Nos falta transferir el saber hacia problemas prácticos

La Jornada
13 de marzo de 2006
José Galán

Entrevista / René Drucker Colí­n, Coordinador de la Investigación Cientí­fica de la UNAM
En estudio, campos magneticos que frenan el mal de parkinson
En México tenemos investigación del más alto nivel. El problema es que hay muy pocos cientí­ficos, en comparación con la población que tenemos y con otros paí­ses

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) entregará este lunes el doctorado honoris causa al coordinador de la Investigación Cientí­fica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), René Drucker Colí­n, quien se manifestó muy honrado por el reconocimiento a su trayectoria cientí­fica y académica por una universidad pública tan importante en el paí­s.

«Para mí­ es un gran honor que la BUAP me otorgue este reconocimiento, sobre todo por las personas con quienes comparto la distinción -y que ya la recibieron-: el cantante catalán Joan Manuel Serrat y el pintor juchiteco Francisco Toledo. Además, la BUAP es una universidad pública muy importante en el paí­s, que tiene una larga tradición.»

Drucker Colí­n es también investigador adscrito al Instituto de Fisiologí­a Celular de la UNAM. Entre sus distinciones destacan los premios Nacional de Ciencias y Artes (1987), Universidad Nacional en Investigación en Ciencias Naturales (1988) y el de la Fundación Mexicana para la Salud (1995). Fue presidente de la Academia Mexicana de Ciencias en el periodo 2000-2001.

Actualmente desarrolla un ambicioso proyecto relacionado con la enfermedad de Parkinson -«estoy muy entusiasmado de cómo va»-, informó, y explicó en entrevista que se trata de un proyecto bastante amplio, de carácter multidisciplinario, en el que intervienen varios investigadores y permitirá tener mayor capacidad de generar el conocimiento que se requiere sobre ese padecimiento.

Investigación con células madres

El trabajo de investigación se relaciona con células madres o células troncales adultas, y se enfoca en la búsqueda de avances que beneficien a afectados por ese mal, «y creo que podrí­a tener un alto impacto para resolver, aunque sea parcialmente, el problema que representa esta enfermedad», dijo, y agregó que está «entusiasmado» por el desarrollo de estas investigaciones, que «en general van muy bien».

-¿Por qué especí­ficamente se trabaja con células madres?

-Existen las células troncales embrionarias, y de ellas se derivan los blastocitos y todas las células que generalmente conforman todos los órganos del cuerpo. Pero resulta que en el cerebro, y en otros órganos también, hay células madres o troncales, llamadas en inglés stem cells, que permanecen en un ser adulto sin expresarse.

«Seguramente terminaron de expresarse las que se requerí­an, y todaví­a quedan algunas en el estado adulto sin ninguna función. Son células inmaduras y, a diferencia de las células troncales embrionarias, se les conoce también como células pluripotenciales. Las embrionarias, por su parte, son conocidas como totipotenciales, porque pueden diferenciarse en cualquier tipo de células, mientras las primeras sólo pueden hacerlo en cierto tipo de células y, en general, requieren estar en un medio apropiado para su condición de adultas. Así­, su diferenciación respecto de cierto tipo de célula seguramente requiere un ambiente apropiado. Lo que estamos buscando es poder aprovechar su existencia.»

-¿Cuál serí­a la ventaja de poder aprovechar esas células en el caso de la enfermedad de Parkinson?

-Como esas células están allí­, habrí­a que procurar llevarlas hacia donde se requiere, para que pudieran tomar las caracterí­sticas de las células que se han ido degenerando. Y es el caso de la enfermedad de Parkinson, en la cual hay un conjunto de células que se degeneran. Si pudiéramos hacer llegar las células troncales al sitio donde se encuentran estas células degeneradas, tendrí­amos un aporte constante de células para renovar a las maltrechas. Eso es lo que se busca en este proyecto.

«Es muy difí­cil, porque es muy complejo tratar de efectuar esta movilización de las células hacia los sitios donde especí­ficamente se han perdido otras. Entonces, hay ciertas áreas especí­ficas del cerebro que padecen enfermedades degenerativas, a las que hay que llevar esas células troncales; es decir, a los lugares donde se han producido una serie de sí­ntomas muy serios y graves.»

Drucker Colí­n explicó que éste es uno de los proyectos del Programa Impulsa, desarrollados por la coordinación a su cargo, y añadió que se trata de un proyecto de largo alcance, arriesgado, difí­cil, porque las metas son muy complicadas y les va a tomar tiempo alcanzarlas. No hay experiencias previas. Se requiere del concurso de varios investigadores y de sus especialidades y particulares tecnologí­as. Se trata de hacer un esfuerzo conjunto para lograr el éxito.

Explicó que se estudia en particular la enfermedad de Parkinson «porque de ella se saben muchas cosas, y además hay una parte muy especí­fica del cerebro que se degenera. Pero si se lograran las metas que queremos alcanzar, probablemente tendrí­a impacto en otras enfermedades neurodegenerativas. Serí­a como una especie de traslado de conocimientos y avances».

Por otra parte, reveló la existencia de otro proyecto en curso, que se basa en el estudio de los campos magnéticos en la enfermedad de Parkinson.

-¿Los campos magnéticos como recurso para tratar esas enfermedades?

-Así­ es. Hemos encontrado que la aplicación de estos campos magnéticos, de baja frecuencia o intensidad, en el cerebro tienden a disminuir el avance de la enfermedad de Parkinson. No se trata de una cura o de que vaya a quitar la enfermedad, pero hemos descubierto que, en experimentos con animales de laboratorio, tienen efectos benéficos. Por ejemplo, en las ratas de laboratorio hay un modelo de Parkinson cuyo empeoramiento se ha visto impedido precisamente por los campos magnéticos.

«Ahora lo queremos estudiar en pacientes, para determinar si lo mismo ocurre en humanos. Podrí­a no ser una solución al problema, pero podrí­a ayudar a quienes han visto mermada su calidad de vida por dicha enfermedad a no continuar con el deterioro de una manera tan rápida.»

-¿Qué se necesita para impulsar estas investigaciones de punta en México?

-En México tenemos investigación del más alto nivel. El problema es que el paí­s tiene gran cantidad de cientí­ficos de primer nivel en todas las áreas de la ciencia. A mi juicio, el problema es que hay muy pocos cientí­ficos, en comparación con la población que tenemos y con otros paí­ses.

«Lo que no hemos sabido hacer es la transferencia del conocimiento generado por los cientí­ficos hacia problemas prácticos, o hacia empresas que pudieran incorporar esos conocimientos para fortalecer su quehacer desde el punto de vista tecnológico.»

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