La Jornada
27 de octubre de 2006
Karina íviles
La burocracia se apoderó del Conacyt, dice Octavio Paredes
Sugiere personas con capacidad académica para SEP y el consejo
En este sexenio se «tocó fondo en la calidad de la educación», y la «burocracia» y la «indolencia» se apoderaron del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con lo que «perdió la brújula», afirmó Octavio Paredes, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien se pronunció porque quienes dirijan la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Conacyt sean personas con gran capacidad académica y experiencia administrativa, no el tipo de funcionarios que imperaron en esta administración, quienes incluso «no tenían puesta la camiseta».
Destacó que no deben ser funcionarios que presuman de maestrías y doctorados, sin tenerlos, como fue el caso de Fausto Alzati, ex titular de la SEP. Expresó que «hay mexicanos sensacionales, como el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, que pueden intervenir en la realización de tales políticas. Pero también hay otros mexicanos de esa naturaleza, que sin pertenecer a un partido político tienen la capacidad para hacerlo».
Octavio Paredes enfatizó que el proyecto para la ciencia no debe repetir, como ocurrió al inicio del sexenio foxista, objetivos con «números mágicos que fueron absolutamente irreales», y que él, como otros miembros de este campo, señalaron en su momento que eran «metas sin ningún sustento».
Por ello, propuso el nombramiento de un grupo de científicos y tecnólogos -que no tengan puestos oficiales-, cuya tarea sea recoger los diferentes planteamientos, reflexiones y estudios realizados sobre este sector, con el propósito de definir el escenario actual en términos de la calidad de la educación y «dónde estamos en lo que tiene que ver con la innovación científica y tecnológica».
Afirmó que en la calidad educativa «ya no podemos estar más abajo, ya hemos tocado fondo». Esto quedó evidenciado en la serie de evaluaciones internacionales y nacionales, en las que se demuestra el magro nivel de los alumnos mexicanos.
Expresó que fue «muy trágico» que en el Conacyt actual haya una «buena dosis» de funcionarios sin entrenamiento adecuado, sin sensibilidad y, lo más grave, «sin la camisa puesta» al desconocer el quehacer del Estado en relación con la ciencia.
Por ello, consideró que los responsables de la SEP y del consejo deben ser personas con gran formación académica, científica, tecnológica, con experiencia administrativa y gran creatividad.
Sobre el diagnóstico de la comunidad académica en relación con esta administración, dijo que los programas de infraestructura se suspendieron, la repatriación de «cerebros» se contrajo, el envejecimiento de la planta de académicos se aceleró, y aunque mejoraron los estímulos fiscales a la innovación, «no hubo transparencia».
Pero más allá -añadió-, hay que preguntar a los jóvenes qué se hizo para su desarrollo y su futuro; hay que preguntar a los trabajadores de la tierra qué se hizo para su bienestar, «excepto buscar empleo fuera del país».
Enfatizó que es necesario emprender una «gran cruzada nacional por la calidad de la educación», y consideró que los 12 mil científicos que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores deben involucrarse directamente en la mejora de la calidad, «participando, por ejemplo, en el entrenamiento de los profesores de primarias y secundarias».