Mario Molina pide a candidatos apostar a la ciencia y tecnologí­a

Crónica
02 de febero de 2006
Lydiette Carrión

En su participación en el seminario ¡Ciencia y Energí­a!, urgió a que los aspirantes ¡asuman compromisos concretos!.

Ciudad de México .- Dejando en claro que la ciencia debe convertirse en un importante motor para el desarrollo de México, Mario Molina Henrí­quez, premio Nobel de Quí­mica 1995, exigió a los candidatos a la Presidencia de la República que se comprometan a invertir mayores recursos económicos para educación, ciencia y tecnologí­a.

En su participación en el seminario ¡Ciencia y Energí­a!, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Comisión de Ciencia y Tecnologí­a de la Cámara de Diputados, el especialista nacido en México en 1943 urgió a que los aspirantes ¡asuman compromisos concretos!, ya que los paí­ses que aspiren al desarrollo deben invertir en esos rubros, como lo han hecho en el pasado las naciones del primer mundo.

En ese sentido, el presidente de la AMC, Octavio Paredes López, advirtió que seminarios como el celebrado este miércoles en el Hotel Radisson capitalino, buscan recoger las demandas más importantes de la comunidad cientí­fica para luego plasmarlas en una carta o documento que se entregará a los candidatos presidenciales, con la idea de que se comprometan con estos temas.

Sobre su tema

Molina Henrí­quez, cientí­fico reconocido en todo el mundo por su experiencia en temas ambientales, aprovechó para advertir que los problemas de tráfico y contaminación en la ciudad de México no terminarán sólo construyendo más infraestructura vial.

En cambio, sí­ se podrí­a reducir la contaminación en ciudades como el Distrito Federal hasta en un 50%, a través del reordenamiento del transporte público, el mejoramiento de la gasolina y el empleo de nuevas tecnologí­as.

El Nobel destacó que, si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por la quema de combustibles fósiles, la temperatura media de la Tierra podrí­a incrementarse en cinco grados centí­grados aproximadamente.

El laureado quí­mico mexicano expresó sus conceptos en su conferencia ¡Energí­a y Medio Ambiente!, con la que abrió el seminario.

Molina explicó que el aumento de temperatura citado significarí­a la casi desaparición de las zonas polares, un incremento sustantivo en los niveles de las aguas oceánicas, la prolongación de las temporadas de sequí­as y lluvias, así­ como la intensificación de fenómenos naturales como ciclones o huracanes. Ese cambio climático serí­a el equivalente al que se registró en nuestro planeta durante las eras glaciares.

En cambio, si se toman las medidas oportunas, el cambio climático será menor a los dos grados centí­grados. Por eso urgió a los distintos gobiernos a impulsar el uso y el desarrollo de energí­as alternativas como la eólica, porque, de lo contrario, ¡será imposible la vida en el planeta!.

Adiós al oro negro

Por su parte, Rodolfo Quintero, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, afirmó categórico: ¡la época del petróleo se ha acabado!.

Eso ha sido producto de los precios elevados del petróleo, los fuertes problemas ecológicos producidos por ello y las bajas reservas que quedan a nivel internacional.

Por eso, Quintero instó a que México cree un proyecto energético de mediano y largo plazo, cuyo objetivo sea ¡crear un sector energético robusto, que sea el motor de la economí­a nacional, como ya lo comienzan a plantear paí­ses como Brasil, que como primera meta se han propuesto crear un biodiesel!.

Antecedentes

Los mensajes de Molina los ha expresado en la misma ciudad de México en otros foros, en otras fechas y siempre con el mismo ánimo constructivo, bajo la idea de que encarar el problema de la contaminación es algo que se debe emprender racionalmente, y de que la ciencia es una necesidad sustantiva de todo paí­s que aspire a crecer.

El 6 de octubre del 2005, por ejemplo, el quí­mico advirtió que los recortes anunciados en el Presupuesto de Egresos 2006 para el rubro ciencia y tecnologí­a tendrí­an consecuencias graves, ya que ¡esto afecta a largo plazo la inversión que debemos hacer en el paí­s para salir adelante!.

El 19 de julio del mismo 2005 habí­a dicho que ya la ciudad de México habí­a perdido el dudoso honor de ser la más contaminada del mundo. Molina propuso entonces renovar la flota vehicular y reducir en los combustibles y las emisiones los compuestos dañinos para la salud. Sugirió entonces invertir en minimizar las concentraciones de azufre en los combustibles, y transferir al usuario final un 5% del costo de la investigación requerida para lograrlo.

Anunció también que dentro del programa ¡Campaña Milagros!, investigadores de la NASA, de varios institutos de Estados Unidos, Europa y México medirí­an las partí­culas suspendidas en el aire de la zona metropolitana y su dispersión hacia estados vecinos.

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