El Economista
28 de octubre de 2014
REDACCIÓN / AMC
LA CIENCIA SE CAPTA HACIENDOLA: MOLINA
Las clases vivenciales dan mejores resultados que las tradicionales a todo los niveles, asegura Mario Molina.
Entre los retos del país en materia de ciencia y tecnología está la necesidad de poner énfasis en lograr que la educación sea de calidad, y para ello “es necesario entender cómo aprenden las personas, en especial los niños”, dijo Mario Molina, ganador del Premio Nobel de Química 1995.
Los niños “aprenden ciencia haciendo ciencia y si se realizan acciones para cambiar la forma en la que se enseña, desde los niveles básicos de educación, esto podría canalizarse para mejorar la enseñanza en las universidades”, aseguró el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
El doctor Molina respalda a la asociación civil Innovación en la Enseñanza de la Ciencia (Innovec, formada en el 2002). Con el apoyo de la SEP, los gobiernos de 12 estados, fundaciones y empresas, beneficia a más de 400,000 alumnos de educación básica que reciben clases de ciencia basadas en el modelo de Sistemas de Enseñanza Vivencial e Indagatoria de la Ciencia (SEVIC).
El SEVIC toma en cuenta la curiosidad natural de los niños, “así las clases son vivenciales, los niños realizan experimentos, plantean hipótesis, proponen explicaciones y trabajan en equipo. Por ello este es un método diferente al tradicional, pero para implementarlo también hay que entrenar a los profesores”, dijo Molina, vicepresidente del Consejo de Innovec, durante la charla magistral que dictó en un evento con la primera generación de investigadores seleccionados para las Cátedras Conacyt.
A la universidad
En lo que respecta a una comparación experimental entre los métodos de enseñanza que se utilizan en las universidades, Mario Molina se refirió al trabajo de investigación que ha realizado un equipo de la Universidad de British Columbia, en Vancouver, Canadá, encabezado por Carl Wieman, ganador del Premio Nobel de Física 2001.
En una investigación publicada en la revista Science, Wieman y sus colaboradores probaron un enfoque educativo llamado “práctica deliberada”, en el cual se pide a los estudiantes pensar cómo lo harían los científicos y resolver diversos problemas durante la clase.
Con apenas tres reuniones de una hora en una semana, los estudiantes de ingeniería con los que se usó el enfoque de “práctica deliberada” respondieron mejor un examen estándar y aumentó 20% la asistencia de los estudiantes, en comparación con el grupo en el que se mantuvieron las clases tradicionales.
En opinión de Mario Molina, se pueden implementar métodos de enseñanza diferentes a los que se utilizan en todos los niveles de educación en México.