LYDIETTE CARRIí“N
Milenio Diario
CIUDAD DE Mí‰XICO (30-marzo-2005).- El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Octavio Paredes, convocó a los políticos mexicanos a realizar ¡estancias» con grupos de científicos,. para que convivan con ellos, conozcan los proyectos y experimenten de primera manó la problemática que enfrenta la ciencia en México.
Y es que, explicó Paredes, los políticos cómo van a legislar y a otorgar presupuesto sobre algo que ni conocen.
La propuesta ya fue hecha a miembros del PRI hace unas semanas, explicó Paredes, y el 6 de abril será planteada a las dirigencia del PRD, PAN, PVEM y Convergencia por la Democracia.
Paredes insistió en que existe un profundo desconocimiento por parte de la clase política mexicana sobre el papel de la ciencia como motor del desarrollo del país, a pesar de que los países de primer mundo otorgan cada vez más recursos y esfuerzos a la ciencia y la tecnología.
Por ejemplo, explicó, en la discusión y creación de un tratado de libre comercio con Japón, las autoridades mexicanas han señalado a los productos agrícolas como nuestra carta fuerte de exportación. Sin embargo, nuestro rezago en el campo es tal que no tenemos oportunidad alguna de competir con otras naciones que ya han incorporado técnicas de punta en cosechas de productos como el maíz.
Nuestra nación debería centrarse en aquellos productos con valor agregado. «México debe entrarle a la agricultura protegida», señaló Paredes (es decir, aquella que involucra tecnología de punta, uso intensivo de agua, métodos nuevos de riego, etcétera).
EL CONACYT NO ESTí A LA ALTURA: PAREDES
El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias afirmó que «tenemos un Conacyt que no está a la altura de las necesidades de México», y aprovechó para demandar nuevamente que ese consejo reabra inmediatamente el programa de repatriación de jóvenes científicos, que han estudiado en el extranjero pero no pueden regresar al país debido a la falta de espacios de trabajo.
México, explicó, no está ofreciendo espacios a sus jóvenes científicos; a pesar de contar con una planta de investigadores envejecida y reducida.
Por ejemplo, la edad considerada de mayor creatividad en un científico va de los 25 a los 45 años de edad. Los investigadores mexicanos clase tres (es decir los «líderes» científicos) tienen en promedio cerca de 70 años.