Milenio Diario
6 de diciembre de 2008
Redacción
«No hay congruencia entre el discurso y el presupuesto», afirman
Pese a que el discurso oficial atribuye a la ciencia y la tecnología un valor estratégico para el desarrollo del país, este concepto no se ha traducido en apoyo presupuestal, pues de 2008 a 2009 el presupuesto oficial para el sector pasará de 0.34 a 0.33% del producto interno bruto.
Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que «no hay congruencia entre el discurso y el presupuesto».
Aunque el presidente Felipe Calderón ha expresado que el país dará todo su apoyo a la ciencia, en los hechos el presupuesto en términos reales cayó una centésima de punto porcentual.
«Así no negaremos nunca al uno por ciento del PIB, como establece la ley», comentó.
Ruiz Gutiérrez consideró que el gasto aprobado por el Congreso evidencia que en México no hay interés porque la ciencia se desarrolle, a pesar de que el país cuenta con una comunidad científica talentosa.
Recordó que el pasado 8 de septiembre la academia presentó una propuesta técnica estableciendo el mecanismo para cerrar el sexenio con la inversión que marca la ley.
Para lograrlo, habría sido necesario asignar a ciencia y tecnología 57 mil 767 millones de pesos para el ejercicio 2009, es decir, 0.55 por ciento del PIB. Pero en los hechos sólo se asignaron recursos por 43 mil 529 millones de pesos.
El incremento absoluto que acordó este año el Poder Legislativo para ejercer en 2009 fue de sólo 71 millones de pesos, de modo que la propuesta del Ejecutivo pasó, sin cambios.
Estados Unidos produce 38 por ciento de la ciencia mundial; Europa produce otro tanto.
¿Y México? Ruiz Gutiérrez cifró esta producción en 0.7 por ciento, y dijo que es en épocas de crisis donde debería darse más impulso a la ciencia y la tecnología, justamente para evitar que la economía se estanque más.
Si el Gobierno federal adoptara la estrategia de aumentar de manera sostenida el gasto público en ciencia y tecnología, algo que llevaría a invertir 105 mil 243 millones de pesos en 2012, pronto se descubriría que se trata de una inversión y que resulta autofinanciable, aunque ciertamente requiere de un impulso inicial.
El desarrollo de las capacidades científicas tiene efectos multiplicadores que tienen impactos positivos y deseables, como incrementos en la productividad, la competitividad, la producción, el empleo y los ingresos.