La Jornada
4 de agosto de 2009
Emir Olivares Alonso
El titular del consejo tiene la responsabilidad de convencer a la SHCP y al Ejecutivo, dicen
Exponen expertos el problema de la concentración de investigadores nacionales en pocos estados del país y en un número pequeño de instituciones, así como la escasez de plazas para nuevos especialistas
Juan Carlos Romero Hicks, director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), tiene la responsabilidad de convencer a la Secretaría de Hacienda y al titular de Ejecutivo Federal «de la imperiosa necesidad de rescatar a las ciencias básica y aplicada» con el propósito de que se equiparen los presupuestos que se asignan a éstas con los que se destinan para el desarrollo tecnológico y la innovación, aseguró Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La semana pasada el director de Conacyt se reunió con destacados científicos, entre ellos algunos que han sido severos críticos de su gestión, como Ruiz; Octavio Paredes, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), así como Rafael Loyola y René Drucker, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la finalidad de analizar la problemática actual de la ciencia en el país.
En ese contexto, la presidenta de la AMC sostuvo que sin el apoyo a la ciencia básica México no generará conocimiento que pueda ser aplicado y patentado, por lo que no habría innovación. “Sin desarrollo tecnológico de base científica no se mejorará la competitividad del país, no habrá recursos para desarrollo social, salud, educación, creación de empleos y, por supuesto, menos para la ciencia”.
En entrevista, hizo hicanpié en las disparidades al respecto, pues para este año se otorgaron alrededor de 3 mil millones de pesos de presupuesto directo al desarrollo tecnológico, en tanto que para proyectos de investigación básica sólo se aprobaron 750 mil pesos.
Calificó la reunión entre Romero Hicks y la comunidad científica como “muy importante. Esa es la manera de trabajar, el Conacyt debe escuchar de forma directa a los investigadores. Reconozco la disposición del director (del organismo) para llegar a acuerdos con nosotros, mismos que estaremos pendientes a que se cumplan”.
Como René Drucker reveló la semana pasada a La Jornada, dos de los puntos que se abordaron en el encuentro fueron el problema de la concentración de investigadores nacionales en pocos estados de la República y en un número pequeño de instituciones, así como la escasez de plazas para los nuevos cuadros de científicos.
La presidenta de la AMC agregó que se discutió además sobre los problemas del posgrado y algunas formas de corregirlos. “Coincidimos en que hay avances importantes en esta materia, pero aún hay fallas como la concentración de los programas de alta calidad en pocas entidades, los montos y números de las becas y los criterios de evaluación de los programas”.
Dijo que Rafael Loyola insistió en que todas las disciplinas del conocimiento deben ser apoyadas por igual, por lo que tanto el posgrado como la investigación en ciencias sociales y humanidades no deben ser descuidadas por el Conacyt.
En torno de la creación de nuevas plazas para científicos se indicó que aun cuando las universidades y centros públicos de investigación abren cada año lugares, éstos resultan insuficientes, además de que el sector privado “no reconoce la importancia y el beneficio que significa contratar especialistas de alto nivel como son los doctores”.
Octavio Paredes y Rosaura Ruiz subrayaron en la reunión que la mayoría de las universidades públicas de México “no logran despegar” en la investigación debido a la ausencia de apoyo económico. “El problema más grave es la falta de inversión: la gestión puede y debe mejorarse, pero sin recursos no se pueden crear plazas ni nuevas instituciones y tampoco pueden consolidarse las que hacen grandes esfuerzos, entre ellas las más desarrolladas como la UNAM, el IPN y el Cinvestav”.