconómica y disponibilidad de recursos hídricos superficiales y subterráneos-, con los cuales se hizo una evaluación del estado en el que se encontraba el ambiente en el 2008, además de las tendencias para los años 2012, 2023 y 2033.
Los escenarios tendenciales del estado del ambiente para el año 2023 y 2033 incluyeron, además de las 18 variables, algunas consideraciones sobre el cambio climático, como los aumentos en la temperatura, la humedad del suelo, los incrementos pluviales anuales, las inundaciones costeras por los ascensos del nivel del mar y el aumento del escurrimiento superficial en las cuencas hidrográficas del Golfo de México.
Las evaluaciones de pronóstico que realizaron Hernández Santana, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC); Manuel Bollo Manent, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) UNAM; y Ana Patricia Méndez Linares del IG, se discutieron y avalaron en talleres regionales desarrollados en las ciudades de Guadalajara, Distrito Federal y Tuxtla Gutiérrez, con la intervención de los diferentes sectores socio-productivos.
Posteriormente se realizaron consultas públicas nacionales en los años 2010 y 2011; además, se llevaron a cabo talleres en las ciudades de Hermosillo, Monterrey, Guadalajara, Distrito Federal, Oaxaca y Mérida, como sedes de las grandes regiones del país -noroeste, noreste, occidente, centro, sur y sureste, respectivamente.
A partir del estado actual del ambiente -escenario del año 2008- y del nivel de conflictos intersectoriales en cada una de las unidades ambientales biofísicas, se identificaron y clasificaron los niveles de atención prioritaria (muy alta, alta, media, baja y muy baja) de cada una de ellas. Esto reveló cuáles son las UAB con mayor grado de afectación ambiental.
La última etapa, la de propuesta para el modelo de ordenamiento ecológico territorial, incluyó 5 niveles de atención prioritaria, 80 regiones ecólogo-productivas del territorio nacional, 34 tipos de actividades rectoras del desarrollo, la implementación del modelo de ocupación sectorial que se rigió por 10 lineamientos ambientales –que a su vez arrojaron 44 estrategias ambientales y 273 acciones de implementación– dirigidos a la sustentabilidad ambiental del territorio, al mejoramiento del sistema social y la infraestructura urbana, y al fortalecimiento de la gestión y la coordinación institucional.
Pasado y futuro del territorio mexicano
El estado del ambiente de las UAB quedó clasificado en regiones: estable, estable a medianamente estable, medianamente estable, medianamente estable a inestable, inestable, inestable a crítico, crítico, crítico a muy crítico y muy crítico. La evaluación ambiental del territorio nacional del 2008 mostró que un 47.10 % del país estaba en un estado entre inestable y crítico a muy crítico, especialmente en la región sur-sureste y algunas regiones del centro del país.
De acuerdo con el escenario del 2023, el estado ambiental de las UAB con categoría de estable, estable a medianamente estable y medianamente estable, ocuparán el 23.81% del país, localizándose en la región norte. Por otra parte, las categorías de inestable a crítico, crítico, crítico a muy crítico y muy crítico se concentrarán en las entidades de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas, partes de Jalisco (costa del Pacífico), Yucatán y Quintana Roo, con un 40.48 % del territorio nacional. Para el escenario del año 2033, las categorías ambientales críticas ocuparán el 51.34 % de las regiones centro y sur-sureste de México.
Los resultados de este proyecto están representados en diferentes mapas, entre ellos el de regionalización ecológica y propuestas de actividades sectoriales, y el del escenario tendencial a mediano plazo 2023 y largo plazo 2033, los cuales se encuentran disponibles, al igual que todo el proyecto del POEGT, en: http://www.semarnat.gob.mx/temas/ordenamiento-ecologico/programa-de-ordenamiento-ecologico-general-del-territorio-poegt.
Noemí Rodríguez González.