Publimetro
3 de marzo de 2010
Notimex
La investigadora Virginia García Acosta afirmó que los desastres no son naturales, pues la sociedad contribuye con acciones más o menos deliberadas a construir contextos vulnerables que, ante la presencia de una determinada amenaza natural, provocan calamidades cada vez de mayor magnitud.
La integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) señaló que con el tiempo las comunidades y sociedades se han vuelto cada vez más vulnerables y riesgosas.
La investigación histórica y antropológica sobre riesgos ha demostrado que los desastres no son naturales y que si éstos se han hecho cada vez más frecuentes no es porque se presenten mayor número de amenazas.
A lo largo de la historia, destacó, las sociedades no han permanecido pasivas ante las amenazas naturales, por lo que se debería trabajar para recuperar las estrategias que ya se han desarrollado para prevenir desastres.
La también directora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) habló de los huracanes, considerados una amenaza natural recurrente en virtud de que se presentan cada año, de junio a noviembre.
Existen construcciones como las casas mayas, que cuentan con puertas encontradas por las que fluye el viento y una edificación circular por la que el viento del huracán da la vuelta, destacó.
Hoy en día se pueden encontrar casas mayas con cien o doscientos años de antiguedad que no han sido destruidas por los huracanes, enfatizó la investigadora en un comunicado.
Virginia García Acosta dio a conocer que actualmente colabora con investigadores y estudiantes de varios estados de la República Mexicana en un proyecto llamado «Huracanes en la historia de México. memoria y catálogo».
Dicho estudio, del que se esperan resultados para 2011, es financiado con el fondo de ciencia básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y busca reunir todos los datos sobre huracanes desde la época prehispánica con la información que aparece en códices hasta el siglo XX.
La idea, abundó, es construir una memoria con estrategias que las sociedades han utilizado para enfrentar esas amenazas naturales recurrentes para que se puedan convertir en políticas públicas y programas sociales en zonas afectadas permanentemente por huracanes.