La República Cultural
29 de octubre de 2009
Fundación Contamíname
“Los medios de comunicación no son dispositivos para la complejidad”, asegura la experta mexicana
La antropóloga mexicana Rossana Reguillo asegura que “sin memoria no hay posibilidad de construcción política de la ciudadanía” y que las nuevas generaciones, que en su mayoría acceden a esa memoria a través de los medios de comunicación, topan con la lógica de inmediatez con que funcionan los medios y su trabajo “episódico, amnésico e intermitente”, en el que no hay posibilidad de acumulación de memoria, “de acumulación densa, política”.
Rossana Reguillo se expresó así en el curso de una entrevista en la que explicó a Contamíname el contenido de su conferencia Ver y pensar el mestizaje y el conflicto desde la cultura mediática, con la que comienza el último día del Encuentro Iberoamericano sobre Derechos Humanos y Ciudadanía Memorias en Transición, que se celebra en el Círculo de Bellas Artes, organizado por la Fundación Contamíname y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Reguillo es profesora en el Departamento de Estudios Socioculturales del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de las Ciencias, con un reconocido trabajo en el campo de las transformaciones de las subjetividades sociales en el marco de las culturas urbanas y mediáticas en América Latina.
“Los medios de comunicación no son dispositivos para la complejidad y, justamente, ésta es fundamental en el momento que estamos atravesando”. Si a esta característica de “sobre-simplificación” se unen el funcionamiento episódico y amnésico y una “matriz histórica” de “negación, de no incorporación de la diferencia, de descalificación del adversario por sus pertenencias identitarias”, lo que queda es “la perpetuación de las disputas” que sustentan los problemas de las sociedades latinoamericanas.
Esa matriz histórica fue la construcción de la idea “todos somos mestizos” como versión oficial del mestizaje en América Latina, con la que se pretendió resolver la cuestión de la integración nacional. La idea condujo a “la invisibilización de un amplísimo sector de categorías sociales, de identidades, que no quedaron incorporados a los proyectos nacionales, como fueron los indígenas, los afrodescendientes, las mujeres”.
Durante los procesos de fundación de las naciones latinoamericanas, la disputa en torno a la “representación histórica” se resolvió mediante “la imposición de un consenso hegemónico de lo que representaba la nación, que en casos como México, Argentina y Colombia tiene efectos muy perversos, en el sentido de una negación de estos sectores excluidos elevada a rango de política de Estado”.
Una vez construidas, esas identidades sociales “se articularon a su vez con lo que se consideraba un ciudadano legítimo y un no ciudadano”, de forma que en América Latina se da un proceso que se puede extrapolar a nivel internacional: “la constitución de una identidad deteriorada, anómala, no conveniente, como una mancha de origen”, que está en la base de los procesos de blanquización que a su vez tienen “un efecto muy fuerte en la trama jurídica, política y en el tejido social cotidiano”.
Por su parte, la experta considera que los medios de comunicación “están montados sobre esa misma lógica y esa misma matriz”, es decir, no son independientes de la trama social, porque están insertos en ella y, como, “no pueden lidiar con la diferencia, siguen reproduciendo este modelo de ciudadanos legítimos y no ciudadanos”; pero, en cualquier caso, Reguillo no ve este comportamiento como resultado de un plan “maquiavélico, conspirativo” de los medios, sino que se da porque “los medios de comunicación no están fuera de lo social”.
El discurso simplificador y episódico de los medios, la banalización impuesta por el mercado, el dominio de los espacios de opinión por parte de “periodistas travestidos en expertos”, la reducción de los expertos que tienen una perspectiva compleja y de largo plazo a los espacios de notas a pie de página o a la voz en off encuentra enfrente la emergencia de otro tipo de comunicación, el periodismo ciudadano. El de los “blogeros” es un fenómeno interesante para Reguillo porque están disputando espacio a los medios convencionales hasta el punto de que “las agendas nacionales están pasando por esos ámbitos”.