Rumbo
21 de septiembre de 2005
México, 21 sep (EFE).- Tres premios Nobel y un premio Príncipe de Asturias participaron hoy en un acto organizado por científicos mexicanos para difundir la ciencia en el país, y celebrar la entrega de varios premios de investigación a jóvenes.
En la celebración convocada por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) participaron los premios Nobel de Química Paul Crutzen (Holanda, 1995) y Harold Kroto (Inglaterra, 1996), el de Medicina Andrew Schally (Polonia, 1997), y el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1999), el mexicano Ricardo Miledi.
«Esta es una de las muchas actividades que la AMC hace para decirle a la sociedad mexicana que hay científicos y tecnólogos muy interesados en contribuir con México a cambiar las cosas», declaró a EFE el presidente de la AMC, Octavio Paredes.
Agregó que la disminución del presupuesto asignado en actividades científicas y tecnológicas del 0,37 al 0,33 por ciento es «suicidar a la sociedad y si eso quieren vamos en la dirección correcta».
«Queremos un aumento gradual del presupuesto, hagamos un esfuerzo importante en cambiar la calidad de la educación en todos los niveles», añadió el titular de la AMC.
Pese a las carencias de México, los investigadores consideraron que hay cambios científicos bien desarrollados en este país.
«El nivel de la Ciencia en México es muy alto, sus investigadores son perfectamente entrenados, razón por la cual trabajamos mucho con México», declaró a EFE el premio Nobel de Química, Harold Kroto.
El laureado británico dijo a EFE que «México no es el único país con problemas en desarrollo de tecnología; es un mal que afecta a todos y debemos aprovechar los medios masivos de comunicación para propagar a los niños del mundo los conocimientos de los mejores científicos del planeta».
La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) es una asociación civil independiente que agrupa a 1.716 miembros de destacadas trayectorias docente y que trabajan en diversas instituciones del país y del extranjero.
La organización cuenta con un programa piloto que incluye a 1.300 menores y fue adaptado de iniciativas similares en Francia y China que demuestra que es perfectamente posible mejorar la calidad de la educación, indicó Paredes.