La asimetría norte-sur

La Crónica de Hoy
4 de marzo de 2009
José Luis Morán López

Tal vez el lector se habrá preguntado alguna vez: ¿Por qué la corteza de la tierra es asimétrica? Si compara uno los dos hemisferios, vemos que la mayor parte de los continentes o tierra firme está en el norte. ¿Por qué si la tierra es más o menos esférica, con un eje de rotación que va de norte a sur y gira alrededor del sol en una órbita casi circular, los continentes están más localizados en el norte que en el sur? El único continente que va desde el polo norte al polo sur es el nuestro.

Esa asimetría no se puede explicar en base a las fuerzas que actúan sobre la tierra, ya que a la materia de nuestro planeta la mantiene unida la fuerza gravitacional, la cual tiene simetría esférica. Lo mismo sucede con la atracción que sufre la tierra del sol y que la mantiene orbitando alrededor de él. La fuerza entre la Tierra y la Luna hace que esta última gire alrededor nuestro. Todas estas fuerzas no tienen algún componente mayor en el norte que en el sur y por lo tanto no explican la pregunta planteada y es motivo de estudio.

Esta asimetría se observa también en los hábitat de los animales; los pingüinos sólo existen en el Polo Sur y los osos polares sólo existen el polo opuesto. Otro dato de asimetría es que el Polo Sur contiene piso firme, mientras que el del norte sólo contiene agua congelada (no sabemos por cuánto tiempo más).

El ser humano apareció miles de millones de años después de la formación de los continentes y, por lo tanto, dada su calidad animal terrestre, se encuentra una mayor población en el norte. Las culturas más avanzadas de la antigüedad tuvieron también su asiento principalmente en el hemisferio norte; los persas, los griegos, los mayas, los chinos, por mencionar algunas.

Ya más recientemente, los países con mayor grado de desarrollo se ubican principalmente arriba del trópico de cáncer. El desarrollo de la química y la física en los últimos doscientos años se dio en los países europeos, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. En el siglo XX, las comunidades académicas de esos países demostraron con claridad el gran valor que tiene el método científico y cómo es indispensable, para su desarrollo, un número mínimo de científicos con intereses comunes que discutan en forma colegiada los últimos avances del conocimiento. Las aplicaciones de los descubrimientos científicos obtenidos durante los últimos 100 años han cambiado nuestra forma de vida más que los milenios de años anteriores.

La asimetría que existe del desarrollo económico y social entre los países del norte y los del sur se debe en gran parte a la diferencia en sus capacidades científicas y tecnológicas. Los países más poderosos, ubicados principalmente en el hemisferio norte, cuentan con comunidades científicas mucho mayores que los de los países abajo del Ecuador.

El Premio Nóbel de Física 1979, Abdus Salam, con una gran visión, notó esa diferencia, y fundó en 1983 la Academia de Ciencias del Tercer Mundo (TWAS por sus siglas en inglés), en la ciudad de Trieste, Italia, para tratar de disminuirla. Su ideal fue promover la formación de personal académico, la creación de grupos de científicos con intereses comunes y el intercambio de intelectuales de países de ambos hemisferios. La gran iniciativa de Salam fue reconocida y apoyada por la UNESCO y el gobierno de Italia a partir de 1985, fecha en la que fue inaugurada la TWAS por el secretario general de la UNESCO.

Así, la finalidad de la Academia es promover el desarrollo de la ciencia y sus aplicaciones en todo el mundo, pero principalmente en los países en desarrollo, con el fin de mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos. Ésta agrupa a los mejores científicos de los países en desarrollo para promover programas de formación de científicos y apoyar investigaciones para lograr un desarrollo sustentable. Su fortaleza reside en la calidad y diversidad de sus miembros. Los académicos regulares, que representan el 85 por ciento de su membresía, son ciudadanos de países del sur, y los miembros asociados son ciudadanos de países desarrollados que han hecho contribuciones importantes para el avance de la ciencia en el sur. Actualmente la membresía asciende a 824 miembros de 90 países. Para darle un nombre más representativo de las labores que desempeña, la Academia cambió su nombre por el de Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo, pero mantiene las siglas originales de TWAS.

La dirección de la Academia está a cargo de un Comité que se elige cada tres años y es el responsable de la política científica y de la orientación y alcance de sus programas. Su financiamiento proviene principalmente de la UNESCO y del gobierno Italiano; en 1991, la UNESCO asumió la responsabilidad de administrar los fondos de la TWAS y el personal administrativo es parte de ese organismo. El gobierno Italiano, por su parte, aprobó una ley en 2004 que asegura una importante contribución económica para apoyar sus actividades.

Algunas de sus actividades son las siguientes: ofrece un programa de posgrado y posdoctorado, en el que participan Brasil, India, China, Pakistán y México. Los jóvenes de todos los países miembros de la TWAS pueden viajar a los países mencionados para formarse y entrenarse científicamente en sus centros de excelencia. Mantiene también un programa que financia la visita de científicos que laboran en países desarrollados a institutos y centros de investigación de países en desarrollo.

Otra de sus actividades más exitosas es la organización anual de reuniones generales de sus miembros, con la intención de revisar el estatus y aspectos de frontera en ciencia y tecnología en alguno de los países miembros. A estas reuniones acuden los científicos más connotados que laboran en países en desarrollo de todo el mundo y algunos invitados. La importancia de esos eventos y el reconocimiento de las autoridades de algunos de los países en donde se han realizado esas reuniones, se manifiesta al ser los presidentes de esos países quienes las han inaugurado; Senegal (1999), Irán (2000), China (2003), y Egipto (2005).

El año pasado, tuvimos el privilegio de organizar la reunión en nuestro país, la cual tuvo además la característica de marcar el XXV aniversario de su fundación. Fue una reunión muy exitosa en la que se trataron temas de frontera en la biología, la química, las matemáticas, la física y la medicina. La reunión se realizó bajo los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y la coordinación recayó en la Academia Mexicana de Ciencias, el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República y de la Sección México de la TWAS.

Una de las finalidades de ese evento fue contribuir a rescatar el liderazgo que México ha tenido históricamente en Latinoamérica, en materia de investigación científica, el cual se ha visto opacado por la gran actividad científica que Brasil ha realizado en los últimos diez años. Pensamos que es muy importante que México retome esa posición de líder ante los países de Latinoamérica y colabore en reducir la asimetría norte-sur de desarrollo científico y tecnológico.

*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC)
*Investigador de la Universidad Politécnica de San Luis Potosí

consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx

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