La Crónica de Hoy
11 de enero de 2015
Isaac Torres Cruz
Academia
La enfermedad de Chagas es causada por la picadura de insectos hematófagos (como las chinches) infectados con el Trypanosoma cruzi, un parásito intracelular que en la fase crónica del padecimiento en humanos puede producir daños en el aparato digestivo, insuficiencia cardiaca e incluso la muerte. Considerado como un “padecimiento de pobres”, la enfermedad constituye un severo problema de salud en áreas rurales de México y Sudamérica.
Fue descrita en México en 1940 y se encuentra ampliamente distribuida en nuestro país debido a que los vectores hematófagos de la familia Reduvidaee, como la chinche besucona, se hallan en dos terceras parte del territorio nacional, y se ubican entre 0 y 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar.
“El problema es que tenemos varios vectores perfectamente establecidos a lo largo del territorio nacional, por lo que es importante implementar estrategias de control y erradicación del vector para prevenir la enfermedad y cortar el ciclo de transmisión”, señala la doctora Matilde Jiménez Coello, del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
La científica dice que muchas veces la enfermedad puede parecer silenciosa: “Puedes tener algunos síntomas incipientes en el primer mes o pueden pasar meses o décadas sin que tengas ninguno. Entonces, incidentalmente te dan el diagnóstico o ya hasta que se encuentra en estado avanzado. Por ello es un mal silencioso cuya principal herramienta para combatirlo es la educación e identificar la presencia del vector y así entre todos tratar de implementar medidas de control y erradicación”.
Matilde Jiménez es originaria de Chiapas, pero fue al estado de Yucatán, donde tuvo oportunidad de integrarse a un equipo de trabajo de investigación y realizar en la UADY estudios en la determinación de biomarcadores, tanto de inflamación como de estrés oxidativo, además de marcadores cardiacos en pacientes seropositivos a la enfermedad de Chagas.
“Tenemos muchas limitaciones en México y otros países porque es un parásito bastante complejo”, por lo que refiere que su grupo de investigación trata de contribuir con estudios epidemiológicos o mejorando las técnicas diagnósticas tanto en personas como en los animales con los que conviven de manera cercana, además de algunas otras colaboraciones para atacar la falta de diagnóstico en estas etapas asintomáticas, y hallar “una lucecita para saber si desarrollan alguna afección de tipo cariaco”.
De acuerdo con la científica, es muy relevante la identificación de biomarcadores ya que al establecerse su asociación con esta patología podrán ser utilizados para una valoración clínica que permita establecer mayor información para la su diagnóstico en pacientes infectados, así como monitorear estos biomarcadores durante y después de un periodo de tratamiento.
AVANCES. En Yucatán, indica la especialista, han realizado pruebas de caracterización in vivo de T. cruzi, tras lo cual han demostrado una migración significativa hacia el tejido del corazón, por lo que los pacientes infectados en esta entidad tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedad cardíaca.
Junto con el cuerpo académico de la universidad y la doctora Nisha Garg, de la Universidad de Texas Medical Branch, los investigadores trabajan en la identificación de posibles biomarcadores tanto de inflamación, como de estrés oxidativo, así como también de marcadores cardiacos en pacientes seropositivos a la enfermedad de Chagas, que puedan ser diferenciales de los individuos sanos o afectados por otras patologías.
Es relevante desarrollar estrategias que permitan identificar a estos biomarcadores, agrega, para poder monitorear el desarrollo de lesión cardiaca en pacientes seropositivos, para que con ello se puedan establecer estrategias terapéuticas orientadas a aminorar el daño ocasionado en los pacientes por el desarrollo de miocarditis, que es la lesión recurrente ocasionada por las cepas presentes en México.
El objetivo final del grupo de investigación es demostrar la presencia de estos biomarcadores en pacientes chagásicos en la región y saber en qué concentraciones se encuentran dependiendo de la etapa de la enfermedad, para generar información útil para el médico, pero sobre todo para el paciente. “Ahí estamos, picando piedra”.
Debido a la importancia de su investigación, Jiménez Coello fue una de las ganadoras de las Becas para Mujeres en la Ciencia L´Oréal-Unesco-AMC 2014. Importante galardón para la joven científica quien refiere que el camino de la ciencia, “y a veces más para las mujeres, es un camino solitario y difícil porque siempre hay que combinarlo con la familia, vida personal y otros componentes, cuando el laboratorio ya es demandante”.
Pero lo que siempre la ha movido y motivado –dice— es, tras apuntar el problema, proponer y tratar de demostrar cuáles son las posibles soluciones. “En México tenemos muchas otras enfermedades, por eso Chagas no es una prioridad, pero nosotros estamos aquí buscando soluciones porque es una enfermedad importante”.