La Crónica de Hoy
4 de abril de 2011
María Elena Álvarez de Vicencio*
Opinión
El pasado 28 de marzo, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) organizaron el Foro Nacional: «Mujeres en la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en México». Contó con la presencia de Margarita Zavala, presidenta del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), y de mujeres científicas que nos sumergieron en el tema y compartieron sus experiencias.
La doctora Yoloxóchitl Bustamante, primera mujer directora general del Instituto Politécnico Nacional, señaló en su Conferencia Magistral que es necesario “promover modelos de mujeres científicas de carne y hueso, quitar los prejuicios y estereotipos a través de la formación de docentes en ciencias que incorporen la perspectiva de género. Es imprescindible establecer redes de mujeres científicas que analicen no sólo las últimas innovaciones de sus áreas, sino que también sean sensibles a lo que padecen por ser mujeres, la discriminación, explícita y sutil, de grupos consolidados de investigadores, para lograr desaparecer las desigualdades de género y proponer políticas flexibles para conciliar la vida familiar con la profesional”.
La directora del Instituto Politécnico Nacional comentó que “integrar la perspectiva de género en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la innovación es una tarea ineludible de las instituciones” y que es necesario “proveer de incentivos para que las mujeres participen activamente en carreras científicas. Además, se deben establecer alianzas entre gobierno e instituciones educativas para compartir experiencias de mujeres en las ciencias; solicitar mejores y mayores presupuestos para el desarrollo de investigaciones y para la incorporación de mujeres en estos campos”.
En el foro no sólo hablaron mujeres, también varones, como fue el caso del doctor Arturo Menchaca, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien señaló que sólo el 35% de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores son mujeres, mientras que apenas un 23% de ellas llega a ser miembro de la Academia. Desafortunadamente esta realidad se repite en otros países: la Academia Real Inglesa de Ciencias sólo tiene 5% de mujeres y la Francesa cuenta con tan sólo 8.8%. Estos son los ejemplos europeos más “prestigiosos”. Añadió que en este continente, la Academia Argentina tiene apenas 4%, la Estadunidense 10% y la Canadiense 14%.
El doctor Menchaca expresó que “la Academia Mexicana de Ciencias se ha preocupado y ocupado de la inequidad de género en el ámbito científico y tecnológico, a través de estímulos específicos para mujeres científicas y hoy contamos con los Premios L’Oréal-UNESCO-AMC para las Mujeres en la Ciencia, las Becas para Mujeres de las Ciencias Sociales y Humanidades AMC-Conacyt-CCC y los Premios Heberto Castillo instituidos el año pasado para Mujeres Científicas mexicanas”.
El evento se cerró con la Conferencia Magistral de la astrónoma Silvia Torres, quien afirmó que “las mujeres científicas enfrentan las mismas dificultades que sus colegas varones en todos los campos de la ciencia, pero adicionalmente a éstos las mujeres tienen que desafiar problemas particulares de género, entre los cuales están los obstáculos que se les ponen a las niñas y a las jóvenes que se inclinan por la ciencia. Muchas de estas dificultades están ocultas y son parte de las formas sociales de convivencia. Las propias familias no fomentan de igual manera a las mujeres y a los hombres, una actividad profesional de tanta entrega, como es la ciencia. Estas actitudes se perciben desde la infancia, donde los juguetes y las responsabilidades del hogar se distribuyen de manera diferenciada entre las niñas y los varones. Más adelante, las exigencias del “papel” que la sociedad impone a las mujeres se manifiestan también en la relación de pareja y de la atención a la familia”.
Concluyó diciendo a las mujeres: “en los aspectos personales, no nos limitemos en nuestras aspiraciones; aspiremos a lo más alto y no seamos nosotras mismas nuestras propias limitantes”.
Este foro brindó la oportunidad de establecer un diálogo con las mujeres de la ciencia, con el propósito de compartir experiencias e invitarlas a sumarse en la construcción de una sociedad equitativa. Su papel es imprescindible para promover el reconocimiento de otras mujeres científicas y apoyar la participación de nuevas investigadoras. A la demanda general de la comunidad científica, de contar con un mayor presupuesto para la ciencia y la tecnología, debe agregarse la exigencia de incluir la perspectiva de género, para asegurar condiciones de equidad para mujeres y hombres.
Tener Instituciones de Educación Superior con igualdad de oportunidades ha sido una preocupación del Inmujeres, que derivó en 2009 en la emisión de la declaratoria Caminos para la Equidad de Género en las Instituciones de Educación Superior, compromiso que surge de la colaboración entre la Comisión de Equidad de Género de la LX Legislatura, el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Inmujeres. En ella, se establecen los mínimos necesarios para que en la educación superior se sienten las bases para un mayor avance de las mujeres en el ámbito académico.
En el foro emergió lo que nos falta por hacer, pero también demostró que poco a poco estamos logrando consolidar en México una cultura de equidad de género.
secretaria ejecutiva del Inmujeres
melenavicencio@hotmail.com