Excelsior
15 de mayo de 2009
José De J. Guadarrama
Además de la fuga de cerebros y la falta de infraestructura en ciencia, el país es dependiente del conocimiento del exterior, dicen especialistasLa ciencia mexicana requiere de una urgente transfusión de sangre fresca. Mientras que la matrícula en este campo va a la baja, por lo cual no hay cómo suplir a los académicos más destacados y de mayor experiencia del país —integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SIN)— ya que el promedio de edad de oscila entre los 50 años en el nivel 1 y hasta 63 años en el nivel 3.
Al igual que hace 20 años, México cuenta con menos de un investigador por cada 100 habitantes y el gasto nacional en ciencia y tecnología no ha logrado rebasar 0.5 por ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con la opinión de expertos.
José Franco, secretario de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), y Jaime Tacher y Samarel, ex secretario técnico del Sistema Nacional de Investigadores, coinciden al decir que el descuido y abandono que se ha dado en el país a la investigación y desarrollo deja una “amarga experiencia y una bofetada” en momentos de emergencia, como la que vive México por el brote de influenza A H1N1.
La formación de capital humanos en áreas como la salud no ha sido respaldada como debe ser —observan los entrevistados—, aunado a una infraestructura insuficiente para la investigación, por lo que ha sido preferible comprar vacunas y reflejar la importante dependencia científica y tecnológica que tiene el país hacia el extranjero.
Tacher y Samarel indican que el virus de la influenza humana fue descubierto en el país por un químico y de haber tenido los recursos suficientes en esos momentos, México sería productor de la vacuna.
Reconoce que mucho del trabajo de investigación en el país también está desvinculado de la realidad nacional, lo cual responde a la falta de una visión y de una política en la materia.
“Los científicos también hemos cometido errores, debemos también reconocer esa parte”, apunta Franco.
El secretario de la AMC, destaca que uno de los grandes fenómenos que ha puesto en riesgo la clonación de la comunidad investigadora nacional es la falta de plazas laborales.
Afirma que mientras los investigadores de mayor experiencia y calidad envejecen, ya se observa una importante preocupación debido a que la matrícula no crece en la proporción necesaria para suplirlos; lo cual además mantiene vigente el grave fenómeno de la fuga de talentos, a pesar de los esfuerzos para repatriar a los que se han ido del territorio nacional en busca de mejores oportunidades en otras latitudes.
De esta forma de acuerdo con los indicadores de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el gasto nacional en estos rubros, en 2008 fue de alrededor de 0.49 por ciento del PIB, contra 1.89 por ciento de Estados Unidos, 3.33 pon ciento en Japón y 3.89 en Suecia.
En el Segundo Informe de Gobierno, del presidente Felipe Calderón, se reportaron 55 mil 560 investigadores en ciencia y tecnología, tanto del sector público como del privado.
Con esa base se tiene que hay 12 investigadores por cada diez mil integrantes de la fuerza de trabajo (en Estados Unidos esa proporción es de 100), pero menos de un investigador por cada 100 habitantes.
Las fuentes de financiamiento sí observan una tendencia equilibrada si se compara con la situación que prevalecía todavía hace diez años, en donde 90 por ciento de la aportación era del sector público. En la actualidad se estima que la participación del sector privado ha llegado a poco más de 40 por ciento, lo que implicaría 30 puntos más.
El SIN cuenta en la actualidad con alrededor de 14 mil integrantes, tanto candidatos como en sus tres diferentes niveles, con un grado de doctorado en 90 por ciento de los casos.
De acuerdo con los expertos la falta de presupuesto, la escasa infraestructura, el poco incremento en algunas matrículas de ingeniería ha conducido al país a ser un máximo consumidor de conocimiento y por lo tanto un alto dependiente de la ciencia y la tecnología extranjeras.
De acuerdo con datos del Conacyt, 95 por ciento de la solicitudes de patentes en México son realizadas por extranjeros y en una proporción simular se comporta el número de patentes que son concedidas; alrededor de 55 por ciento es de empresas, instituciones o inventores independientes de Estados Unidos, y una proporción alta también pertenece a Alemania, entre otras naciones.
0.5 por ciento del PIB se destina a la ciencia y tecnología en México
Los científicos también hemos cometido errores, debemos también reconocer esa parte.”
José Franco
secretario de la Academia Mexicana de Ciencias