Por democratizar los beneficios tecnológicos

Cambio de Michoacán
02 de mayo de 2006
Redacción

Lourdes Torres Camargo

El capitalismo global implica grandes beneficios, ya que ha aumentado la calidad de vida de la humanidad pero a un costo muy alto, como lo demuestran el daño ecológico y la desigualdad social, afirmó Jorge Enrique Linares Salgado, ganador del Premio a las Mejores Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales 2005, otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

«Es necesario retomar y dirigir el interés de estudios sociales y naturales para tratar de entender cómo se están dando estos procesos, al fin de encontrar un punto de mayor equilibrio con un imperativo muy claro: evitar el daño y el riesgo ambiental, social y en la salud humana», dijo el investigador de la Facultad de Filosofí­a y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Linares Salgado planteó la necesidad de redistribuir los beneficios tecnológicos de una manera igualitaria, ya que actualmente hay discrepancia y descontrol entre las diversas comunidades del paí­s.

Agregó que las personas deben disfrutar de sus ventajas, situación que no está todaví­a solucionada, por ejemplo, tecnologí­as básicas, como drenaje y distribución de agua potable, no llegan a toda la población.

En su tesis doctoral Principios de una ética para el mundo tecnológico, por la que fue premiado el viernes 28 de abril en la sede de la AMC, propone cuatro propuestas que pudieran ser aceptadas por la comunidad cientí­fica y la sociedad, pero que no buscan ser las únicas o las últimas.

1. Principio de responsabilidad: la sociedad en general debe responder por los sistemas tecnológicos que ha creado, lo que implica monitorear, cuidar, vigilar y minimizar los riesgos con el fin de prevenir daños.

2. Principio de precaución: modificar e incluso retirar tecnologí­as cuando exista la conjetura fundamentada en datos cientí­ficos que impliquen un daño al medio ambiente o a la salud humana.

3. Principio de protección y defensa de la autonomí­a: se requiere que las tecnologí­as e innovaciones promuevan y favorezcan la autonomí­a en las personas, tanto de manera individual como colectiva, es decir, que éstas tengan la opción de objetar o rechazar determinadas innovaciones.

4. Principio de justicia, sobre todo distributiva: hasta el momento son pocas las personas que tienen acceso a los beneficios de las nuevas tecnologí­as, por el contrario, los riesgos sí­ afectan a todos, mediante este principio se busca equilibrar este panorama.

Linares Salgado asegura que los intereses comerciales e industriales han limitado el acceso de las tecnologí­as a la población. La denominada tecnociencia está sujeta a proyectos económicos, además de que es un problema que conlleva una envergadura polí­tica.

A pesar de ello, señaló el entrevistado, será necesario replantear, desde el punto de vista de la ética, acuerdos que se traduzcan en regulaciones polí­ticas y jurí­dicas comerciales para reducir los riesgos de esta tecnologí­a y para atemperar esos intereses que no se pueden detener y no conviene que se detengan porque son productivos y generan empleos. Tampoco se debe detener la investigación, porque nunca puede objetarse la investigación por sí­ misma.

En su opinión, es la propia comunidad cientí­fica la que necesita propiciar discusiones públicas a través de debates, en temas tan controversiales como transgénicos, terapia génica, eutanasia o aborto.

Recalcó que los cientí­ficos tienen la obligación y la responsabilidad de generar debate y forzar, en parte, al Estado mexicano a tomar cartas en el asunto. En esa medida la sociedad estará más involucrada y se obliga a tener más información para argumentar su opinión.

El filósofo aseguró que la ciudadaní­a, con una cultura media, puede intervenir en un debate con especialistas cientí­ficos, tecnólogos y empresarios, y entablar acuerdos que satisfagan a la mayorí­a.

Al referirse al premio dado por la AMC, Jorge Linares indicó que es un reconocimiento significativo. «En el campo de las humanidades nos quejamos que no nos hacen caso o que no existe apoyo, pero este premio es muestra de lo contrario y representa el trabajo de investigación de muchos colegas.

«A través del premio, la AMC reconoce el trabajo en el área de humanidades, al avalar el carácter cientí­fico de las humanidades en una investigación que tiene sus propias cualidades, propiedades y su propio ritmo, a veces mucho más lento que en otras áreas», mencionó.

La premiación se llevó a cabo en la ceremonia de inicio de año académico de la AMC, a las 11:00, y en ella también se entregaron los Premios Weizmann y Weizmann Kahn 2005, que esta institución brinda en conjunto con la Asociación de Amigos de Instituto Weizmann.

Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores.

www.amc.unam.mx

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