Estación Sufragio

Ecos de la Costa
18 de marzo de 2010
Adalberto Carvajal

BOJALIL REGRESA A CASA:

El doctor Luis Felipe Bojalil Jaber trabajó en la Universidad de Colima de 1982 a 1989 (aunque siguió vinculado a la institución todavía una década después), y durante todos esos años no percibió sueldo. El licenciado Humberto Silva Ochoa recuerda que el último día de su gestión como rector, el reconocido científico que había logrado establecer los posgrados (maestría y doctorado) en ciencias agropecuarias y creado el centro de investigaciones más completo en el país en la formación de especialistas en trópico seco, todo ello en las instalaciones del Campus Tecomán, se presentó en su despacho con todos los cheques recibidos hasta entonces… sin cobrar.

Era su deseo, dijo el doctor Bojalil, que el importe de esos cheques se usara para establecer un fideicomiso con el cual subvencionar la formación de nuevos investigadores del área agropecuaria en la Universidad de Colima. Ya en la administración rectoral de Fernando Moreno, el sueldo nunca cobrado por el científico, sirvió para apoyar la estancia de egresados de nuestra casa de estudios en otras instituciones del país o el extranjero. Pero por diversas causas la UdeC ya no protocolizó el Fondo “Luis Felipe Bojalil”, como sí se hizo en su oportunidad con el fideicomiso establecido en honor al emérito fisiólogo Ramón Álvarez-Buylla.

A partir de hoy, Luis Felipe Bojalil estará en Colima para tener una serie de reuniones con quienes fueron sus discípulos. El viernes, el hoy director del Programa de Superación Académica de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco dictará una conferencia en el Auditorio de la Presidencia Municipal de Colima, a las seis de la tarde.

Es considerado el pionero de la investigación sobre tuberculosis. Y en su destacada trayectoria profesional (que lo llevó a ser nombrado Maestro Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias), figura su gestión como rector de la UAM-Xochimilco, amén de haber sido fundador de los laboratorios de investigación médica en la UNAM.

El viernes 12 de marzo de 2004, en el periódico La Crónica de Hoy, la reportera Leticia Robles de la Rosa publicó en la sección Academia una entrevista con Luis Felipe Bojalil-Jaber, a quien definió como un mexicano marcado por la herencia de Luis Pasteur.

“Fue un joven diferente a los demás porque su vocación por la salud humana lo llevó a interesarse por lecturas sobre los avances de la microbiología, los aportes de Luis Pasteur y el trabajo que sobre el tema tenían los franceses y los alemanes desde muy temprana edad”.

Ese día, Bojalil, “uno de los primeros mexicanos en desarrollar investigaciones sobre tuberculosis en el país”, cumplía 79 años, “la gran mayoría de ellos dedicados a la ciencia y la educación nacionales”.

Y “después de tantos años dedicados a la generación y transmisión de nuevos conocimientos, está convencido de haber tomado la mejor elección de su vida, pues sus aportes han sido considerados como fundamentales, para el desarrollo de la investigación biológica.

‘Me siento muy satisfecho. Comprobar que el trabajo que uno hace ha servido para mejorar la calidad de la vida humana, es algo que llena mucho de orgullo, pero también me siento muy honrado de convivir todos los días con tantos jóvenes, con quienes he compartido estos conocimientos. Creo que la relación con los jóvenes me permite mantenerme tan entusiasmado, como el primer día que comencé este camino’”.

Bojalil-Jaber lamentó en la entrevista que los jóvenes no tengan la información adecuada para emprender el camino de la ciencia, pues se han dejado rebasar por los mitos que rodean a la imagen de los científicos, “que por supuesto están muy lejos de la realidad”.

De acuerdo a la semblanza, “los resultados de su primer trabajo de investigación sobre tuberculosis, que desarrolló en una clínica del Seguro Social en la colonia Del Valle, merecieron el reconocimiento de un hombre como Daniel Cossío Villegas.

“Contratado por la UNAM, Luis Felipe Bojalil, comenzó a trabajar en el Hospital General, donde integró el Departamento de Patología y una parte del de Microbiología, pero como todavía se necesitaba más tiempo para terminar el edificio, recibió el encargo de desarrollar el laboratorio de tuberculosis para este hospital.

“En la Unidad de Patología laboré 10 años y ahí desarrollé muchos trabajos sobre tuberculosis, que se publicaron en revistas médicas y científicas. Después, el nuevo director de la Facultad de Medicina, el doctor Donato Alarcón, me llamó para que instalara ahí el primer laboratorio de microbiología, pero mientras acababan el edificio recibí una beca de la Organización Mundial de la Salud, para trabajar en siete u ocho laboratorios de Estados Unidos”.

“Cuando regresé, el laboratorio ya estaba terminado y, salvo por algunas interrupciones originadas por mis viajes al extranjero, trabajé ahí 12 años, en los cuales daba clases, cursos especiales, conferencias y todas las actividades académicas que implica el trabajo de investigación; fue mi etapa más productiva”.

“En ese tiempo me llamaron para ayudar a construir una universidad, la UAM, pero no se imagine usted que cargando las lozas, no, sino para establecer la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, desde los programas de estudios y la selección del personal académico”.


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