Evolución

El Universal
1 de diciembre de 2008
Rosaura Ruiz

El creacionismo

En los grupos afines, a últimas fechas, se propugna por una postura supuestamente neutral

Pese a que la evolución es un hecho indiscutible y existen numerosas evidencias que lo apoyan, hay ideas que buscan contraponerse, argumentando que las explicaciones evolutivas, es decir, las explicaciones científicas, van en contra de las creencias religiosas que afirman que el ser humano es lo más sagrado de la existencia.

Algunas de las críticas más notables vienen de lo que se ha dado en conocer como creacionismo, concepto que en los Estados Unidos está tradicionalmente asociado a la creencia de que Dios creó el Universo, la Tierra, la vida y la humanidad, de acuerdo al relato bíblico del Génesis. Ahora bien, hablar de creacionismo es hablar de un gran conjunto de interpretaciones, pese a estar todas fundadas en la misma lectura.

El movimiento creacionista moderno tiene sus orígenes en el llamado “juicio del mono” o “juicio Scopes”, sucedido en 1925 en el pequeño pueblo de Dayton, Tennessee, en el que se juzgó al maestro de escuela John T. Scopes por haber transgredido la ley estatal que prohibía explícitamente la enseñanza de cualquier teoría que pusiera en duda el origen divino del ser humano. A partir de ahí se han sobrevenido numerosos juicios y problemas legales cuyo objetivo ha sido discutir la validez científica de las evidencias que apoyan la teoría evolutiva. Vale la pena subrayar que tales evidencias son sólidas e inapelables (el registro fósil, el código genético, entre otros) y las supuestas dudas que se han dado en torno a ellas suelen ser argumentos semánticos mal sustentados o, en el mejor de los casos, una muy mala interpretación de lo que es la ciencia. Entre los grupos afines al creacionismo, a últimas fechas, se propugna por una postura supuestamente neutral, arguyendo que, con base en un argumento de paridad, deberían enseñarse por igual la explicación evolucionista y la visión creacionista. Esta posición se fundamenta, en buena medida, en interpretaciones fallidas, en las que el desconocimiento de los sectores más radicales alimenta esta supuesta pugna, e impide ver que ambas posturas tienen su razón de ser dentro de ámbitos concretos y distintos: ciencia y fe; que, como dijera Stephen Jay Gould, científico evolucionista y divulgador, son magisterios con métodos y objetivos diferentes.

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