La Jornada
8 de noviembre de 2006
Mariana Norandi
Políticos y medios desprecian la difusión del conocimiento, coinciden especialistas
Expertos muestran escaso interés por dar a conocer sus trabajos, asegura Arturo Barba
El conocimiento de la ciencia no sólo es importante para el desarrollo de un país, sino también para que la gente entienda los fenómenos que ocurren en su entorno y pueda tomar decisiones. Mientras eso no se entienda y sigamos con una clase política que no tenga la menor idea del valor de ésta, jamás construiremos una sociedad verdaderamente democrática, afirmó René Drucker, director del área científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante el foro México y el mundo actual, organizado por La Jornada y Casa Lamm.
El debate de este lunes fue sobre Los problemas de la divulgación de la ciencia en México. En él, además de Drucker, participaron Arturo Barba, periodista científico y coordinador del Departamento de Comunicación y Divulgación de la Academia Mexicana de Ciencias, y Javier Flores, columnista científico y profesor de la UNAM.
Barba expuso cuatro problemas que obstaculizan la difusión científica: «los medios de comunicación», en los que predomina la nota roja y no existe interés por la divulgación científica; «la sociedad», en la cual tanto la población como la clase política presentan gran «analfabetismo científico»; «la información científica», que se ha vuelto cada vez más compleja y, por tanto, más difícil de transmitir, y finalmente «la fuente», debido a que los especialistas no muestran interés por dar a conocer su trabajo, porque «todavía no son muy concientes de la importancia de estar en contacto con los medios».
Ante este panorama, Barba dio a conocer algunas propuestas, como crear un plan nacional de divulgación de la ciencia; impulsar cursos y becas para especializar a periodistas que se quieran dedicar a difundir ese conocimiento e implementar programas de información regionales, nacionales e internacionales.
Javier Flores aseguró que difundir el conocimiento científico es necesario no sólo para desarrollar el nivel educativo de la población, sino para que en la sociedad haya pensamiento racional y crítico. Según el especialista, uno de los mayores obstáculos para llevar eso a la práctica es que la comunidad científica observó, durante muchos años, la tarea de difusión como actividad «segundona», y hasta hace 25 años no se entendía la importancia de ello.
Hoy vemos, en temas como la clonación, el maíz transgénico y la píldora de emergencia, que la ciencia afecta todas las facetas de nuestra vida, y por tanto la divulgación de esos conocimientos requiere alta especialización, comentó.
Drucker aseveró que la importancia de la divulgación es más reciente de lo que aseguró Flores, y que esa actividad debería ser incluida en los programas de estudios de las escuelas de comunicación, porque «los periodistas no sólo necesitan escribir bien, sino también conocer de ciencia».
Por otro lado, dijo que en la difusión de la ciencia existe gran «malinchismo» y muchos medios tienden más a informar sobre investigaciones que se realizan en universidades extranjeras que en las nacionales. Asimismo, añadió, los medios están más interesados en la nota roja, el escándalo y el deporte, que en la ciencia. Así, bromeó, «los científicos vamos a tener que crear una sesión de chismes para que nos hagan caso».
Drucker dijo que debería haber un museo nacional de ciencias del tamaño del Museo Nacional de Antropología, porque el Universum de la UNAM tiene recursos limitados y no los puede gastar en cuestiones que corresponden al Estado.