Once Noticias
27 de enero del 2006
Jessica Murillo
Son talentos mexicanos que se van a trabajar al extranjero por falta de oportunidades. Es la «fuga de cerebros» en la que de acuerdo con el Banco Mundial (BM) nuestro país se ubica en el cuarto lugar.
¡Si estamos educando a personas en un área pequeña y no proporcionamos las oportunidades entonces se tiene la migración y es parte del fenómeno!, comentó Aglar Zden, especialista del Banco Mundial.
Caso del investigador mexicano, Roberto Gaxiola, quien encontró la clave para hacer a las plantas resistentes a la sequía. Sus estudios de investigación fueron en el extranjero.
¡El hecho de que yo este trabajando en Estados Unidos es quizá porque en mi carrera personal me convino moverme para allá. No regresé porque me di cuenta que el horizonte para avanzar en esta investigación era muchísimo mayor en Estados Unidos y que me iba a ofrecer por lo menos un futuro inmediato!, dijo Gaxiola.
Pero este caso no es el único: el Premio Nobel de Química, Mario Molina quien descubrió el agujero en la capa de ozono, después de 30 años de investigación en el extranjero, regresó a México y en 2005 abrió las puertas del Centro Mario Molina.
César Sepúlveda, físico participante en la creación del primer vehículo-robot que descendió a Marte, actualmente trabaja en un laboratorio de la Nasa. Carlos Frenk, es uno de los postulantes de la teoría cosmológica de materia oscura fría, reconocida como modelo estándar y actual director del Instituto de Cosmología Computacional en Inglaterra.
Pese a la destacada comunidad científica y elevado nivel de educación en las áreas de investigación de México, los especialistas no encuentran lugar de desarrollo profesional, situación que dificulta más su crecimiento.
¡Es indispensable contar con la infraestructura humana que permita generar las condiciones científicas que sienten una base sólida para el desarrollo de tecnologías propias!, expresó en octubre del 2001 Luis Herrera Estrella, Director del Centro de Investigación de Irapuato.
Sin embargo, hay quienes opinan que es un error calificar como «fuga de cerebros» el hecho de que científicos mexicanos laboren en el extranjero, pues en una sociedad globalizada es difícil imaginarlo.
¡Lo que tenemos más bien es un intercambio de científicos. Yo diría que en estos tiempos más bien tenemos un fuerte intercambio no solamente de científicos, si no también de personas de diferentes profesiones que trabajan en el extranjero o profesionistas extranjeros que vienen a México!, aseveró Rosalinda Contreras, directora General del Cinvestav.
También hay que decir que el presupuesto para ciencia y tecnología es insuficiente.
¡Los líderes de nuestra sociedad no han terminado de entender y nosotros no hemos sido capaces de convencerlos todavía, no han sido capaces de comprender que la única palanca para salir del subdesarrollo se llama innovación científica y tecnológica!, opinó Octavio Paredes, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Sin duda, las publicaciones internacionales sobre investigaciones de mexicanos en el extranjero atraen la atención de los especialistas, pero sería mejor que los reflectores se enfocaran también en nuestro país.
¡Yo insisto en que si en México hay apoyo a la ciencia muchos de nosotros vamos a regresar, porque vivir en el extranjero nunca es vivir en tu casa, en tu país!, concluyó Gaxiola.
La inversión en ciencia, sin duda, redunda en el crecimiento de cualquier economía y China es un ejemplo: hace poco más de dos décadas esta nación apostó por la tecnificación de la producción, hoy es la cuarta economía mundial.