El Golfo de California es «una presa enorme»: Silva Casarín

La Jornada
19 de junio de 2012
Redacción

Se requiere tecnología para aprovechar el potencial energético marino, destaca el experto

Una de las principales ventajas es que la energía se obtendría con un proceso limpio, pues no se producen emisiones ni se contamina el agua, señala el investigador de la UNAM y de la AMC

México tiene más de 11 mil kilómetros de litoral y un gran potencial para utilizar las energías marinas. “Tenemos una zona muy atractiva para el aprovechamiento de las mareas: la zona del Golfo de California o Mar de Cortés, en la parte más septentrional, donde se llegan a tener cerca de seis o siete metros de diferencia entre la pleamar (máxima marea) y la bajamar (mínima). Es como tener una presa enorme”, comentó el doctor Rodolfo Silva Casarín, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Sin embargo, el desarrollo tecnológico necesario para aprovechar ese potencial requiere de mucha investigación y enfoques multidisciplinarios. Debido a que el mar no se comporta de la misma manera en todas las regiones del planeta, la energía que genera no se puede aprovechar por medio de los mismos sistemas, precisó.

El especialista dijo que para cada caso es importante entender los fenómenos físicos y las formas de energía presentes en el mar: cuál es la altura de la ola y cuál es el periodo del oleaje; cuál es la diferencia entre la marea alta y la baja; cuáles son las características de las corrientes, o cuál es la diferencia de temperatura o de salinidad a diversas profundidades y distancias mar adentro.

Antes de instalar el equipo en el mar para tal fin, se evalúa si puede funcionar en condiciones reales y ante factores cambiantes, como los embates del viento, las tormentas o la corrosión. Además se estudia la eficiencia o capacidad del sistema para generar energía, si ésta se puede aprovechar directamente, almacenarse, y si es posible darle un segundo uso o incluso conectarla a la red nacional, señaló Silva Casarín.

Evaluación de prototipos

En el Laboratorio de Costas y Puertos del Instituto de Ingeniería se cuenta con un canal de oleaje de 37 metros, en el que se evalúan diferentes prototipos diseñados por empresas y equipos de investigación para transformar las energías del mar. En condiciones controladas se llevan a cabo cientos de pruebas, en las que se cambian variables como la posición del equipo o la altura de las olas. De esta forma se proponen mejoras a los sistemas para obtener mayores beneficios.

Explicó que quizás una de las principales ventajas de aprovechar la energía oceánica es que se hace con un proceso limpio, pues no se producen emisiones ni se contamina el agua; sin embargo, no necesariamente en todos los casos el procedimiento es ecológicamente sustentable. A muchos les preocupa el posible impacto ambiental sobre las cadenas alimentarias, el desplazamiento de las especies o que se afecte el transporte de nutrientes y sedimentos.
Además, indicó, muchos recursos humanos y económicos son necesarios para el desarrollo de estas tecnologías, con el fin de aumentar su uso en el futuro.

El doctor Silva Casarín señaló que actualmente “la energía que se obtiene del mar es más cara que la que proviene de los fósiles. Sin embargo, poco a poco empieza a ser más competitiva. Creo que falta cuando menos una década para empezar a hacer competitivas esas energías.”

Otro de los mayores obstáculos es la falta de sinergia entre los equipos de investigación y de desarrollo tecnológico. “En México hemos trabajado de manera muy aislada los especialistas en materiales, los expertos en estructuras, en mecánica y en elctricidad, la parte de desarrollo tecnológico y los que hacen ciencia básica.” También hacen falta expertos que analicen los desarrollos desde puntos de vista sociales, económicos, políticos y culturales, dijo el especialista de la UNAM.

Las energías del océano también se pueden aprovechar para el saneamiento de bahías, en la desalación de agua de mar o la protección de las costas. Ante el aumento del nivel del mar y la erosión de las playas, una de las propuestas del Laboratorio de Costas y Puertos consiste en adaptar las obras de protección, que se usan para disipar la energía de las olas, y aprovecharlas para generar electricidad y lograr mayores beneficios a las zonas costeras nacionales, dijo el investigador de la AMC.

Por otra parte, destacó, actualmente se desarrollan sistemas que acumulan la energía, al separar la molécula del agua dentro de celdas de hidrógeno, consideradas entre las principales fuentes energéticas del futuro. La tendencia apunta, además, hacia el desarrollo de tecnologías híbridas, en las que se aproveche la energía en todas sus manifestaciones, cuando haya oleaje, si varía el nivel del mar, si se forman corrientes o si hay diferencias térmicas; incluso se busca cómo aprovechar la energía eólica y la solar en una misma estructura instalada en el océano.

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