Revolucionan tratamiento de tumores cancerígenos con nanomedicina

La Crónica de Hoy
17 de junio de 2013
Isaac Torres Cruz

Academia

Destacada. Tessy López es investigadora de la UAM y el INNN y es autora de la nanomedicina catalítica como rama científica.

Hace menos de un lustro, cirujanos del Hospital Civil de Guadalajara se adentraron al tallo cerebral de un niño, sitio intocable donde alojaba un tumor maligno. En el quirófano los especialistas realizaron una pequeña abertura e infiltraron una aguja que depositó nanopartículas cargadas con componentes metálicos dirigidos al tumor.

La intervención fue única e histórica. El cáncer en tallo cerebral, recurrente en niños, era sinónimo de resignación, pero esta vez todo fue diferente: 36 horas después de la cirugía, una resonancia magnética refería una reducción del tumor en un 70 por ciento. Pasaron tres días y el pequeño, que llegó parapléjico al hospital, sostenía sus manos en las de sus padres, y gradualmente recuperó más que la movilidad. Este es un resultado de la nanociencia, “milagro” científico atribuido a una nueva área de investigación, de la cual una mexicana es precursora.

La nanomedicina catalítica revolucionará el tratamiento contra el cáncer, Tessy López no tiene duda de ello. De hecho, ya empieza a hacerlo y el conocimiento generado por esta científica y su grupo multidisciplinario de investigación cambia el rumbo de la medicina en cáncer en tumores sólidos malignos.

Los científicos han creado un catalizador como los empleados en la química, donde se aceleran y ralentizan sus reacciones. López Goerne realizó durante muchos años catalizadores para la refinación de petróleo; tiempo después se dio cuenta de que este proceso de catálisis podría emularlo dentro de las células.

La profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco e investigadora del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), trabajó durante 25 años en el desarrollo de nanomateriales mediante un proceso llamado sol-gel. Poco después, analizó que si las cadenas moleculares del petróleo eran tan parecidas a las del ADN —aunque los átomos estén ubicados de manera diferente— podrían desarrollar catalizadores selectivos a ciertos enlaces y romperlos.

De esta forma, el grupo que encabeza creó nanopartículas “cargadas” con titania y platino, letales para las células tumorales, que después de ingresar al cuerpo inician su proceso de destrucción en las mitocondrias, donde se empieza a formar el ADN.

Estas nanoestructuras, específicamente bautizadas como nanobiocatalizadores, están compuestas por átomos de metales que son reconocidos por las membranas celulares del tumor: los enlaces moleculares son tan parecidos que la célula cree al componente suyo. Es como un caballo de Troya, y ya adentro “les da duro”.

Después, entran al ADN, que está unido por puentes de hidrógeno. Es ahí donde el catalizador toma un hidrógeno, forma agua y rompe el ADN, destino que comparten todas las células malignas. “Es como una bomba atómica porque llega y rompe todo”.

El trabajo realizado por los científicos, en conjunto con hospitales como el Civil de Guadalajara, el General de México, el Inglés, el de especialidades del Bajío y el ISSSTE de Chiapas, entre otros, ha comprobado que los nanobiocatalizadores son capaces de reducir el tumor entre un 50 y 95 por ciento, suficiente para extirparlo o seguirlo reduciendo con otra carga de nanopartículas.

Han realizado con éxito intervenciones en diversas áreas cerebrales, además del tallo, pero lo han probado en tumores de esófago, estómago y colón, entre otros.

“Para todos los casos empleamos la misma partícula —a diferencia de la quimioterapia que varía en cada uno— porque está programada para romper los enlaces de hidrógeno en las células”, explica la científica, ganadora del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias y del Weizmann, entre otros.

Los investigadores tomaron como modelo el tumor tipo C6 glioblastoma multiforme, que puede terminar con una persona en menos de 36 meses. Es el tumor más agresivo y del tipo que se desarrolla en el cerebro. Así, los especialistas decidieron tomar la línea de investigación con este modelo porque si mataban ese tipo de células podrían matar lo que sea.

MEDiCINA DEL FUTURO. Estos estudios han llevado alrededor de una década para lograr aplicarlos en etapas clínicas, puesto que son estudios muy exhaustivos donde, después de la investigación en laboratorio y modelos animales, se debe comprobar su efectividad en las células tumorales y su inocuidad en las demás células.

El desarrollo de estas investigaciones han derivado en decenas de artículos que Tessy López ha publicado en coautoría con su equipo multidisciplinario, conformado por diversas instituciones, en revistas especializadas del más alto nivel. Ahora prepara su segundo libro, Nanomedicina y cáncer (que se publicaría a finales de año), donde recoge este conocimiento por primera vez en español y escrito de forma sencilla.

“Al principio [sus investigadores pares] se reían de nosotros, después lo aceptaron en el mundo; hace dos años tuvimos una invitación de la Organización Mundial de la Salud en Estocolmo, en una conferencia donde nos presentaron como un grupo que abría una nueva ciencia con la nanomedicina catalítica”.

En los inicios de las investigaciones, una prestigiada revista internacional reviró al grupo su artículo y su director señalaba que si bien decían hacer ciencia del futuro sería correcto enviarlo una década después. Ha pasado más de esa década y diversos tumores han sido aniquilados y los científicos han brindado oportunidades de vida para muchos mexicanos a través de sus estudios. “Y ahora aceptan nuestros artículos donde sea sin problemas”.

http://bit.ly/11jko11


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