Hace 40 años, Guillermo Haro ya planteaba la transferencia tecnológica desde la ciencia

La Crónica de Hoy
3 de marzo de 2013
Reyna Paz Avendaño

La creación de instituciones productoras de ciencia en México como el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), fueron forjadas por Guillermo Haro con una visión descentralizada y social de la transferencia tecnológica, señaló Alberto Carramiñana, director del INAOE, durante el homenaje a Guillermo Haro, celebrado ayer en la Galería de Rectores de la XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

“Guillermo Haro tenía una gran preocupación por el impacto de la ciencia que se hacía en México pues planteaba que si alguien iba a desarrollar ciencia básica tenía que ser relevante. Entonces buscó que su astronomía fuera de calidad, y al lograrlo no estuvo satisfecho porque a pesar de su fama internacional tras obtener la medalla Lomonosov de la Unión Soviética, transformó el Observatorio de Tonantzintla en INAOE, es decir, en un instituto con aplicaciones dentro de la sociedad”, expresó Alberto Carramiñana.

Durante el homenaje con motivo del centenario del nacimiento del astrónomo mexicano más importante, el director del INAOE señaló que desde hace 40 años, Guillermo Haro dio los primeros tintes de lo que hoy conocemos como la transferencia tecnológica, un discurso que aún la comunidad científica no logra dominar y aplicar.

En ese sentido, William Lee, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, señaló que a cien años de distancia, los trabajos de Haro no solamente han dado aportaciones a nivel experimental de la astronomía, sino que han sido la base de la descentralización de la ciencia en México.

“Fue el primero que buscó desarrollar infraestructura científica para que la astronomía creciera en todo el país y no sólo en la ciudad, de ahí que creara diversos centros científicos. Empezó con el Observatorio Nacional, después lo convirtió en el Instituto de Astronomía de la UNAM y luego creó el Observatorio de Tonantzintla que años más tarde sería el INAOE”, detalló.

También, dijo, Haro fue impulsor de que la astronomía fuera reconocida en el mundo ya que “hizo que los investigadores salieran de México y tuvieran una formación y enseñanza fuera del país, y que al volver implementaran sus conocimientos, método que hasta la fecha usamos y que le ha dado a la astronomía mexicana una trascendencia internacional.

DISCURSO. En el evento también estuvo presente José Franco, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien reconoció que gracias a la preocupación de Guillermo Haro por integrar todas las disciplinas en un espacio físico, la asociación que preside existe. “A parte de ser un gran astrónomo, fue un gran político que tuvo la visión de juntar a todos los científicos activos para que pudieran, entre ellos, conocer sus trabajos y avances de investigación”, comentó el también astrónomo.

El problema actual de México en astronomía, añadió, es que el número de investigadores aún es pequeño en comparación con otras disciplinas, “tenemos gente de calidad mundial pero no logramos ser competitivos, lo que falta es aumentar el número de investigadores y que haya más inversión e infraestructura”.

Consideró que se está solidificando la ciencia como tema de interés nacional, “estamos pasando de un discurso a una serie de acciones y la primera, un aumento al presupuesto, ya está hecha. Vamos a ver cómo se refleja esto en proyectos de largo aliento y crecimiento de todo el sistema de ciencia, tecnología e innovación, mejora de la educación superior y de la infraestructura en el país”, dijo.

En su opinión, para elevar la aplicación de la ciencia se requiere que el presupuesto no vuelva a ser raquítico, como ha sido en los últimos 30 años. “El segundo punto es incentivar la inversión privada para el desarrollo de tecnología e innovación, los capitales de emprendedores nacionales tienen que invertir en México y en esquemas de competitividad con un alto valor agregado por el conocimiento; se necesita vincular al sector académico con el sector productivo y para que esto se logre se requieren políticas públicas que lo permitan”.

Finalmente José Franco consideró que es necesario que el sector productivo absorba científicos más allá de los niveles técnicos y de licenciatura, “requieren personas con maestría y doctorado, capaces de generar conocimiento y aplicación muy adecuada de todo el conocimiento”, concluyó.

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