Hacia la educación del futuro

La Crónica de Hoy
9 de mayo de 2011
Emilio Zebadúa

¿Es posible que el país abandone los lugares que nos sitúan a nivel educativo con naciones como Camerún, Congo, Sudán, Kenia o Pakistán? Antes que pensar en una posible respuesta, más aún, cabe preguntarse: ¿en qué momento, o mejor dicho, bajo qué circunstancias el Estado mexicano dejó fuera de sus políticas públicas los objetivos estratégicos para elevar la calidad de la educación?

Las anteriores, son solo algunas de las interrogantes que gravitan entre los actores que participan en el proceso educativo del país. En este contexto, el magisterio nacional acaba de lanzar la convocatoria nacional entorno a su V Congreso Nacional de Educación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el cual parte de un mandato estatutario y no de una acción voluntarista.

Lo ha hecho desde hace más de una década: convocar a todos los sectores (padres de familia, académicos, investigadores, organizaciones civiles, autoridades educativas en los tres niveles de gobierno) para discutir, hacer un balance y una reflexión sobre los pasos, avances, retrocesos, logros y resultados, que arroja el Estado mexicano en materia educativa.

Avances, retroceso y omisiones

Los resultados obtenidos en la última década, son disímbolos. Hay avances, pero también espacios en donde no se ha podido transitar hacia un sistema educativo con igualdad de oportunidades. Y eso implica la necesidad que emprender un cambio del sistema educativo, el cual tiene grandes desafíos. Se ha alcanzado la universalización de la escuela primaria, pero en el tránsito hacia la secundaria, hay grandes problemas (sobre los cuales se reflexionará en estos foros), como la deserción escolar, o bien, la falta de cobertura en la educación media y superior, para absorber la matrícula estudiantil.

¿Qué se necesita para mejorar la función de los maestros para elevar la calidad de la educación? Es muy simple, pero a la vez muy complejo: hay un compromiso de los maestros con la sociedad y del Estado mexicano para que los docentes puedan estar acordes a las demandas y a las nuevas condiciones de enseñanza del siglo XXI.

¿Cómo están los maestros que se formaron en el siglo XX y hoy en día de cara al XXI? Estas preguntas forman parte de las temáticas que se abordarán en el V Congreso Nacional del SNTE. Desde luego, la temática se ensambla sobre una exigencia social porque se eleve la calidad de la educación. Y desde la descentralización de la educación en 1992, cuando se transfirieron los servicios educativos a las entidades federativas, el magisterio ha establecido la necesidad de que instrumente una política de Estado, fuera de cualquier carácter partidista.

Redimensionar el entorno educativo

Si los maestros tienen que actualizarse en el sentido de que ellos han dejado de ser los transmisores de información, entonces la tarea del Estado es promover su capacitación. ¿Cuál es la ruta a seguir para los docentes? Las maestras y los maestros demandan su actualización. El Acuerdo por la Calidad de la Educación (ACE), signado en 2008, en gran medida cristalizaba parte de esos objetivos y la disposición de magisterio para que así fuera. Pero los mecanismos burocrático-administrativos a nivel federal y estatal, terminaron por dejar este acuerdo educativo fuera de ruta.

Se puede decir que ni bajo las administraciones priistas, y posteriormente, en el esquema de la alternancia política en la última década, la agenda educativa no ha sido entendida como el motor impulsor, o mejor dicho, el centro de gravedad para el desarrollo del país. El magisterio, nuevamente, abre las puertas para el análisis público, para hacer un balance de lo que ha sido la estrategia gubernamental en las últimas décadas, más aún, con la participación amplia, plural, incluyente de todas las voces implicadas en el proceso educativo, contar con una ruta y dirección de cara al 2012.

ALREDEDOR DEL PAÍS

Desempleo en el campo de la ciencia y la tecnología.—Como bien lo ha señalado el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Arturo Menchaca Rocha, la deficiente cobertura educativa a partir del bachillerato, a nivel nacional, y la falta de empleo para nuestros jóvenes con doctorado, es una grave problema. Y es que hace varias semanas se dijo que los Centros Nacionales de Investigación a cargo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) habían contratado un investigador joven cada cuatro días desde 2006, es decir, menos de 100 investigadores por año contratados por ese sector, cuando tan sólo el año pasado se doctoraron tres mil jóvenes.

“Ofrecer lugar a tan solo tres de cada 100 doctorados en el sector público es muy parecido a un congelamiento de plaza”, enfatizó. Y como bien sabemos, ante la falta de inversión del Estado mexicano y la puesta en marcha de una política de cancelación de plazas en los institutos de investigación federales, aplicada desde el gobierno de Vicente Fox y retomada por la actual administración, lamentablemente el desarrollo tanto de la ciencia como de la innovación tecnológica en México, se encuentra más que rezagado.

México una década para disminuir la desigualdad.—El reporte de la OCDE “Abordando la desigualdad”, establece que México acumuló una década (2000-2010) en mejorar la distribución del ingreso. De hecho, en el transcurso de los último seis años se acentuó la brecha social en cuanto a la repartición de la riqueza generada en el país. Si nos comparamos a nivel regional con todos los países con economías y niveles de desarrollo similares, los reportes internacionales, en este caso del Banco Mundial, señalan que una décima parte de los mexicanos que se encuentra en la punta de la pirámide del ingreso concentra 41.4 por ciento de la riqueza generada anualmente en el país, es equiparable a la registrada en 2000.

emilio.zebadua@hotmail.com


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