El Siglo de Torreón
3 de agosto de 2008
Agencia Reforma
Los datos inéditos se podrán aplicar en la industria petrolera, pesquera y turística.
México, DF.- Pese a que más de la mitad del territorio nacional es mar, la oceanografía detallada del país está rezagada. Poco se conoce sobre las corrientes que dominan el Golfo profundo de México o el oleaje que afecta las embarcaciones y las actividades petroleras, pese a que ésta es la industria más importante del país.
Gran parte de la actividad de Pemex Exploración y Producción (PEP) para las siguientes décadas se concentrará en aguas profundas, por lo que la paraestatal decidió contratar desde 2007 al Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) para que encabece las mediciones estratégicas en el Golfo de México.
“El rezago actual impacta no sólo la actividad petrolera, sino el manejo de los recursos naturales, la prevención de desastres, la navegación, la pesca y el turismo”, explicó Julio Sheinbaum, encargado de la modelación numérica de corrientes, cambios de temperatura, oleaje y nivel del mar en este proyecto.
En contraste, aseguran los investigadores del CICESE, los beneficios son cuantiosos.
“Al mismo tiempo que estamos resolviéndole los problemas oceanográficos a Pemex aprovechamos para lograr una descripción del Golfo de México que se debió haber hecho hace mucho tiempo.
“Esperamos que tenga un impacto más allá de resolver los problemas operativos. Le vamos a dar un valor agregado al país: formación de estudiantes, descripción de la zona, y la información se queda aquí. Ojalá lo que hagamos contribuya a que las decisiones que se tomen sean las más adecuadas”, dijo Antonio Badán, coordinador del proyecto.
Con un presupuesto acumulado de 195 millones de pesos, el “Proyecto Integral de Mediciones Oceanográficas”, sin antecedentes en México, tendrá una duración de seis años.
Para finales de 2008, los investigadores terminarán la instalación de la mayor parte de los instrumentos de medición en zonas elegidas del golfo profundo. Entre 2009 y 2013, se concentrarán en mantener la instrumentación y analizar los datos obtenidos.
Badán, quien forma parte del grupo Canek, -que durante más de 10 años ha hecho estudios de correntometría profunda en el mar Caribe, el estrecho de Yucatán y el Golfo de México-, explica por qué es importante saber lo que ocurre a más de 500 metros.
“Desde el punto de vista operativo (en extracción del petróleo), hay una diferencia: en aguas someras, las plataformas están apoyadas en el fondo. Excepto por el hecho de que hay agua y no pueden llegar al cabezal del pozo, es como una operación en fondo. En agua profunda no pueden apoyar, las estructuras están flotando, por lo que hay que anclarlas o tener posicionamiento dinámico”.
Mientras que en aguas someras los movimientos de circulación oceánica son horizontales, a mayor profundidad son verticales. En particular, en el Golfo de México son constantes los grandes remolinos, que fácilmente pueden ‘torcer’ los cables de una plataforma sometida a una columna de agua de hasta 4 kilómetros de altura.
El viento superficial, las corrientes profundas y el oleaje afectan directamente el funcionamiento de la plataforma. Por tanto, cuanto más conozcan los operadores de ésta la frecuencia, intensidad y efectos de estos fenómenos, con mayor precisión sabrán si se aproximan grandes olas, intensos vientos o corrientes que pongan en peligro a la tripulación.
Estas mediciones son tan importantes, agregan los investigadores del CICESE, que sin ellas es imposible pensar en el diseño seguro de una plataforma petrolera. Al minimizar los riesgos en la operación, el costo del seguros de estas infraestructuras disminuyen considerablemente.
“Tenemos que conocer esta oceanografía para dar la posibilidad para que en el momento en que se decida abordar esto podamos responder con las observaciones oceanográficas necesarias para que esta actividad pueda desarrollarse”, aseguró Sheinbaum, en la presentación del proyecto durante el Primer Foro sobre Energía organizado por la Academia Mexicana de Ciencias en junio.
“El objetivo es lograr en cuatro o cinco años una descripción general de la oceanografía del Golfo de México. Esto tiene implicaciones tremendas no sólo para Pemex. También tendrá aplicaciones en prevención de desastres, de contaminación, pesquerías, papel del Golfo sobre el clima, agua dulce que descargan los ríos, planeación correcta de los desarrollos costeros, entre otros”, aseguró Badán.
En el proyecto participan, además del CICESE, las universidades de Guadalajara, Colima, Sonora, la Autónoma de Nuevo León, De las Américas, el Instituto Politécnico Nacional, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores del Monterrey, el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica y la Corporación para el Desarrollo de Internet.
Computación de primer mundo
La segunda fase del proyecto CICESE-PEMEX incluyó la integración de un cluster (enjambre) de cómputo para modelar numéricamente la circulación de corrientes en el Golfo de México, según informó el centro de investigación.
De acuerdo con su director, Federico Graef, este cluster, que ya está en su fase de pruebas iniciales, coloca al CICESE entre las tres instituciones del país con mayor capacidad de cómputo.
“(Esto) nos permite generar series de datos, campos simulados y enlazar el cluster con una supercomputadora de la UNAM, de UCLA, del MIT o en París, hacer parte del procesado en aquellas máquinas y aplicar finalmente el resultado aquí. Este es el efecto multiplicativo, que es muy superior a la simple capacidad de cómputo local”, señaló en el comunicado Antonio Badán.